Conversó telefónicamente con António Guterres, Benjamin Netanyahu, Mohamed bin Zayed al-Nahyan y Mohamed bin Salman bin Abdulaziz al-Saud sobre los recientes ataques en territorio iraquí

Pompeo dialoga con importantes líderes internacionales sobre la situación de Irak

photo_camera AFP/SAUL LOEB - El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo

Mike Pompeo, secretario de Estado de Estados Unidos, mantuvo conversaciones telefónicas con António Guterres, secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Benjamin Netanyahu, primer ministro en funciones de Israel, Mohamed bin Zayed al-Nahyan, príncipe heredero del emirato de Abu Dhabi, y Mohamed bin Salman bin Abdulaziz al-Saud, príncipe heredero de Arabia Saudí, para tratar la difícil situación que atraviesa Irak tras el ataque del domingo contra infraestructuras militares en Kirkuk de la coalición internacional que opera en el terreno contra el terrorismo yihadista, que dejaron un contratista estadounidense muerto, y la respuesta norteamericana con ataques aéreos a cinco instalaciones de la milicia chií Kata’ib Hizbulá (KH); y al hilo del complicado panorama sociopolítico que sufre la nación iraquí, sumida en masivas protestas populares contra la corrupción institucional, la falta de oportunidades, la crisis económica, la degradación de los servicios públicos y la injerencia externa de Estados Unidos y, sobre todo, de la República Islámica de Irán. 

La portavoz del Departamento de Estado Morgan Ortagus fue la encargada de hacer públicos estos diálogos a través de notas oficiales del organismo transmitiendo la principal idea de que la ofensiva norteamericana contra Kata’ib Hizbulá fue una maniobra defensiva ante la agresión sufrida. Una operativa de EEUU que fue condenada por las autoridades políticas y religiosas de Irak. 

Según lo expuesto por Ortagus, con Guterres se habló de los ataques “que llevaron a la trágica muerte de un ciudadano estadounidense y pusieron en peligro muchas otras vidas”. “El secretario general reiteró que las acciones defensivas de respuesta tomadas por Estados Unidos estuvieron dirigidas a disuadir a Irak", expresó la portavoz oficial sobre la operación de Washington contra elementos chiíes en el oeste del país, además de indicar que el contacto con el propio Guterres seguirá siendo intenso. 

El secretario general de la ONU, António Guterres

Por otro lado, el diálogo con Benjamin Netanyahu se basó en el análisis de “la amenaza que Irán representa para la región”. Según Pompeo, “Estados Unidos tomará medidas decisivas para defender a sus ciudadanos y sus intereses contra las amenazas iraníes".

En la jornada del lunes, Netanyahu señaló que conversó con Pompeo y que lo felicitó por “la importante acción de EEUU contra Irán y sus colaboradores regionales”.

El primer ministro en funciones de Israel, Benjamin Netanyahu

Mientras, el diplomático estadounidense expresó en su conversación con el príncipe heredero saudí que los ataques del régimen iraní que dañen a estadounidenses, sus intereses o aliados serán respondidos de forma "decisiva, como se demostró ayer", según expuso Ortagus.

Arabia Saudí es el gran aliado en Oriente Medio de Estados Unidos y el principal enemigo de Irán en la región; de hecho, los saudíes son los principales valedores de la rama suní del islam y los iraníes de la otra familia chií de la confesión religiosa. 

El príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman

En tanto que con el príncipe heredero del emirato de Abu Dhabi coincidió en que la acción estadounidense fue "defensiva, proporcionada y justificada", según otra de las notas de la portavoz.

De hecho, Emiratos Árabes Unidos (EAU) es uno de los países próximos a la alianza que forman Arabia Saudí y EEUU y defienden los mismos intereses frente al polo opuesto iraní. 

Mohamed bin Zayed al-Nahyan, príncipe heredero de Abu Dhabi y Vicecomandante Supremo de las Fuerzas Armadas de EAU

Irak ha vivido en las últimas horas una importante ofensiva contra instalaciones militares de la alianza que lucha contra el terrorismo en la zona, en concreto en Kirkuk, que dejaron un contratista civil norteamericano muerto y varios militares estadounidenses e iraquíes heridos, y la respuesta norteamericana con el bombardeo de posiciones de las milicias chiíes de Kata’ib Hizbulá en suelo iraquí. 

Una escalada de tensión que ha empeorado el escenario. Tras esta ofensiva americana cientos de allegados de las víctimas mortales del grupo chií intentaron asaltar la Embajada de EEUU en Bagdad tras estos ataques aéreos que dejaron 25 combatientes de la milicia muertos. 

Los afectados celebraron funerales por los fallecidos y posteriormente marcharon a la Zona Verde de Bagdad (área de máxima seguridad de la capital iraquí donde se alojan edificios institucionales y delegaciones de los principales países que tienen presencia allí) para alcanzar la sede diplomática norteamericana.

Según la agencia AP el asalto de la legación se produjo al grito de “¡abajo Estados Unidos!”. Los guardias de seguridad se resguardaron en el interior de las instalaciones mientras los manifestantes lanzaban botellas de agua y acababan con las cámaras de vigilancia del exterior. Estos últimos también colgaron banderas de Kata’ib Hizbulá en los propios muros de la Embajada estadounidense. Situación ante la cual las autoridades de EEUU ordenaron evacuar al personal diplomático. 

Manifestantes y milicianos se reúnen para condenar los ataques aéreos ante la Embajada de Estados Unidos en Bagdad, Irak, el 31 de diciembre de 2019

La ofensiva norteamericana contra cinco instalaciones armadas del grupo KH en Irak y áreas próximas a Siria fue justificado como respuesta al atentado sufrido el sábado por una base militar en el enclave iraquí de Kirkuk en el que falleció un contratista norteamericano. 

Las Fuerzas Armadas norteamericanas calificaron la ofensiva como “ataques defensivos” contra la milicia Kata’ib Hizbulá y sus infraestructuras destinadas a albergar “armas y centros de comando y control” para defenderse y responder del atentado perpetrado contra la instalación castrense de Kirkuk, según confirmó el propio Pentágono. 

"En respuesta a los ataques repetidos de Kata'ib Hizbulá sobre bases iraquíes que albergan a fuerzas de la coalición, Estados Unidos ha realizado ataques defensivos de precisión que degradarán su capacidad para futuros ataques a la coalición", señaló Jonathan Hoffman, portavoz del Pentágono, en una nota oficial. 

Mapa del centro de Bagdad donde se encuentra la Embajada de Estados Unidos

Este grupo chií está vinculado con Irán, país al que la población de Irak acusa de una grave intromisión en los asuntos internos para sacar beneficio propio en Oriente Medio. Una situación que es uno de los principales motivos de las protestas multitudinarias que se han llevado a cabo en las calles de las principales ciudades, incluida la capital Bagdad, y que han dejado ya más de 1.000 muertos y en torno a unos 20.000 heridos desde que estas últimas revueltas comenzasen el 1 de octubre contra esta intromisión persa y contra la complicada situación de la nación, sumida en un caos institucional de corrupción, graves problemas económicos y la falta absoluta de servicios básicos en muchas áreas del país. 

Además, el vacío de poder es importante en la nación tras las renuncias del ex primer ministro Adel Abdul-Mahdi y del expresidente Barham Saleh. Este último tuvo que renunciar a su cargo tras negarse a nombrar candidato para la sucesión de Abdul-Mahdi a Asaad al-Eidani, representante de la agrupación proiraní Binaa, integrada por la Alianza Fatah de Hadi al-Amir y la Coalición del Estado de Derecho del ex primer ministro Nouri al-Maliki. Saleh arguyó que no podía dar respaldo a alguien asociado a Irán cuando toda la población está denunciando la injerencia persa en los asuntos internos del país. 

De hecho, varias informaciones, como las de la agencia Reuters, han venido indicando que Irán mantiene milicias armadas en Bagdad de ataque contra las sucesivas manifestaciones antigubernamentales que se han ido sucediendo en los últimos meses. 

También es conocida la preminencia de personajes como Muqtada al-Sadr, clérigo chií vinculado estrechamente con el régimen de los ayatolás que también aboga internamente por la asociación con Irán y que posee una gran influencia sobre sectores clave de la población.

Por su parte, con la última ronda de contactos Estados Unidos ha justificado sus ataques contra intereses chiíes próximos a Irán como un acto defensivo por las agresiones sufridas y dentro de la estrategia de hacer frente a Irán, a quien se acusa de estar amenazando la seguridad en Oriente Medio con su actitud beligerante. El régimen persa ha sido señalado a lo largo de los últimos meses por estar detrás de incidentes relacionados con petroleros en aguas del Golfo y de ataques contra infraestructuras petrolíferas y aeroportuarias en Arabia Saudí (principal representante de la rama suní del islam, rival de la otra corriente chií, representada por Irán).

Cuestiones que han sido negadas por el propio Estado persa y que coinciden en el tiempo con el conflicto derivado de las sanciones políticas y económicas que le impuso EEUU por incumplimientos de términos del acuerdo nuclear suscrito en 2015 entre estos países y Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania para limitar el programa atómico iraní, el llamado Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA, por sus siglas en inglés); del cual se salió el Gobierno norteamericano de Donald Trump el año pasado para acabar decretando las medidas punitivas contra Irán, siendo las más relevantes las que afectaban al mercado de su petróleo, principal fuente de ingresos iraní.

Ante estas sanciones el presidente iraní Hasan Rohaní contestó hace unos meses anunciando que seguirían comerciando con su crudo y amenazando con bloquear el tránsito marítimo regional a través del estrecho de Ormuz, principal zona de paso del comercio petrolero mundial. 

La práctica totalidad de la comunidad árabe repudia el comportamiento de Irán. De hecho, en las pasadas Cumbres de La Meca, organizadas por el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) y la Liga Árabe y auspiciadas por Arabia Saudí, se acusó al régimen de los ayatolás de “amenazar la seguridad mundial”. De esta condena se desmarcó Qatar, país alineado ahora con la Administración iraní tras seguir sufriendo un bloqueo político y económico impuesto por el reino saudí, EAU, Bahréin y Egipto, quienes acusan a los qataríes de apoyar a grupos terroristas, como los Hermanos Musulmanes, y de intromisión en asuntos internos de otros Estados. 

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