Rusia bota su primer reactor nuclear flotante en el Ártico
Rusia ha dispuesto su primer reactor nuclear flotante, que se desplazará desde el puerto de Murmansk, al noroeste de Rusia, hasta la península de Chukotka, donde empezará a operar a pleno rendimiento en el próximo mes de diciembre. La agencia nuclear rusa Rosatom es la que ha desarrollado este elemento de ingeniería nuclear para poder mejorar el servicio energético en la región oriental ártica rusa.
El trayecto comprende 5.000 kilómetros, hasta la punta oriental de la costa ártica de la Federación Rusa, y constituye un auténtico hito al convertirse en la primera planta nuclear sobre el mar del país ruso. El diseño y construcción del reactor Akademik Lomonosov ha llevado diez años y su ruta comenzó en abril de 2018, cuando salió remolcado de San Petersburgo rumbo hacia el puerto de Murmansk; desde este punto se prevé un periplo hasta la región de Chukotka a través de la ruta marítima septentrional.
El navío que transportará la planta nuclear hasta la costa oriental ártica rusa tiene 140 metros de eslora y 40 de manga y puede alojar a 342 personas, 80 de ellas de forma permanente y el resto en turnos rotatorios de mes y medio. El equipamiento permite la vida en el mismo, ya que tiene incluso gimnasio, piscina y bar.
El logro de la ingeniería rusa es el primero de esta clase desde que, en los años 60 del siglo XX, Estados Unidos dispuso el reactor nuclear MH-1A Sturgis, el cual sirvió para dotar de electricidad al canal de Panamá entre 1968 y 1975.
La Administración rusa pretende potenciar el servicio eléctrico en la región de la zona de la península de Chukotka, ya que allí, hasta el momento, se tiene que echar mano del carbón y de una antigua planta nuclear, que no ofrece las mayores garantías respecto al cuidado del medio ambiente. El Akademik Lomonosov servirá para proporcionar energía a empresas industriales remotas, ciudades portuarias, así como a plataformas de gas y petróleo ubicadas en el mar, según confirmó Rosatom. La embarcación está equipada con "dos plantas de reactores KLT-40S, capaces de generar hasta 70 MW de energía eléctrica y 50 Gcal/h de energía térmica en modo de operación nominal, lo que es suficiente para mantener la vida de una ciudad con una población de alrededor de 100.000 personas”, como señaló en comunicado oficial la agencia nuclear rusa.
Desde la esfera de las organizaciones de protección y cuidado del medio ambiente se teme que esta iniciativa nuclear rusa pueda desembocar en una tragedia medioambiental de gran rango. Se ha llegado a hablar incluso de un “Chernóbil sobre hielo”.
"Si se produce un accidente nuclear o de radiación en el Ártico, será mucho más difícil eliminar sus repercusiones que en Chernóbil. Los liquidadores se enfrentarán a condiciones climáticas adversas, y cientos o incluso miles de kilómetros pueden separarlos de la infraestructura necesaria. En tales circunstancias, nadie ha eliminado nunca los accidentes nucleares, nadie tiene tanta experiencia, y Rosatom no está preparado para esto", recalcó Konstantin Fomin, experto de Greenpeace en el Ártico.
Aunque, desde Rosatom, se ha insistido en que la embarcación no puede hundirse en ninguna circunstancia. Además, se señala que el Akademik Lomonosov ayudará precisamente a reducir las emisiones contaminantes, al frenar la quema de carbón y evitar el uso de la antigua central nuclear próxima a la región de Chukotka.
Los temores se acrecientan teniendo en cuenta que la península de Chukotka no está muy lejos de la base militar rusa donde recientemente murieron cinco trabajadores de la agencia Rosatom en un accidente con un misil nuclear, tras el cual se sospecha que la radiación creció entre 4 y 16 veces en comparación con el nivel habitual, hecho del que Atalayar ha informó puntualmente.