Lo que le espera al nuevo presidente de Argelia
Las elecciones presidenciales en Argelia, impuestas por las normas constitucionales y forzadas por el general Gaid Salah, jefe de Estado Mayor de la Defensa y verdadero hombre fuerte del país desde la dimisión del anterior presidente Abdelaziz Buteflika, echado del poder por la revuelta popular hiraq con millones de manifestantes cada semana desde el 22 de febrero de 2019, han cumplido su objetivo: un nuevo jefe de Estado salido de las urnas, Abdelmayid Tebune, dirigirá el país por un mandato de cinco años.
La escasa participación electoral – en algunas ciudades y regiones no ha llegado al 10% - no invalida el escrutinio. El nuevo presidente obtuvo un 58% de sufragios según las cifras oficiales, del apenas 40% de votantes.
Tebune fue ministro varias veces y también jefe de Gobierno con Buteflika. Tiene pues la experiencia en la gestión gubernamental. Sin embargo, el nuevo Rais tiene ante él cuatro tareas principales que en orden de importancia podemos resumir así:
1- Recomponer el dialogo con la sociedad civil, con el pueblo movilizado que desde hace ocho meses se manifiesta martes y viernes en todo el país, exigiendo un cambio profundo del sistema de gobierno. Es una tarea principal que no va a ser fácil, porque si bien los partidos y agrupamientos de la oposición política podrían acudir fácilmente a su llamado, el movimiento hiraq se sigue mostrando intransigente, radical y reacio al diálogo.
2- Tender puentes con la Unión Europea y con el Parlamento de Estrasburgo, que hace pocos días adopto una resolución criticando la falta de derechos y libertades en Argelia. Punto éste que los argelinos no aceptan y que consideran como una clara injerencia en sus asuntos internos. Una posible amnistía para los “presos políticos” podría ser un primer paso. Felizmente el Gobierno español, aun estando en funciones, se distanció de la resolución europea, y en particular de las declaraciones del ministro francés de Relaciones Exteriores Jean Ives Le Drian, considerando la situación en Argelia como un asunto interno. El jefe de la diplomacia francesa llegó hasta el extremo de exigir un periodo de transición en Argelia. Es previsible que el nuevo presidente se niegue a considerarle como interlocutor, lo que obligaría al presidente Macron a sustituirle.
3- Avanzar en la solución del contencioso entre Argelia y Marruecos. En sus intervenciones en la campaña electoral, Abdelmayid Tebune pidió, es verdad, a Marruecos que se excusase ante el pueblo argelino, pero lo mas importante es que admitió que el contencioso debe y puede resolverse, y que las fronteras terrestres entre los dos países pueden reabrirse.
4- Buscar una manera novedosa de abordar con su vecino marroquí “el conflicto del Sahara Occidental”. Abdelmayid Tebune fue nombrado primer ministro por Abdelaziz Buteflika en mayo de 2017. Apenas tres meses después, en agosto, fue destituido y en su lugar nombrado Ahmed Uyahia, hoy encarcelado y cuyo juicio por diversos delitos ya ha comenzado. Cuando Tebune fue apartado de su cargo, el Frente Polisario y sus medios de comunicación afines, exultaron de alegría por la designación de Uyahia “un gran amigo del pueblo saharaui”, quien no dudó en recibir oficialmente en Argel a Brahim Ghali, secretario general del Polisario y presidente de la RASD (República saharaui proclamada en los campamentos de refugiados de Tinduf). Tebune no fue del agrado del Polisario, que respiró cuando lo defenestraron. Es verdad que durante su reciente campaña electoral Tebune declaró que el conflicto del Sahara es “un asunto de descolonización” volviendo a enarbolar la posición oficial de Argelia. Como también es verdad que, aun en el mejor de los casos en que el presidente pueda ejercer todas las prerrogativas que le concede la Constitución, en la solución del conflicto entrará siempre la variable militar, y el Ejército argelino tiene voz, voto y veto en la misma. Dicho esto, habrá que ver la posición de Argelia si el secretario general de la ONU, por medio de su enviado especial, vuelve a convocar las reuniones cuatripartitas entre los gobiernos de Mauritania, Argelia y Marruecos, junto a representantes del Frente Polisario.
Los otros temas cruciales a los que debe hacer frente Argelia tras la normalización constitucional que significa la elección de Abdelmayid Tebune como presidente, tienen sus propios cauces. La geopolítica, el plan de explotación de los recursos naturales (hidrocarburos y minerales), las relaciones de Argelia con Estados Unidos, Rusia y Francia, seguirán su propio curso. De cualquier modo, es un capitulo nuevo el que se abre en la historia de Argelia.