El tren Córdoba-Jartum-Bruselas
Noor Ammar Lamarty
Oriundo de Córdoba, Luis Miguel Bueno Padilla vive ahora en Bruselas, donde es responsable de las relaciones entre la Unión Europea y Argelia. Pero más allá de su entregado trabajo como diplomático, es ante todo un hombre de carne y hueso, que ha vivido sus experiencias diplomáticas desde un sentido estrictamente humano. Esto se ve reflejado en su manera de hablar de sus misiones diplomáticas, así como del enriquecimiento personal que implica irse, pero irse atreviéndose a entender lo que con otros ojos no se puede comprender, y asimilando realidades distintas, cambios políticos, transiciones ideológicas, crisis económicas.
Si bien el mundo hoy más que nunca necesita la diplomacia para acercar posturas, lograr acuerdos, cerrar tratos y crear enlaces, este diplomático es el claro ejemplo de que las personas, el día a día, los ojos de la humildad y la bondad hacia “lo diferente” constituyen el primer paso que se debe dar para entender las necesidades ajenas y cómo reforzar las relaciones en base a ellas. Su formación en Derecho por la Universidad de Córdoba, así como sus estudios complementarios en Francia y Estados Unidos le hicieron decantarse finalmente por la diplomacia.
Luis Miguel Bueno Padilla habla un árabe perfecto y su experiencia desempeñando responsabilidades en las Embajadas de España, en Jordania, Sarajevo y Sudán han sido cruciales para ello. Su acento sudanés le delata; desde la capital, Jartum, escribió su libro: Telegrama desde Jartum: Peripecias de un joven diplomático desde Sudán. Él mejor que nadie cuenta el porqué y el cómo de sus aventuras como diplomático.
Usted vivió en Jartum, donde escribió su libro de “Telegrama desde Jartum: Peripecias de un joven diplomático desde Sudán”. ¿Qué opina sobre el cambió político del país? Cuando vivía allí, ¿se imaginaba posible un cambio de tal calibre?
Durante mi estancia en Sudán tuve ocasión de ser partícipe, como diplomático español, de las conversaciones en torno al futuro del país. Recuerdo las reuniones relativas a la aplicación del Acuerdo de Paz, la preparación del referéndum de autodeterminación de Sudán del Sur, las negociaciones en torno a Darfur, o los intentos de resolver la cuestión de Abyei. Por aquella época, Bashir ya había sido imputado por la Corte Penal Internacional, y parecía legitimo plantearse la cuestión de su supervivencia política. Pero los últimos acontecimientos, incluida la caída en desgracia de presidente, se han producido con gran celeridad. Resulta difícil prever este tipo de cambios, que suelen depender de una compleja combinación de factores. Por ahora, la situación que atraviesa el país es muy delicada y hay mucho en juego. Esperamos que las negociaciones en curso prosigan de forma pacífica y ordenada y conduzcan a un Gobierno civil que incluya a los principales segmentos de la sociedad sudanesa. Para ello, las partes deberán realizar concesiones y mostrar un gran sentido de la responsabilidad.
Sudán no es el único país que ha vivido un cambio político bastante notable,¿Qué opina sobre Argelia y su política actual? ¿Cree que se va a culminar el cambio político con las protestas pacíficas para el cambio de régimen? ¿Lo veo posible?
Creo que es necesario huir de los lugares comunes y asumir el hecho de que la sociedad argelina alberga las mismas ambiciones y esperanzas que cualquier otro conjunto de ciudadanos europeos. Las manifestaciones multitudinarias, pacificas, que se han desarrollado en Argelia, demuestran el grado de civismo de una población que ama profundamente a su país y que desea renovación, mejora. El Estado argelino, que está formado por instituciones sólidas, dispone de mentes brillantes y bien formadas que, estoy seguro, serán capaces de llevar estas aspiraciones a buen puerto.
Pese a la incertidumbre política en Argelia ¿Está garantizada la exportación de petróleo y gas a España?
La exportación de hidrocarburos desde Argelia hacia sus socios europeos está basada en contratos de larga duración. No dudo de la seriedad y de la profesionalidad de las partes implicadas en un comercio que redunda en el beneficio de todos.
¿Cree que este cambio político puede propiciar un acuerdo definitivo con Marruecos sobre el Sáhara?
Un acuerdo sobre el Sáhara Occidental depende en última instancia de las negociaciones que lleve a cabo el Sr. Horst Koehler como enviado especial del secretario general de Naciones Unidas. Estoy seguro de que el Gobierno argelino seguirá manteniendo una posición constructiva y abierta al diálogo para llegar a una solución política, justa, duradera y mutuamente aceptable en el marco de los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas.
Sabemos que hay varios conflictos candentes en África, pero ¿hasta que punto cree que están condicionados Libia y el Sahel por los grupos terroristas de dicha zona?
La presencia de grupos terroristas en Libia y el Sahel constituye un desafío de primer orden para los países de esa región, así como para la comunidad internacional en su conjunto. La Unión Europea ha adoptado un enfoque integral, que consiste en movilizar varios instrumentos – como las misiones civiles y militares, los fondos fiduciarios para el desarrollo o la ayuda humanitaria – para afrontar varios retos de manera simultánea. La UE está presente por ejemplo en Libia, en Mali y en Níger con misiones destinadas a proporcionar formación a fuerzas de seguridad locales. A esto se añade su apoyo político y financiero al G5.
¿Qué cree que puede hacer España para mejorar sus relaciones diplomáticas con países como Sudán?
España goza de buenas relaciones con Sudan, país al que nos unen relaciones políticas, comerciales y de desarrollo. Como miembro de la Unión Europea, España segura acompañando la transición política iniciada en ese país. Estoy seguro de que existen áreas concretas en las que España puede aportar una contribución valiosa al proceso.
¿Por qué escogió la diplomacia? ¿Lo tuvo siempre claro?
Me parecía un oficio que reunía lo que quería en mi vida personal y profesional: conocer otros lugares, otras gentes, otras lenguas, y contribuir si es posible a la resolución de cuestiones globales. No se puede pedir más.
¿Cuáles son las dos cosas más importantes que considera haberse llevado de su paso por Sudán y demás países?
La primera es la lección de humildad que uno recibe al vivir y trabajar fuera. La complejidad política, histórica, cultural y social de estos países – como del nuestro – es abrumadora. Uno se siente en sesión de formación continua cada día. La segunda es, en mi caso, la cantidad de trabajo que nos queda a todos por delante: desde la erradicación de la pobreza hasta la lucha por la dignidad, pasando por la disminución de las desigualdades y la educación para todos. Los niños – eso sí que me lo llevo puesto allá donde he ido – la cantidad de niños que no han tenido lo que yo disfrute y que merecen oportunidades de futuro.
¿Cómo surgió su libro? ¿Fue algo premeditado o vino con la experiencia en el lugar?
Mi libro surgió del deseo de dar a conocer, de manera ligera y divertida, mi día a día en Sudán. Relato, como digo en el título, una serie de aventurillas que me ocurren, y que no están exentas de autocrítica. En el fondo, quería también honrar a mis amigos sudaneses, y dejar testimonio de cuánto me marco ese país, su hospitalidad y el corazón enorme de sus gentes.
Sin duda, la experiencia diplomática transmitida a través de un libro y de las mismas anécdotas de un hombre genera no solo interés por una profesión milenaria, sino que cede la mirada de mundo a quienes lo leen o lo escuchan, en ese breve instante en el que confluyen la experiencia vital y trabajo, y se contagian así valores como la tolerancia, la entrega y la humildad.