Tres españoles comentan sus experiencias e impresiones tras vivir varios años en el reino del desierto

Españoles en Arabia Saudí: “La adaptación cultural es complicada, pero las oportunidades laborales son inmensas”

AP/AMR NABIL - Vista general que muestra la ciudad de Riad tomada desde la torre Mamlaka, un rascacielos de 99 pisos, en Riad, Arabia Saudí

El español José Horta se trasladó a Arabia Saudí hace ya 20 años. “Mi relación con este país empezó por motivos comerciales y por eso me mudé aquí”, explica. Por aquel entonces pocos españoles residían en el reino del desierto. Diez años después, en 2009, tan solo 535 españoles vivían en esta nación, según indican los registros del INE. Pero el crecimiento económico y los altos precios del petróleo han convertido a este lugar en un destino muy lucrativo para los expatriados. Pueden conseguir sueldos altos y casi libres de impuestos. Esto ha impulsado la presencia de españoles en Arabia Saudí y que actualmente haya 1.961 inscritos como residentes allí, según el INE. 

Horta es uno de ellos y él mismo explica que el estilo de vida que ha llevado no es el convencional de un expatriado. “Yo he vivido muy bien aquí, pero soy consciente de que soy una 'rara avis'. El 99% de mis amistades son saudíes o árabes. Los expatriados tienden a relacionarse con otros extranjeros, con quienes se sienten más cómodos”, explica. “Tienes que tener muy claro que tu vida no va a ser la misma que en Europa. Si asumes eso y te adaptas a las costumbres locales, tendrás posibilidades de quedarte un tiempo. Muchos no aguantan y cuando hacen caja, se marchan”, afirma Horta.

Para Horta lo mejor de Arabia Saudí es la educación y respeto que tienen los saudíes por los demás y el concepto de caridad que practican. “Cuando van a comer a un restaurante, por ejemplo, siempre piden más de lo que se van a comer para llevárselo a los necesitados”, afirma. Lo peor para él es la falta de puntualidad. “Quizá es porque soy muy quisquilloso con los horarios”, señala. 

Ángela, nombre ficticio, es una española que llegó hace cinco años con su familia a Arabia Saudí para trabajar en una escuela privada. Al igual que Horta, ha conocido la sociedad saudí de primera mano, ya que no vive en un ‘compound’ [urbanizaciones cerradas en las que suelen vivir los extranjeros y que pueden contar con sus propios hospitales e incluso campos de golf] y da clases a estudiantes saudíes. “Aquí he tenido una oportunidad laboral que en España o en Europa no tendría, principalmente por el sueldo, pero hemos tenido que hacer muchos sacrificios en cuanto a vida social, costumbres…”, afirma. 

Aunque esta española reconoce que sus condiciones salariales han mejorado casi el doble respecto a España, afirma que las reformas del Plan Visión 2030 han introducido ciertos recargos para los extranjeros que trabajan allí. Además, el Gobierno está llevando a cabo un proceso de ‘saudización’ que tiene como objetivo que cada vez más saudíes se incorporen a actividades del sector privado. “Estas políticas aún no afectan a los puestos de trabajo de muy alta cualificación que suelen desempeñar los occidentales”, explica el español José Horta.

La política de ‘saudización’ se inició en 2011 con el objetivo de reestructurar el sistema laboral del país en respuesta al aumento de población local, según indica el ICEX (España Exportación e Inversión) en su página web. A partir de julio de 2017 es obligatorio el pago de una cuota para aquellas empresas que empleen a personal extranjero. Además, estos trabajadores tienen que pagar una tasa por las personas dependientes de ellos, como los familiares desplazados. “Nosotros tenemos que pagar un impuesto por cada miembro de la familia que vive aquí y somos cuatro”, explica Ángela.

Además de esta política, el Plan Visión 2030 está impulsando mucho la formación en los campos de hostelería y turismo. También están promocionando mucho los estudios en ingeniería. “El Gobierno ofrece muy buenas becas para los estudiantes saudíes. Ahora tienen muchísimas oportunidades para formarse y crecer profesionalmente”, afirma Ángela, que conoce bien el mundo de la educación en el país debido a su trabajo.

Para esta española lo más positivo de vivir en Arabia Saudí son las temperaturas suaves en invierno y la posibilidad de explorar lugares desconocidos. “Tratamos de salir de Riad los fines de semana. Es un lujo ver las estrellas en el desierto y despertar con el sonido de la arena silbando o escuchar las pisadas de los camellos que pasan cerca de nuestra tienda de campaña. Viajar sin destino y encontrar playas deshabitadas en las que el agua es cristalina y la arena suave y blanca. Arabia es aún la gran desconocida y ofrece una variedad de paisajes inimaginables”, explica. Para Ángela la peor época del año es cuando llega el verano. “Las temperaturas pueden ser superiores a los 50º. Todo se vuelve muy aburrido y hay poco que hacer. Todo pasa por ir al centro comercial”, explica.

En este punto coincide la española Begoña Mateos, que lleva cinco años viviendo en Arabia Saudí con su marido y sus dos hijos pequeños. “La vida aquí me resulta muy cómoda aunque hasta ahora tenía pocas opciones de ocio, pero eso está cambiando mucho y muy rápido”, afirma. 

Mateos sí que vive un ‘compound’. “Estos lugares son fantásticos para la vida familiar. Para mí cada día aquí es una aventura en la que no sabes lo que te vas a encontrar”, explica. Aunque ella no trabaja oficialmente en el país, se le han presentado oportunidades de hacer proyectos que nunca pensaría que podría realizar en España. Para aprovechar su tiempo en el reino del desierto, Mateos lleva un año y medio empeñada en sacar adelante junto a una mujer libanesa, una saudí y una palestina el primer libro sobre comida tradicional saudí. “Esperamos lanzarlo en marzo, aunque aún no hay previsto que hagamos una versión en castellano”, explica.

A estos tres españoles ya les queda poco tiempo en el reino del desierto. En el caso de Horta, regresará pronto a España por motivos de salud. También Mateos abandonará pronto el país porque a su marido le toca cambiar de destino laboral. Ángela también cree que su etapa en Arabia toca a su fin. “Ha sido una época muy bonita. A pesar de los cambios acelerados este país aún guarda autenticidad en los edificios de barro en medio del desierto, las puestas del sol espectaculares en las dunas, el patrimonio cultural o el carácter hospitalario de su gente”, concluye.