Son los inmigrantes más ambiciosos que sus compatriotas que no emigran, o no lo son

Javier G. Polavieja, Universidad Carlos III de Madrid, María Ramos, Universidad Carlos III de Madrid, Mariña Fernández-Reino, migration Observatory (Oxford)

Observatorio Social de ‘La Caixa’

En la literatura especializada con frecuencia se asume que quienes emigran a otros países son personas especialmente ambiciosas y orientadas al éxito. Es decir, que los emigrantes están seleccionados positivamente en ciertas orientaciones psicológicas respecto a sus compatriotas que se quedan en el país de origen, y, por tanto, que la emigración genera un drenaje de talento y emprendimiento en los países de origen. Sin embargo, aunque diferentes estudios han confirmado esta selección positiva en términos educativos (es decir, que en promedio los emigrantes tienen una cualificación mayor que quienes se quedan), rara vez se ha abordado empíricamente la posible selección positiva de los migrantes en lo que respecta a sus orientaciones psicológicas. 

El objetivo fundamental de esta investigación es comprobar si los migrantes llegados a diferentes países europeos están más orientados al éxito que sus compatriotas que no migraron. Para ello, se ha llevado a cabo el primer estudio comparado sobre selección de los inmigrantes en lo que podríamos llamar «orientaciones motivacionales relacionadas con el logro». Se trata de una serie de orientaciones internas que guían las acciones y el comportamiento de las personas, especialmente en contextos jerárquicos y de competición. El estudio de la selección en las orientaciones motivacionales hacia el logro tiene gran relevancia para entender el impacto de la migración, tanto en los países de origen como en los países de destino, y, en concreto, para el estudio de la incorporación socioeconómica de los inmigrantes. 

Los resultados de este estudio muestran que no hay un patrón universal en la selección de los inmigrantes, ya que es en unos casos positiva y en otros, negativa. Por tanto, tanto el país de origen como la combinación origen-destino son relevantes para entender las dinámicas de selección de los individuos en sus proyectos migratorios. De hecho, en esta investigación se comprueba que, a diferencia de otros países, España no se caracteriza por atraer a los inmigrantes más orientados hacia el éxito. 

La medición de las orientaciones motivacionales de migrantes y no migrantes

Un primer análisis descriptivo muestra que, en promedio, los migrantes del conjunto de países considerados puntúan más alto que sus compatriotas no migrantes en las escalas de orientación hacia el éxito, el riesgo y el dinero (figura 1). 

Para medirlas, se ha creado una escala que engloba tres rasgos motivacionales muy relacionados con el logro: la orientación hacia el éxito, hacia el riesgo y hacia el dinero. Los datos proceden de encuestas en las que se pregunta a las personas en qué medida se parecen a alguien para quien es importante ser muy exitoso/a y recibir el reconocimiento de los demás (orientación hacia el éxito), asumir riesgos (orientación hacia el riesgo), y tener mucho dinero y poseer cosas caras (orientación hacia el dinero). A partir de esos tres elementos se crea un indicador que recoge información de las diferentes dimensiones. 

Estas orientaciones motivacionales relacionadas con el logro que se analizan en esta investigación son parte de los rasgos de personalidad o habilidades no cognitivas ampliamente estudiadas en la llamada economía del comportamiento (behavioural economics), y que tienen una gran relevancia en la trayectoria laboral de los individuos (Bowles et al.2001, Cunha y Heckman, 2007). Estas orientaciones se adquieren muy temprano a través de procesos de socialización, probablemente en combinación con determinados rasgos de personalidad, y son muy estables a lo largo de la vida adulta de las personas. 

Lo que interesa para nuestro estudio es comparar migrantes con sus compatriotas que no han migrado, de modo que necesitamos disponer de información de diferentes países. Por ejemplo, si solo quisiéramos comparar a los brasileños que han migrado a Portugal con los brasileños que no han migrado, necesitaremos información recogida en Portugal (solo de brasileños, que son migrantes), pero también en Brasil (solo de brasileños, que no han migrado). Para disponer de diversos grupos de migrantes procedentes de países con distinto nivel económico y distancia cultural, se han utilizado dos fuentes de datos: por un lado, la Encuesta Social Europea, que recoge información sobre migrantes residentes en Europa procedentes de muy diversos países de dentro y fuera de Europa; y por otro lado, la Encuesta Mundial de Valores, que permite analizar a los residentes en países no europeos (por ejemplo, Brasil, Marruecos, etc.) confrontándolos con sus compatriotas que migraron. De esta manera se pueden comparar los rasgos motivacionales de, por ejemplo, brasileños que han migrado a Portugal con brasileños equivalentes en otras características como la edad o el nivel educativo que siguen viviendo en Brasil. 

Finalmente, para evitar confundir la selección con un posible efecto de la aculturación o asimilación en el país de destino, los análisis se restringen a migrantes que no lleven más de cinco años en el país de destino. Además, se realizan varias pruebas adicionales para poder asegurar que todos los resultados se mantienen si se tienen en cuenta posibles experiencias que podrían afectar a las orientaciones, como el desempleo o el aislamiento social. En total, se consideran once combinaciones de países de origen y destino. Los grupos de origen y destino considerados son británicos en Irlanda, alemanes en Suiza y Austria, franceses en Bélgica, Luxemburgo o Suiza, polacos en el Reino Unido e Irlanda, polacos en los países escandinavos, rumanos en España, rumanos en países ricos europeos, turcos en países ricos europeos, brasileños en Portugal, andinos (colombianos, ecuatorianos y peruanos) en España y marroquíes en España.

Más allá de lo mostrado en el gráfico 1, lo interesante no es tanto el análisis conjunto de todos los países de origen y destino, sino más bien los casos particulares de ciertas combinaciones de orígenes y destinos.

No siempre emigran los ‘más ambiciosos’

Todos los países de destino considerados en el análisis son europeos, con distintos niveles de desarrollo económico y cercanía cultural a los países de origen analizados. De todas las combinaciones de países emisores y receptores consideradas, podríamos identificar tres grandes grupos: migrantes europeos residentes en otros países de la zona euro en la que se comparte un idioma común, migrantes del este de Europa y, por último, migrantes de fuera de la Unión Europea. 

Respecto al primer grupo, el de europeos residentes en otros países europeos donde se comparte un idioma común (gráfico 2A), podríamos pensar que el hecho de compartir un idioma y no tener restricciones legales a la movilidad haría que los migrantes estuvieran menos seleccionados positivamente. Es decir, la predicción de la literatura sería precisamente que la ausencia de barreras lingüísticas y físicas reduce los costes migratorios y explicaría que los migrantes estuvieran menos seleccionados, porque los costes económicos y psicológicos de emigrar son menores. Sin embargo, los resultados empíricos contradicen las expectativas teóricas: lo que se observa es que tanto los británicos en Irlanda como los alemanes en Suiza y Austria o los franceses en Bélgica y Suiza están seleccionados positivamente en los rasgos motivacionales considerados. Es decir, estos europeos que migran a otros países cercanos y con los que comparten un idioma tienen una mayor orientación al éxito, al riesgo y al dinero que sus compatriotas con características similares a ellos que no migraron. 

El segundo grupo, el de los migrantes del este de la Unión Europea residentes en otros países de la Unión (gráfico 2B), plantea un análisis muy interesante porque, dado el número de observaciones recogidas en la Encuesta Social Europea, nos permite considerar un mismo origen en distintos destinos. En concreto, se estudia a los polacos en el Reino Unido y en Irlanda, por un lado, y a los polacos en los países escandinavos, por otro. De la misma manera, se analiza por un lado a rumanos en España y, por otro, a rumanos en otros países europeos con un nivel alto de renta. Los resultados ponen de manifiesto la relevancia del país de destino: una vez que se tienen en cuenta sus características sociodemográficas, los rumanos en España están seleccionados negativamente, mientras que las diferencias son mucho menores (y no significativas estadísticamente) en el caso de los migrantes rumanos en países europeos ricos. El grado de similitud lingüística, el nivel de acceso a los servicios y las prestaciones sociales, y, sobre todo, la estructura del mercado de trabajo están probablemente detrás del hecho de que observemos una selección negativa en nuestro país, pero no así en otros países europeos con mayores niveles de renta y economías más dinámicas que la española.

Finalmente, el tercer grupo, el de migrantes de fuera de la Unión Europea (gráfico 2C), refleja una notable selección negativa de marroquíes en España y de turcos en países europeos ricos; mientras que la selección es claramente positiva en el caso de los brasileños en Portugal y los migrantes latinoamericanos procedentes de países andinos residentes en España. Es decir, un mismo destino, España, registra una selección negativa en un grupo de migrantes (marroquíes, especialmente mujeres), y una selección positiva en otro grupo (latinoamericanos, sobre todo en el caso de los varones). Este diferente efecto del género según el país de origen se explica en gran medida por las diferentes motivaciones migratorias de unos y otros, en particular en el caso de las mujeres marroquíes, cuyos proyectos migratorios suelen estar supeditados a los de sus parejas.

Tomados en conjunto, estos resultados sugieren un patrón complejo y no universal de selección en las motivaciones de los migrantes. No todos ellos están seleccionados positivamente, como asume gran parte de la literatura. De hecho, tampoco hay evidencia de que sean los países pobres sistemáticamente los más afectados por una fuga de los más orientados al éxito. Más bien al contrario, lo que observamos son claras señales de selección positiva para individuos procedentes de países europeos ricos que migran a otros países también ricos y culturalmente próximos. Esto probablemente se explique por las oportunidades de mejora laboral y crecimiento profesional que ofrece la movilidad dentro de la Unión Europea para los trabajadores comunitarios, pero no tanto para los que provienen de fuera de la Unión.

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