El primer ministro de Israel reitera una de sus promesas electorales estrella, aunque no aporta datos sobre plazos

Netanyahu promete la anexión de todos los asentamientos judíos de Cisjordania

PHOTO/AMIR COHEN vía AP - El colegio de Elkana, escenario donde Netanyahu ha propuesto anexionar todos los asentamientos judíos de Cisjordania

La proximidad de las elecciones legislativas en Israel, las segundas en 2019, se deja sentir. Benjamin Netanyahu, actual primer ministro hebreo y candidato del Likud en los comicios, ha reafirmado su propósito de incorporar a territorio israelí los asentamientos de la Cisjordania ocupada. La propuesta ha levantado ampollas entre los líderes palestinos. Los poblados israelíes en la región son, de por sí, fuente constante de controversia a nivel internacional; una anexión dañaría de forma notable los consensos alcanzados tras los acuerdos de Oslo, que no reconocen la incorporación del territorio ocupado.

Netanyahu ha realizado la declaración en un acto para la apertura del curso escolar en un colegio de Elkana, asentamiento situado a 30 kilómetros al este de Tel Aviv. “Con la ayuda de Dios, extenderemos la soberanía judía a todos los asentamientos como parte de la tierra (bíblica) y el Estado de Israel”, han sido las palabras exactas del mandatario, citadas por Reuters. Netanyahu ya realizó esta promesa durante la campaña de las elecciones celebradas en abril. Como entonces, no ha precisado ninguna indicación sobre cuándo tiene pensado llevar a la práctica el plan. Unos 450.000 judíos viven en asentamientos en Cisjordania; los más grandes, Betar Illit y Modi’in Ilit, reúnen 60.000 y 75.000 habitantes, respectivamente.

En un discurso marcadamente político, Netanyahu ha justificado la presencia israelí en suelo palestino aludiendo a la seguridad nacional, como una forma de evitar ataques terroristas de Hamás y otras organizaciones. El jefe de Gobierno ha defendido sin complejos la aplicación de una política de defensa preventiva: “Se puede negociar con un enemigo que ha decidido dejar de ser tu enemigo; pero si alguien se levanta para matarte, levántate tú y mátalo primero”. Durante el mismo acto, el primer ministro ha calificado a los grupos insurgentes Hamás y Hizbulá de satélites del régimen iraní destinados a socavar la soberanía hebrea. Netanyahu ha advertido a los “enemigos de Israel” de que, si buscan la destrucción del país hebreo, pueden encontrar la suya propia. 

La reacción de las autoridades palestinas ha sido inmediata. Nabil Abu Rudeineh, ministro de Información y portavoz de la Presidencia de Mahmoud Abbas, ha manifestado, en declaraciones recogidas por Reuters, que el anuncio de Netanyahu es “un intento de crear un hecho consumado inaceptable que no llevará a la paz, ni a la seguridad, ni a la estabilidad”. Saeb Erekat, secretario general del Comité Ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), y Hanan Ashrawi, miembro de la institución, han requerido en un comunicado la intervención de actores internacionales para imponer sanciones a Israel: “La ilegalidad de los asentamientos israelíes y el estatus de Jerusalén como ciudad ocupada no tienen discusión en el derecho internacional”, reza el documento. La organización ha expresado su preocupación por el posible apoyo de la Casa Blanca a la medida de Netanyahu. De hecho, la Administración de Trump ya ha reconocido los Altos del Golán, conquistados en la guerra de los Seis Días, como territorio israelí.

Vista parcial del asentamiento israelí de Elkana (en primer plano) frente a la aldea de Saniriya, en el noroeste de Cisjordania (al fondo)

Menos diplomático se ha mostrado Hazem Qassim, uno de los portavoces de Hamás. Como recoge el diario hebreo The Times of Israel, el grupo terrorista, asentado con fuerza en la Franja de Gaza, ha amenazado con nuevos ataques y una campaña de resistencia violenta en Cisjordania. Más allá de los ataques del grupo, las relaciones de Tel Aviv con la Autoridad Nacional Palestina se han deteriorado desde que, a mediados de julio, se retomó el programa de demolición de construcciones civiles en Jerusalén Este. Precisamente, la promesa de Netanyahu ha coincidido con el derribo de una mezquita y una casa en el suburbio de Jabal Jouhar en Hebrón, al sur de Cisjordania.

Contexto electoral

El anuncio del primer ministro de Israel no es casual. El próximo martes 17 de septiembre, el país celebra sus segundas elecciones a la Knesset en menos de un año. Tras la votación del pasado abril, los resultados dejaron una cámara sumamente fragmentada. El líder del Likud, aunque ganó por la mínima a su rival Benny Gantz, no fue capaz de sumar apoyos estables para gobernar. 

En esta ocasión, Gantz no será la única amenaza para Netanyahu, que ya es el mandatario que más tiempo lleva a cargo del Ejecutivo de Israel en toda la historia del país. Además de la coalición centrista del exgeneral, los partidos de la extrema derecha, que concurrieron en abril por separado, se han agrupado en torno a la figura de la joven y carismática Ayelet Shaked, exministra de Justicia. Aunque no es previsible que su coalición Yemina pueda competir en pie de igualdad con Netanyahu, sí puede restarle votos y poder en el reparto de escaños.

Ayelet Shaked asiste al lanzamiento de la coalición Yemina, junto con el ministro de Transporte Bezalel Smotrich (centro) y el ministro de Educación Rafi Peretz (dcha.) en la ciudad israelí de Ramat Gan

Israel se encuentra en mitad de un nuevo episodio del conflicto latente con Hizbulá en la frontera de Líbano. Medios israelíes, como The Jerusalem Post y Haaretz, interpretan que el movimiento del veterano líder tiene una doble vertiente: hacia el exterior, busca remarcar la posición de fuerza de su país; en clave interna, se trata de atraer los votos de los indecisos más derechistas en unos comicios que se presumen reñidos.

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