La periodista Luz Orihuela ha publicado el libro infantil ‘La pandilla Cola de Milano’ sobre un grupo de niños que lucha por defender el medio ambiente

Luz Orihuela: “El planeta es nuestra casa; me preocuparía que mis hijos pensasen que se la dejo sucia”

PHOTO: GUILLERMO LÓPEZ / ATALAYAR - Luz Orihuela, durante la presentación de su libro en el Centro Cultural-Librería Blanquerna

‘La pandilla Cola de Milano’ es un libro ilustrado que tiene como protagonistas a cuatro niños y un perro que se erigen en guardianes medioambientales de Verdeluz, el pueblo donde viven. A través de cuatro breves historias, Luz Orihuela busca transmitir al público infantil los valores de compromiso con la naturaleza y lucha contra el cambio climático.

La autora no es precisamente neófita en el trato con los más pequeños, pues dirige el programa ‘Andante con moto’ de Radio Nacional de España y ha escrito diversas adaptaciones de cuentos. Atalayar charla con ella y con José Luis García Rodríguez, ingeniero de montes de la Universidad Politécnica de Madrid que ha colaborado en el proyecto.

'La pandilla Cola de Milano' ha sido publicado en español y catalán por la editorial barcelonesa Somos Libros

Pregunta: Cuéntenos, ¿qué es la pandilla Cola de Milano?

Luz Orihuela: Pues son 4 niños, Maite, Valle, Pepe y Santi, y un perro que se llama Sol, pero es un milano más, un miembro más de la pandilla. Los niños están bastante motivados por la profesora del colegio, del Aula de Naturaleza. A raíz de que encuentran un milano muerto, empiezan a investigar, descubren un pequeño desastre medioambiental y se erigen en los guardianes de su pueblo, que se llama Verdeluz.

P.: ¿Qué hay de usted en estos niños?

L.O.: Pues hay bastante. ¡Y eso que yo soy de la generación del asfalto! Yo he vivido en ciudad, pero tengo mucho de Milano. Estos niños suelen reunirse en un viejo roble y yo, de pequeña, me reunía en un algarrobo. Siempre he ido de campamento en una pinada, o me he preocupado de coger piñas para la chimenea. De alguna forma, he revivido mi infancia. Yo creo que toda mi generación y, seguramente, gente más joven que yo se puede ver perfectamente reflejada en estos libros, porque los niños viven las aventuras que todos hemos querido vivir en contacto con la naturaleza. 

En su presentación, Luz Orihuela ha mostrado su intención de que el libro sirva como material didáctico en las escuelas

P.: Cuando lo leíamos, quizá por analogía, nos recordaba un poco a ‘Los Cinco’…

L.O.: Sí, yo devoraba ‘Los Cinco’ y ‘Los siete secretos’. Enid Blyton ha sido un referente de mi generación. Es normal que haya algo de eso; la literatura siempre bebe de la literatura. Yo estaría encantada si esto fuera el principio de una serie.

P.: ¿Es posible, entonces, que los volvamos a ver pronto a los Cola de Milano en las librerías?

L.O.: Pues, de momento, el libro está teniendo muy buena acogida. Yo espero que sí.

P.: ¿De dónde surge la idea de escribir este libro?

L.O.: Pues la idea surgió en la editorial [la barcelonesa Somos Libros]. Ellos tenían muy claro que querían publicar unos libros por el cambio. Ya tenían una serie de títulos sobre temas como el de los refugiados. El cambio climático era algo que les preocupaba mucho, como nos debe preocupar a todos, pese a los negacionistas. De alguna forma, ellos tenían la idea y yo tuve mucha suerte de poder sumarme a ella. Ha sido una aventura muy bonita.

Luz Orihuela describe como "una aventura muy bonita" el proceso de creación del libro

P.: ¿Ha encontrado alguna dificultad en el proceso de hacer el libro?

L.O.: No. Sin embargo, aunque sea un libro para niños, nos hemos documentado mucho. De hecho, hemos contado con el asesoramiento de José Luis, que es ingeniero de montes. Yo no paraba de consultar con él. En un momento dado, también eché mano de un amigo bombero, o de un ornitólogo para saber exactamente las aves de las que podía hablar y de las que no… 

P.: Como ingeniero, ¿cuál ha sido su contribución al proyecto?

José Luis García Rodríguez: Desde que me lo dijeron desde la editorial, yo he intentado asesorar en estos temas puntuales que surgen a lo largo de los cuatro capítulos. Eso sí, siempre entendiendo el público al que va dirigido el libro; estamos hablando de niños de 10 o 12 años. Claro, no se puede introducir términos demasiado técnicos, pero sí se debe hablar, por ejemplo, de grandes problemas como los incendios, la contaminación de los ríos, las inundaciones… Son temas que están todos los días en los telediarios y a los niños se les pueden quedar.

El ingeniero de montes José Luis García Rodríguez ha contribuido a la verosimilitud y la adecuación del libro

P.: Esa asistencia técnica es importante porque el libro debe ser, ante todo, verosímil, ¿verdad?

L.O.: Sí, el pueblo está ubicado en un sitio. Es un pueblo imaginario, pero está en la provincia de León. Entonces, había que ser muy respetuoso con eso. Aparte, a los niños no les puedes contar cualquier cosa porque se dan cuenta en seguida.

P.: ¿Cómo se cuenta una realidad tan compleja como el cambio climático a un niño?

L.O.: Solamente hay un camino y es el de la verdad. Hay que explicarles las cosas tal y como son, sin disfraces y sin ser crueles. A los niños, lo que les funciona la sinceridad y que vivan y vean las cosas. Tú no puedes inculcarle a un niño el amor por la naturaleza si tú no la amas. Si quieres que un niño se convenza de algo, convéncele con tu manera de funcionar, con tu manera de ser y con los mensajes que das. Yo creo que eso no es tan difícil. Puede ser más complicado adecuar el mensaje al formato, encontrar las palabras justas, no irte con palabras complicadas…

J.L.G.R.: Claro. Yo creo que Luz ha sabido conjugar, dentro de esa literatura tan cercana a los niños, términos como la cadena trófica, el metaldehído, nombres de árboles que pueden no sonar, nombres de pájaros… También hay términos y dichos populares del abuelo, que es un personaje muy interesante en el libro.

El Centro Cultural-Librería Blanquerna se llenó el día de la presentación

P.: Y, desde su punto de vista, ¿cómo baja al colegio un ingeniero acostumbrado a tratar en la universidad con estudiantes adultos? 

J.L.G.R.: Ha sido muy interesante. Yo tengo una conocida que es Eva, la hija de un gran amigo, y a ella, alguna vez que otra, yo le hacía preguntas: ‘¿A ti qué te parece? ¿Cómo ves esto?’. Ha sido una de las primeras que se ha leído el libro entero y le ha gustado mucho. Ella ha sabido leer entre líneas. Cuando un niño dice ‘me ha gustado mucho’, es que le ha llegado el mensaje. Y para mí eso es lo mejor que puede dejar un libro.

P.: Por suerte o por desgracia, el libro es muy oportuno, muy actual, ¿no?

L.O.: Sí, la verdad. Además, ha coincidido con la Cumbre del Clima aquí en Madrid. Nosotros no hemos hecho nada para provocarlo, ¿eh? Tenemos también el ejemplo de Greta Thunberg y todo lo que se está moviendo.

La obra de Orihuela no es autobiográfica, pero la autora sí admite sentirse reflejada en los protagonistas

P.: Es un libro hecho para adultos para niños, pero, como usted menciona, parece que sean los niños ahora los que están más concienciados. ¿Qué podemos aprender los adultos de los más pequeños?

L.O.: Muchas cosas. Yo siempre digo que me rodeo de jóvenes para ver si se me pega algo; llevo un programa de jóvenes en la radio y, además, he hecho bastantes adaptaciones de cuentos. A mí, los niños me han enseñado a ver las cosas de otra forma, y a ver que una misma cosa se puede explicar de muchas formas. Y eso creo que es muy importante, porque es el principio de la tolerancia, el entender que las cosas se puedan hacer de distinta manera y que no solo la tuya es la correcta. No sé, siempre he pensado en eso y en su entusiasmo, algo que siempre me han contagiado.

P.: Hay que concienciar a los más pequeños, pero también a los adultos, ¿no?

L.O.: Claro. Muchas veces, los adultos nos concienciamos a través de los niños. A mí, mi hijo me regaña si ve que no reciclo bien. O el otro día, por ejemplo, pedí una bolsa en el súper sin darme cuenta y casi me regaña. Es muy importante darles a ellos el protagonismo en su justa medida, porque de ellos depende también el futuro. De alguna forma, nos corresponsabilizamos, lo que no quiere decir que tú dejes de ser adulto.

Luz Orihuela, la periodista Belén Kayser y José Luis García Rodríguez conversan durante la presentación del libro

P.: ¿Se hacen los suficientes esfuerzos en las familias o las escuelas para concienciar a los niños en la lucha contra el cambio climático?

L.O.: Yo creo que las cosas han cambiado mucho. Afortunadamente, hoy en día, la comunidad educativa tiene muy claras una serie de directrices y los maestros están muy implicados. De hecho, a nosotros nos gustaría muchísimo que el libro fuera un instrumento para esa educación en los colegios, porque no solo puede tratar temas de naturaleza, sino también de lenguaje y de un montón de cosas. Todo lo que se haga es necesario y siempre se tiene que hacer más. Aún estamos a tiempo y es bueno hacer todo lo posible. Este es nuestro pequeño granito de arena.

J.L.G.R.: Sí, creo que tenemos que hacer una cadena de educación. No puede ser que hagamos solo proyectos puntuales. La educación ambiental tiene que prevalecer y ser permeable en el día a día a toda la sociedad. En este apartado, hemos avanzado muchísimo. Los que no han avanzado son ni Trump, ni Xi Jinping, ni Putin. Hay una cantidad enorme de intereses a nivel mundial. Verdaderamente, el problema del cambio climático está ahí. Todo lo demás, y siento decirlo, son pequeñas anécdotas frente a eso, que es lo que hay que parar. A ver si lo vamos haciendo.

P.: En definitiva, ese es el mensaje que quieren transmitir, ¿no?

L.O.: Sí, el mensaje de que el esfuerzo es necesario, de que estamos a tiempo, de que no podemos negar lo evidente y de que hay que cuidar el planeta. Es para nuestros hijos y para las generaciones futuras. A mí me preocuparía mucho que mis hijos piensen que les dejo la casa sucia. Porque, en definitiva, el planeta es nuestra casa.

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