El fenómeno de los foreign fighters

Alexandra Dumitrascu

Foto: Uno de los terroristas del Daesh detenido a su regreso a España

La semana pasada, el diario alemán Süddeutsche Zeitung, y las cadenas públicas NDR y WDR,  revelaron la existencia de unos documentos que detallan de forma pormenorizada la identidad y los datos personales de cerca de 22.000 combatientes extranjeros del Daesh, procedentes de 51 países diferentes. Las fichas de reclutamiento, filtradas supuestamente por un excombatiente decepcionado, originariamente ex miembro del Ejército Libre de Siria, ya estaban circulando a través de la prensa siria desde diciembre de 2015, siendo el diario online opositor sirio Zaman al Wasl el primero en publicarlas. Hasta la fecha, Zaman al Wasl ha identificado a 1.736 combatientes de 40 países distintos, según asegura. De la totalidad, 72% de los combatientes son de origen árabe, y de estos dos tercios proceden, fundamentalmente, de Arabia Saudí, Túnez, Marruecos y Egipto. No obstante, entre los nombres plasmados en los documentos se encuentran también ciudadanos sirios, iraquíes, iraníes, rusos, alemanes, franceses, británicos (16), estadounidenses (4), canadienses (6), pero también españoles (6). Entre los nombres ya analizados figuran también los de los tres terroristas que perpetraron el ataque a la sala Bataclan de París, el pasado 13 de noviembre de 2015, en el que 90 personas perdieron la vida. Estos son Samy Amimour, Foued Mohamed-Aggad y Omar Ismail Mostefai.

El ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, ha expresado su desconocimiento acerca de si en la lista filtrada figura algún ciudadano español, aunque ha reconocido que, hasta en la actualidad, cerca de 153 españoles o ciudadanos de otra nacionalidad viajaron desde España a Siria, aunque también a Irak y Libia, para afiliarse al Daesh o a las filiales de Al Qaeda. De estos, alrededor de 25 ya han regresado, aunque el ministro no ha dado más detalles en este sentido.

La filtración, en poder ahora de las autoridades alemanes, representa una fuente valiosa de información para los servicios de inteligencia extranjeros dado que recoge información exhaustiva de combatientes que se incorporaron desde finales de 2013. Aunque, parte de ellos ya han fallecido, los datos revelados de las 23 preguntas que plantean las fichas de reclutamiento serán útiles para detectar la identidad de los ciudadanos extranjeros y tomar las medidas necesarias en caso en que estos pretendan regresar a sus países de origen. Asimismo, los documentos esclarecen un poco más el funcionamiento interno de la organización terrorista.

Los combatientes extranjeros en la ONU

Los foreign fighters es un fenómeno que ha emergido con el surgimiento del Daesh, y, desde el principio, Occidente ha tratado de averiguar las razones detrás de la motivación de miles de jóvenes de incorporarse a la causa de la organización terrorista, sin importarles siquiera sacrificar sus vidas. El rápido avance del Daesh a través de Irak y Siria, la autoproclamación del califato islámico y una propaganda sofisticada, a la vez que eficaz, han sido los factores que, desde el principio, más han contribuido a la fuerte atracción de los extranjeros musulmanes o conversos. En este sentido, los combatientes extranjeros han pasado a ser considerados, a su vez, potenciales amenazas a la seguridad internacional, dado que, tal como asegura el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, estos, una vez retornados de los campos de batalla de Irak, Siria, u otras zonas de conflicto, podrían extender la presencia del Daesh a sus estados de origen y “utilizar sus conocimientos y experiencia de combate para reclutar a nuevos simpatizantes, y establecer redes terroristas para la planificación y facilitación de ataques futuros”.

De acuerdo con el Informe del Secretario General sobre la amenaza que plantea el Daesh para la paz y la seguridad internacionales y la gama de actividades que realizan las Naciones Unidas en apoyo de los Estados Miembros para combatir la amenaza, el primero de este calado, hecho público a finales enero, alrededor de 30.000 combatientes extranjeros procedentes de más de 100 Estados Miembros de la ONU contribuyen actualmente a las actividades del Daesh, Al Qaeda y de los grupos asociados. 

La proclamación de nuevas provincias adheridas al Daesh en el Norte de África, África Occidental, y Asia Suroriental y Meridional, y el número cada vez mayor de grupos terroristas de ideología similar que proclaman juramento de lealtad a la organización terrorista, pueden ser fuertes catalizadores de nuevos adeptos y combatientes también en 2016, pero no sólo hacía Siria e Irak, dos de los principales zonas de destino de estos, sino también hacia otras regiones, expandiendo aún más la amenaza terrorista y el conflicto  asimétrico a través de otras regiones del mundo.

La propaganda y el contacto directo con los miembros yihadistas que se encargan del reclutamiento a través de Internet son factores a tomar muy en cuenta a la hora de analizar las razones que influyen en la decisión de viajar a los países en conflicto para incorporarse en el seno de grupos terroristas. De acuerdo con múltiples informes internacionales, jóvenes susceptibles de incorporarse al Daesh, o que actúan como lobos solitarios o en grupos restringidos, sin vínculos formales con el Daesh, hacen un seguimiento continuo de la propaganda en Internet, e interactúan con sus miembros y simpatizantes en los foros y las redes sociales que esos manejan. No obstante, en el proceso de radicalización, los amigos y los compañeros también juegan un papel fundamental en las últimas etapas, en cuanto a la presión que puedan ejercer para que estos se adhieran a grupos radicales, aunque los familiares podrían ayudar contrarrestar dicha influencia.

Con el fin de captar adeptos para su causa, el informe de la ONU asegura que el Daesh “explota las dificultades socioeconómicas y los sentimientos de alienación, marginación, discriminación o victimización” alentados fundamentalmente por “la falta, real o aparente, de buena gobernanza, y por la desigualdad, la injusticia y la falta de oportunidades”. En este sentido, algunos países de la Unión Europea han sido auténticos focos de cultivo de ciudadanos radicales. La recesión económica vigente desde 2008, unido a las políticas discriminatorias de algunos estados, han favorecido este fenómeno. En el caso de Francia, el país europeo de donde más combatientes extranjeros han viajado a Siria, la política de prohibición del burka en espacios públicos impuesta por el Gobierno de Nicolás Sarkozy, ha minado el ánimo de los jóvenes que veían en ello un atentado contra sus derechos y libertades. Y de ejemplos similares se ha servido la propaganda del Daesh que ofrece a los potenciales miembros la oportunidad de hacerse con “un prestigio social, compañerismo, sensación de identidad y de pertenencia, cumplir un deber religioso, y un objetivo en la vida”.

En Internet, los combatientes terroristas encuentran directrices de viaje a las zonas de conflicto, así como información acerca de las rutas fácilmente accesibles, sin controles, que permite el flujo fluido rumbo a los países de destino.

Medidas preventivas

A pesar de que haya un fuerte riesgo para la seguridad procedente de los combatientes extranjeros retornados, la ONU señala que estos también pueden servir con su experiencia para disuadir a otras personas que tienen la intención de adherirse al terrorismo yihadista.

Aunque el fenómeno de los combatientes extranjeros ya no es una novedad, entender mejor las motivaciones que están detrás del deseo de los jóvenes occidentales a unirse a los grupos extremistas es una tarea aún pendiente de Naciones Unidas.

Mientras, para frustrar los viajes de los foreign fighters, el Centro de Naciones Unidas contra el Terrorismo ha diseñado un plan, en estrecha colaboración con otras organizaciones internacionales, tal como la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), Interpol, y la Organización Mundial de Aduanas, entre otras, con miras a coordinar el intercambio de información para una más eficaz detección de viajeros sospechosos, y su consiguiente detención.

No obstante, la ingente tarea del organismo no sería posible sin la ayuda individual de los Estados Miembros a los que insta a tomar, asimismo, medidas en este sentido, tal como la tipificación como delito de los viajes de los combatientes extranjeros, fortalecer sus fronteras, y facilitar el intercambio de información con los demás estados y los organismos pertinentes, entre otras.