El ataque informático apuntaba a las redes de propaganda del Teherán

Washington lanzó un ciberataque sobre Irán en respuesta a los bombardeos sobre Saudi Aramco

photo_camera AP/VAHID SALEMI - Mohammad Javad Azari-Jahromi, ministro de Comunicaciones y Tecnologías de la Información de Irán, ha negado el ciberataque

Nuevos detalles sobre el tira y afloja geopolítico que atraviesa el golfo Pérsico. La agencia Reuters ha publicado que Estados Unidos lanzó un ciberataque sobre Irán en respuesta a los ataques sobre las instalaciones petroleras de Saudi Aramco en Jeddah. A pesar de que la autoría del ataque fue reclamada por los rebeldes hutíes de Yemen, Riad y Washington D.C. pusieron la responsabilidad sobre los hombros de Teherán.

Según dos altos cargos de la Administración de Donald Trump que han permanecido en el anonimato, el ciberataque tenía como objetivo desestabilizar las redes de propaganda iraníes. Se pretendía que la acción fuese sostenida y de un alcance limitado para evitar una nueva escalada de tensión. Una de las fuentes ha confiado a Reuters que la acción dañó equipos informáticos físicos -lo que se conoce como hardware-, pero no ha precisado más detalles. Representantes del Pentágono no han querido ni confirmar ni desmentir la información.

Sí que ha habido reacción desde Irán. “¡Cuando los cerdos vuelen!”, ha sido la sarcástica valoración que ha ofrecido Teherán a través de la agencia de noticias Fars. Mohammad Javad Azari-Jahromi, el ministro de Comunicaciones y Tecnologías de la Información del régimen, ha negado en nombre del Gobierno de Hasán Rohaní la información publicada por Reuters. “Deben haberlo soñado”, ha añadido, refiriéndose a los testimonios de los que ha informado la agencia británica.

No obstante, este tono irónico no esconde el hecho de que Irán se encuentre en el punto de mira de sus oponentes a nivel global. Los líderes del país son conscientes de ello. Según ha informado la agencia Fars, la Organización Civil de la Defensa ha presentado esta semana más de doscientos nuevos dispositivos que contribuirán a reforzar sus defensas digitales. Estas innovaciones serán aplicadas, sobre todo, en sectores estratégicos, como el de la energía.

Las tensiones en la región del golfo Pérsico han ido en aumento a lo largo de los últimos meses, desde la detención el pasado mes de julio de varios petroleros en la zona del estrecho de Ormuz. No parece que las relaciones diplomáticas vayan a mejorar en las próximas semanas. La reciente entrada de tropas turcas en Siria, con el beneplácito inicial de Estados Unidos, ha generado la reacción del Gobierno de Bachar al-Asad, que tiene como aliados a Irán y Rusia. A pesar de que la escalada no ha llegado al punto de provocar un conflicto generalizado, numerosos ataques y escaramuzas se han ido sucediendo de un lado y de otro en el ámbito de las redes.

La actividad informática de Irán contra las infraestructuras críticas de Estados Unidos, que se intensificó a comienzos de la presente década, se relajó notablemente de resultas del pacto nuclear firmado, entre otros, por el presidente Barack Obama con el primer ministro Hasán Rohaní en 2015. Sin embargo, la decisión de Trump de abandonar el acuerdo en mayo de 2018 dio un nuevo impulso a la ciberguerra, con Washington, Teherán, Moscú, Tel Aviv y Riad como actores principales.

A principios del mes de octubre, la empresa informática Microsoft detectó más de 200 ataques llevados a cabo por piratas informáticos iraníes cuyo objetivo era influir en la campaña de reelección del presidente Trump. Los ataques se dirigieron contra cuentas de correo de periodistas y funcionarios de la Administración. Finalmente, solo cuatro ordenadores resultaron afectados y la brecha de seguridad fue reparada rápidamente.

Arabia Saudí, el gran rival geopolítico de Teherán en la zona, ha sido, tradicionalmente, otro de los blancos predilectos de los ataques. En concreto, la potente industria petrolífera, de la que depende en gran medida la salud de la economía saudí, se ha visto atacada en “miles de ocasiones”, en palabras de Abdullah al-Saadan, antiguo ejecutivo de la compañía estatal. Las acusaciones sobre su autoría han sido, generalmente, vertidas sobre Teherán. 
 

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