Repercusiones en la comunidad internacional por el acuerdo nuclear con Irán

Natalia González Velázquez

Pie de foto: Los miembros del P5+1 y los representantes de Irán, justo antes de anunciar el acuerdo

El acuerdo logrado entre Irán, Alemania y los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia) para limitar el programa nuclear iraní a cambio de rebajar las sanciones internacionales ha tenido repercusiones en la comunidad internacional. Cerca de dos años de negociaciones han tenido sus frutos, aunque la gran interrogante ahora es qué consecuencias tendrá el gran esperado pacto.

La importancia del petróleo

Se trata de un acuerdo nuclear, pero el levantamiento de las sanciones impactaría directamente en la economía no solo de Irán, sino del mundo.

El congreso de EEUU tiene 60 días para aprobar o rechazar el acuerdo. De concretarse, se espera que Irán firme convenios con empresas de energía que ya han mostrado su interés, y que provoque que aumente considerablemente su producción de crudo.

Teniendo en cuenta que Irán posee la cuarta mayor reserva de petróleo del mundo, 150.000 millones de barriles, y la segunda mejor reserva de gas natural del planeta, el potencial es gigante.

Actualmente, Irán produce 2,85 millones de barriles diarios de petróleo (BDP), pero Bijan Zanganeh, ministro de Petróleo, anunció que, de levantarse las sanciones, la producción de crudo aumentaría en un millón de BDP.

Aunque Irán aseguró que el aumento en su producción no tendría un gran impacto en el  mercado global, el martes, tras anunciarse el acuerdo, los precios registraron caídas.

Se espera que Irán aumente sus exportaciones de petróleo hasta un 60% en un año, según una encuesta de 25 analistas petroleros realizada por la agencia de noticias Reuters.

Sin embargo, “cualquier cambio en este ámbito no vendrá de inmediato y será muy lento”, ha asegurado Dina Esfandiary, investigadora del Centro de Estudios en Ciencia y Seguridad de King´s College London y experta en Irán. “La infraestructura petrolera y de gas en Irán es muy básica”, ha explicado la académica. Incluso si la inversión es realizada por grandes multinacionales, construir la infraestructura llevaría años. Y de ahí, a llega r aun incremento significativo de la producción, “probablemente décadas”.

La lucha entre chiitas y sunitas

En términos geopolíticos, que Irán se alíe con Europa y EEUU puede tener “consecuencias sísmicas”, según ha explicado el editor de BBC Árabe, Mohamed Yehia.

Históricamente, Irán ha sido el gran defensor de las comunidades chiitas en Medio Oriente, a diferencia de los grandes reinos sunitas impulsados por los países del Golfo y liderados por Arabia Saudí. La rivalidad entre los persas y los árabes es histórica, y desde la Revolución Islámica de 1979, EEUU ha estado del lado de los sauditas. Eso puede cambiar ahora.

Los sauditas, que además son los principales productores de petróleo en la región, se verán directamente afectados si Irán logra acuerdos comerciales con Occidente, “y no verán con buenos ojos que su principal aliado en Occidente se vuelva amigo de su enemigo”, ha señalado Esfandiary.

Temen que el acuerdo no garantice que Irán detenga su programa nuclear y que se vuelva más fuerte”, ha asegurado Yehia.

El factor Israel

Arabia Saudí no es el único enemigo histórico de Irán en la región, ni tampoco el único aliado de EEUU.

Israel, por su parte, ha dejado claro que está muy enfadado. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu ha mostrado su preocupación por este acuerdo, que definió como “un error histórico”.

“Este acuerdo no es malo sólo para Israel, es peligroso para todo el mundo. Darle libertad para desarrollar armas nucleares al más grande patrocinador del terrorismo es como pasarle fósforos a un pirómano”, ha afirmado Danny Danon, ministro de Ciencia y Tecnología israelí.

En marzo, Netanyahu visitó el congreso de Estados Unidos, invitado por la oposición republicana, para criticar las negociaciones con Irán y advertir sobre las consecuencias que podría traerle a EEUU un distanciamiento con su principal aliado en Medio Oriente.

Esfandiary cree que Israel y Arabia Saudí están “haciendo ruido” más que otra cosa. “Obviamente no les gusta el acuerdo, pero no habrá ningún acuerdo que les deje felices”, explica.

“Tendrán que entender que un Irán que se siente seguro es algo que beneficia a toda la región”, asegura la investigadora.