El yihadista danés arrepentido
María Isabel García García
Pie de foto: Imagen de Morten Storm
La historia del danés Morten Storm y de cómo acabó integrándose en las filas de Al Qaeda puede servir de ejemplo para explicar la marcha de más de 3.000 occidentales hacia los territorios controlados por Daesh. “Cuando alguien en Europa se convierte al islam, una de las razones que tiene un gran peso en ello es la falta de identidad cultural y religiosa. En el norte de Europa, la red social y familiar no es muy fuerte y el islam atrae a la gente porque les da estabilidad social y la oportunidad de ser parte de una gran familia”, declara Storm sobre las causas de este fenómeno.
Y es que Storm, nació y creció en Dinamarca, en el seno de una familia desestructurada y un buen día decidió cambiar su vida de pandillero por la fe musulmana. “Quería ser una persona mejor, ser capaz de perdonarme a mí mismo y arrepentirme por la cosas que había hecho”, apunta Storm sobre su conversión al islam. Su proceso de radicalización comenzó cuando intercaló los sermones de algunos clérigos fundamentalistas con sus frecuentes visitas a las mezquitas. En esos momentos la yihad contra Occidente se convirtió en una obsesión y decidió viajar a Yemen para profundizar en su fe en 1997.
Fue en el país arábigo donde estableció contacto con algunos de los líderes de Al Qaeda y donde vivió y celebró los atentados del 11-S llamando a su primer hijo Osama, en honor al líder de la red. En el año 2006 y después de que varios dirigentes del grupo terrorista decidieran poner fin a su inminente viaje a Somalia para luchar en la yihad, Storm comenzó a cuestionar el islam y descubrió varias contradicciones en los textos sagrados que le llevó a abandonar su fe religiosa. Esta fase de transición le llevó a querer luchar contra el terrorismo y contactó con los servicios secretos daneses que ya llevaban tiempo detrás de él.
“Durante media década me dedique a entrar y salir de dos mundos y dos identidades…una frase en el momento equivocado me hubiera costado la vida”, explica Storm. El ex yihadista, sin despertar ningún recelo, se dedicaba a recopilar información en las mezquitas de Inglaterra y en sus viajes a Yemen y catalogaba para los servicios de inteligencia el grado de peligrosidad de los individuos a los que espiaba con los colores de los semáforos.
Su colaboración con los servicios secretos occidentales consiguió dar caza a uno de los hombres fuertes de Al Qaeda en la Península Arábiga, el clérigo Anwar al-Awlaki. La confianza del imán era tal que hasta le pidió que le consiguiera una esposa europea. La elegida fue la croata Irena Horak, una joven que recientemente se había convertido al islam y que llegaría a Yemen, sin saberlo, con un dispositivo rastreador dentro de la maleta. La operación, que consistía en localizar y matar a al-Awlaki y que había sido organizada por Storm y la CIA fracasó, pero en el año 2011 Estados Unidos logró abatir al clérigo.
No obstante, y como la CIA nunca le pagó los cinco millones de dólares que ofrecía por su cabeza, Storm perdió la confianza en la agencia y en 2012 dejó su profesión de espía y se decidió a contar su historia en el libro: “Mi vida en Al Qaeda. La historia del yihadista danés que espió para la CIA”. A Storm, que actualmente vive amenazado por sus antiguos compañeros, le queda el orgullo de haber salvado a Europa de varios ataques terroristas que hubieran sembrado el caos en Occidente.