“Europa debe volcarse en el Magreb y en toda África, para propiciar un desarrollo sostenible”
25 de julio de 2014 (21:53 h.)
Por Paco Soto
Foto: Ramón Moreno Castilla afirma en la entrevista con Atalayar que “sin Argelia, el Frente Polisario no existiría”.
Ramón Moreno Castilla es director de empresa y un profundo conocedor de las Islas Canarias, la comunidad donde nació y reside. Máster en Derecho Marítimo y en Relaciones Internacionales, es experto en el Magreb y colaborador habitual en medios de comunicación. En esta extensa entrevista con Atalayar, Moreno Castilla analiza cuestiones importantes para el Magreb, África y Europa. Afirma que la ‘Primavera Árabe’ no fue un movimiento popular contra regímenes despóticos, sino una maniobra política financiada por Estados Unidos y otros países occidentales. Defiende la evolución política, social y económica de Marruecos. A su juicio, “ la paz y seguridad de Marruecos, implica la paz y seguridad en Europa y en el mundo”.
Pregunta: Es usted un analista muy crítico con la denominada ‘Primavera Árabe’ que empezó en Túnez en 2011 y se extendió a otros países. Afirma incluso que Estados Unidos está detrás de estos movimientos populares que han derrocado dictadores. ¿Por qué?
Respuesta: “Como es sabido, y tal como han denunciado acreditados analistas internacionales, la llamada ‘Primavera Árabe’ responde a una estrategia de los servicios de inteligencia occidentales, sobre todo de Estados Unidos, para desestabilizar a los países productores de petróleo. Así lo ha señalado expresamente el intelectual árabe Tarik Ramadan, profesor universitario y nieto del fundador de los Hermanos Musulmanes de Egipto. En esa estrategia estarían involucrados el Instituto norteamericano Einstein que reclutaba a jóvenes magrebíes para adiestrarlos en la técnica de la ‘resistencia pacífica’, que ya fuera utilizada en Europa del Este”.
P: ¿No le parece temerario afirmar que detrás del descontento popular en el mundo árabe y anteriormente en los países del ‘socialismo real’ están la CIA y otros poderes ocultos? ¿Qué pasa entonces con esos regímenes árabe despóticos y corruptos que han sido y son defensores de los intereses occidentales?
R: “Vamos a ver, la ‘resistencia pacífica’ se implementó en Túnez con la defenestración del presidente tunecino, y las revueltas se ‘exportaron’ luego a Egipto y demás países árabes, como es de sobra conocido. Estados Unidos y Europa tienen muchos intereses en la región y no les importa acabar con unos dirigentes y poner a otros”.
P: En su opinión, ¿por qué en Marruecos y en Argelia la ‘Primavera Árabe’ no cuajó como en otros países de la región?
R: “El hecho de que la llama de la ‘Primavera Árabe’ no prendiera en Marruecos, se debe fundamentalmente a la ancestral comunión entre el pueblo marroquí y la Monarquía; y al hecho, nada anecdótico, de que el Rey es, además, ‘Comendador de los creyentes’. Otro aspecto a considerar es la alternancia política emprendida ya por el Rey Hasan II, y continuada por su hijo Mohamed VI, reforzada por la Constitución de 2011, y la observancia de los derechos humanos y la defensa de los derechos de la mujer, así como el imparable desarrollo económico de este país. Respecto a Argelia, el asunto es más complejo. Téngase en cuenta, que quiénes de hecho gobiernan en este país magrebí, donde Buteflika es una figura decorativa, son los militares descendientes de los desertores de las Fuerzas Armadas francesas, herederos del colonialismo francés. Su consigna maquiavélica “mejor ser temido que querido” provocó la muerte de 120.000 argelinos. Según reconocidos politólogos, la ‘teoría de la tensión’, que es una rama de la ‘guerra psicológica’, consiste en matar para crear terror entre la población y tenerla subyugada, al tiempo que se saquean las riquezas del país. Esto se hace con la anuencia de gobiernos occidentales y de las multinacionales petroleras. Esta estrategia tiene conexiones con los execrables atentados del 11S, que desembocó en la muerte de Bin Laden y en la radicalización del fundamentalismo islámico, hasta nuestros días”
P: Y en este contexto, ¿cómo valora el conflicto del Sáhara occidental?
R: “Sobre el denominado interesadamente ‘conflicto del Sáhara’, conviene hacerse una pregunta previa: ¿por qué España devolvió a Marruecos Tarfaya (antigua Villa Bens) y Sidi Ifni, y por qué no el Sáhara? Está perfectamente documentado las ancestrales relaciones de las tribus saharianas primero con los sultanes y luego con los reyes de las diversas Dinastías Alauitas -por citar las más recientes-, a las que debían sumisión y respeto. El dirigente argelino Huari Bumediene ya dijo en su día que “el Sáhara iba a ser una china en el zapato de Marruecos”, y así ha sido. El Frente Polisario es un invento argelino para, primero, desviar la atención de los problemas internos; y segundo, obedece a la estrategia argelina de acceso al Atlántico mediante la proclamación de un Estado títere: la fantasmagórica RASD. Sin Argelia, el Frente Polisario no existiría; y es evidente que el Polisario no es, en absoluto, el único representante del pueblo saharaui, que en su inmensa mayoría está con Marruecos. Argelia lleva gastados ya la suma de unos 60.000 millones de dólares entre equipamiento, ayuda militar, compra de votos de Estados de la antigua OUA y de América Latina, y en los campamentos de Tinduf. Más de 10.000 polisarios han regresado a Marruecos, entre ellos, ocho fundadores del Frente Polisario y exministros de la pretendida RASD”.
P: Su visión de Marruecos es de color rosa. Usted defiende la evolución positiva que ha experimentado el país en los últimos años, pero se olvida de los problemas sociales y económicos, que siguen siendo graves, y de que la democracia no es un proyecto consolidado.
R: “Mire, es evidente que el desarrollo de Marruecos impulsado por Mohamed VI, el ‘Rey de los pobres’, ha supuesto una mejor calidad de vida para las clases más desfavorecidas en un país donde había grandes desigualdades sociales. Como he dicho anteriormente la alternancia política, la Constitución de 2011, el respeto a los derechos humanos y a los derechos de la mujer han situado a este país entre los pioneros de África. Marruecos es todo un referente mundial y tiene una monarquía parlamentaria consolidada. Hay elecciones libres y democráticas y se respetan escrupulosamente los resultados electorales. Además, quiero recalcar que Marruecos es un dique de contención contra el fundamentalismo islámico en la zona; y la ‘Diplomacia Religiosa’ del Rey Mohamed VI, defensor a ultranza de un islam auténtico, abierto y tolerante, como es el rito malekita de la variante suní, constituye el estandarte de su política exterior para todo el continente africano. Porque la paz y seguridad de Marruecos, implica la paz y seguridad en Europa y en el mundo. No olvidemos que Canarias está a 96 km. (59,65 millas marinas) de la costa occidental marroquí”.
P: ¿Por qué Europa no es capaz de dar una solución duradera a los problemas de África como la inmigración irregular?
R: “Respecto a los flujos migratorios del África Subsahariana hacia Europa, hay que tener en cuenta la escalada de conflictos bélicos que asolan al continente africano. Y en esa convulsa África, es lógico que las poblaciones, que ven por televisión el desarrollo de los países de Europa, y de sus exmetrópolis, se sientan atraídos por la libertad, la prosperidad y el nivel de vida de los europeos. Es el reclamo del ‘inmigrante exitoso’ como, por ejemplo, los futbolistas de élite. Y en este sentido, y teniendo en cuenta que España es la frontera Sur de Europa, considero que se debe buscar una solución conjunta con Marruecos, país que sirve de paso a los subsaharianos para alcanzar las costas españolas y trasladarse a los demás países europeos. En mi opinión, no se concibe que en pleno siglo XXI exista todavía el anacronismo de Ceuta y Melilla, ‘Plazas de Soberanía’ en territorio marroquí”.
P: Ceuta y Melilla están en territorio de Marruecos, pero desde el punto de vista político y jurídico pertenecen a España desde hace siglos, y su situación no es comparable con lo que ocurre en Gibraltar.
R: “Lo que dices usted es muy discutible. España ha denunciado ante el Comité de Descolonización de la ONU la situación colonial de Gibraltar. Es más, cuando el Plenipotenciario de España firmó en Nueva York la Convención de Jamaica de 1982, en el Instrumento de Ratificación se retrotrae al Artículo 10 del Tratado de Utrecht de 13 de julio de 1713, suscrito por las Coronas de España y Gran Bretaña, argumentando que la citada Convención no era aplicable a las aguas de Gibraltar. España se imposibilitaba así, ‘sine die’, la delimitación con Marruecos de los espacios marítimos del Estrecho. Sobre este aspecto, es muy ilustrativo el libro del exembajador español Máximo Cajal titulado: ‘Ceuta y Melilla, Olivenza y Gibraltar. ¿Dónde acaba España?’, publicado a finales de 2013, y que tanta polémica suscitó”.
P: Volviendo a los problemas de África. ¿Qué puede hacer la Unión Europea para ayudar al continente más pobre y desigual del planeta?
R: “En primer lugar, habría que recordar la frase lapidaria de “África negra, responsabilidad blanca”. Porque el gran causante de todo lo que pasa en el continente africano ha sido el imperialista y depredador colonialismo europeo; consecuencia directa de la repartición de África y sus disputas, dirimidas en la Conferencia de Berlín de 1884, y uno de los principales factores que originaron la Primera Guerra Mundial. Los problemas de África, el continente más rico del mundo en materias primas, se arreglarían no con el neocolonialismo actual de las mismas expotencias coloniales, sino impulsando políticas bilaterales de cooperación al desarrollo efectivas, y que las ayudas europeas y otras no fueran a parar al bolsillo de los sátrapas de turno, sino que revertieran en la población. Por lo demás, África es un continente donde proliferan los ‘Estados fallidos’, que propician una corrupción generalizada. Esa es otra de las causas principales de la situación caótica, en todos los sentidos, ya que posibilita el avance del terrorismo yihadista, el fundamentalismo islámico, la inmigración irregular, etc. Occidente, y Europa en particular, debe volcarse en el Magreb y en toda África, para paliar las hambrunas, los desplazamientos de refugiados y propiciar un desarrollo sostenible en el continente. Y en este sentido, las expotencias coloniales son especialmente responsables”.
P: ¿Y qué papel puede y debe desempeñar un Estado como el español?
R: “España, como Estado miembro de la Unión Europea, tiene su parte de responsabilidad en la problemática africana. Ya hemos visto que en los Presupuestos Generales del Estado la cantidad destinada a la cooperación internacional ha disminuido sensiblemente; y los años dorados de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) pueden darse por finiquitados como consecuencia de la pertinaz crisis económica. Así lo reconoce la propia FEDACOD (Federación de Entidades por el Desarrollo y la Cooperación Internacional). Quiero recalcar que la partida presupuestaria destinada al Ministerio de Asuntos Exteriores se ha recortado un 6%, lo que supone 26 millones menos, sin contar los recortes anteriores. Esta es la triste realidad. Respecto a la cooperación hispano-marroquí, la buena sintonía entre los dos ‘Reyes VI’, es decir Felipe VI y Mohamed VI, puede aumentar la presencia de empresas españolas en Marruecos, dado que España ha desplazado a Francia como primer socio comercial del país magrebí”.
P: Usted es canario y conoce bien esta comunidad. ¿Cómo afectan a Canarias los problemas de África y las tensiones que durante muchos años han vivido España y Marruecos?
R: “Con el abandono de España de su ‘provincia’ del Sáhara Occidental en 1975, como consecuencia de la famosa Marcha Verde marroquí, Canarias se convirtió en ‘Región Frontera’ con todo lo que ello significaba. No sólo desde el punto de vista geoestratégico, sino porque los espacios marítimos canario-saharianos habían constituido hasta entonces una especie de ‘mar interior’ que permitía a la flota pesquera española, sobre todo a la canaria, compuesta solo por artesanales, seguir faenando sin problemas en el llamado banco pesquero canario-sahariano. Sin contar el floreciente negocio de las empresas canarias de diversos sectores, que abastecían a las tropas españolas de víveres y demás; y la presencia de numerosos canarios, trabajando en las minas de Fos Buccra. El Sáhara era para Canarias una suerte de ‘hinterland’, y en alguna medida, constituía una prolongación territorial de las Islas más orientales. El resto de la historia es de sobra conocida, y sería prolijo contarla ahora. No obstante, hay que señalar que con el boom de la construcción Canarias se convirtió en una especie de El Dorado donde todo el mundo venía a trabajar -entrando como ‘turistas’, sin control alguno, lo que, unido a la libre circulación de personas impuesta por la Unión Europea, ha supuesto una enorme densidad demográfica y, consiguientemente, una carga impresionante sobre este territorio insular, imposible de soportar, dada nuestra propia naturaleza de territorio frágil y fragmentado. Ello ha repercutido históricamente en nuestra cohesión social y en la consolidación del mercado interior, tan necesario para nuestro desarrollo integral”.
P: De todos modos, cambiar la situación geográfica de Canarias es imposible. ¿Pero tiene usted soluciones en materia económica y política para su comunidad?
R: “Canarias, como Comunidad Autónoma del Estado español, es considerada una Región Ultra Periférica (RUP) de la UE (o sea, ‘territorio de ultramar’, como los territorios DOM franceses); con un Parlamento cuyas decisiones no son vinculantes, y donde todo lo que afecta a los intereses de Canarias se decide en Madrid, a 2.000 kilómetros de distancia. Con el agravante, de que el famoso REF (Régimen Económico Fiscal) que sustituyera a nuestros Puertos Francos, y que supuestamente era un instrumento económico-financiero de primer orden para el desarrollo de Canarias, está supeditado a las decisiones de Madrid, y su reforma y desarrollo depende de lo que en última instancia se decida en Bruselas. A ello hay que añadir el progresivo desmantelamiento del sector industrial, así como de la industria pesquera y el desguace de la flota pesquera canaria. Sin olvidar la desaparición de nuestras familiares Cajas de Ahorro donde se concentraban los ahorros de los canarios (Caja Insular de las Palmas y Cajacanarias de Tenerife), absorbidas por Bankia y la Caixa, respectivamente. En definitiva, Canarias es en la práctica, y pese a lo que diga la ‘opinión publicada’, un encorsetado mercado cautivo, donde casi todo se importa y donde ni siquiera tenemos la imprescindible ‘soberanía alimentaria’, tal como establece la FAO. Además, se nos ha convertido en una economía subvencionada, donde el ‘monocultivo del turismo’ -motor del desarrollo de Canarias, y controlado por 'tour operator' europeos- no ha posibilitado la diversificación de nuestra economía, haciéndola más dependiente aún. Con la particularidad de que terceros países como Marruecos tienen más ventajas a la hora de colocar sus producciones agrícolas en los mercados comunitarios que este pretendido territorio europeo”.
P: Usted critica, y tiene motivos, pero no aporta soluciones…
R: “En la actualidad existen en Las Palmas de Gran Canaria, que es más mercantilista, ciertos movimientos de sectores sociales y empresariales muy representativos que sostienen que el modelo de integración de Canarias en Europa, abandonando el famoso Protocolo II, está agotado. Por ello, propugnan un cambio de estatus dentro de la UE: abandonar las RUP, para que Canarias se convierta en PTU (Países y Territorios de Ultramar), en el marco de la Parte IV del Tratado de Ámsterdam. Pero ese es otro tema. Lo cierto es que el futuro de las empresas canarias está en África y en Marruecos, principalmente. Nadie entiende que España no haya rentabilizado en beneficio de Canarias nuestra inmejorable ‘renta de situación’, y hayamos vivido en todo este tiempo de espaldas a África. ¿Cómo se entiende que en el Estrecho haya infinidad de líneas marítimas que unen la Península con Marruecos, y en Canarias sigamos todavía sin conexiones marítimas con este país, y con los puertos de África Occidental? ¡La conectividad marítima y aérea con África continental se hace, pues, absolutamente necesaria e imprescindible!! Ahora, las esperanzas están cifradas en la naviera Fred Olsen que pretende operar entre Fuerteventura y Tarfaya; un trayecto que dura casi lo mismo que el Gran Canaria-Tenerife, servido por la misma empresa. ¡Ese es el futuro!”