El teniente coronel Lucas Martín ha participado en el seminario organizado por Atalayar y CIFAL Málaga que cerró su primera jornada con una mesa sobre Comunicación entre culturas con Manuel Castillo, diario Sur; Javier Martín Domínguez y José María Peredo

El mundo ha cambiado, y con él, la forma de hacer guerras: aspectos clave de los conflictos híbridos

PHOTO/GUILLERMO LÓPEZ - El teniente coronel Lucas Martín

La globalización es un fenómeno que se da tanto para lo bueno y para lo malo, y en lo malo entran las redes u organizaciones criminales, que también se han convertido en transnacionales, ha señalado el teniente coronel Lucas Martín al inicio de su ponencia en el seminario organizado por Atalayar y CIFAL Málaga este lunes en la ciudad andaluza.

Martín recuerda como antes las guerras se basaban, básicamente en matar, destruir y ocupar el territorio contrario; una labor que quedaba prácticamente en exclusiva para los actores estatales como el ejército. Hoy en día, en las guerras híbridas modernas no solo intervienen los actores estatales, sino que hay más actores internacionales en juego que no siempre son estados, y pone como ejemplo el caso del Daesh. Pero como esta organización hay más y utilizan tácticas similares que lo que buscan es debilitar el sistema y conseguir su objetivo, que en muchas ocasiones es lograr una intervención militar para desestabilizar todo. 

La guerra híbrida se fundamenta en cuatro principales aspectos: influir en la población, polarizarla, desorientarla y paralizar la toma de decisiones políticas. Este concepto comenzó a tomar forma a nivel táctico en los años veinte del siglo pasado, pero ha ido evolucionando especialmente a nivel operacional y en la actualidad incluye factores económicos y políticos, entre otros. El conflicto de Crimea es una muestra de este tipo de guerra, la híbrida, que también se considera en la actualidad como guerra total dado que implica la actuación de todos los sectores. 

Esta forma de guerra no es rápida, requiere de tiempo y constancia; además es sincronizada. Todas las acciones, en todos los ámbitos (político, social, militar, económico…) están diseñadas y enfocadas hacia la consecución del objetivo. 

Campañas perfectamente planificadas y orquestadas: el poder de la información y dividir a la población

La información y la propaganda son aspectos clave de estas guerras, más ahora con el poder que han adquirido las redes sociales. En todos los conflictos ha habido campañas de desinformación, y en la actualidad sigue ocurriendo pero a un ritmo mucho más vertiginoso y llega a todas partes del mundo. Martín vuelve a poner de ejemplo como campañas bien planificadas y ejecutadas la estrategia que ha seguido el Daesh. La organización terrorista planificó minuciosamente su campaña de miedo hacia la población por un lado y su campaña de captación de miembros por otro. Campañas para las cuales las tecnologías de la información tuvieron un papel clave.

En las guerras convencionales se procuraba mantener a la población civil fuera del entorno operacional militar y gubernamental, pero en los nuevos conflictos, la población está en el eje central. Es habitual que en conflictos de esta índole se colapsen los servicios de transporte, se cierren carreteras, formación de barricadas... el descontento y crispación de la población es una forma de desestabilizar a la sociedad y a los Gobiernos muy efectiva para lograr intervenciones militares “y convertir así al agredido en agresor”.

En este sentido, el teniente coronel destaca la importancia de la labor de los servicios de inteligencia para la prevención de posibles atentados, actos violentos, envío de información falsa…Monitorizar y analizar todos los movimientos, incluido el ciberespacio, que se ha vuelto uno de los escenarios más importantes y convulsos, son acciones necesarias. De hecho, tal y como destaca, uno de los mayores problemas de ahora es “saber detectar cuándo comienza un conflicto. Ser capaces de ver los indicadores de que está empezando un conflicto es el reto actual de los servicios de inteligencia”. 

Comunicación entre culturas para acabar la primera jornada del seminario

Javier Martín Domínguez,  presidente del Club Internacional de Prensa y José María Peredo, catedrático en la Universidad Europea de Madrid, han conformado la mesa redonda, moderada por Manuel Castillo, director de Diario Sur, como broche a la primera jornada  de las conferencias. En este coloquio se ha puesto el énfasis en la globalización y su papel en el entendimiento entre culturas. 

José María Peredo, por su parte, ha destacado que “no todo es globalización”, sino que dicho fenómeno corresponde al momento en que se impulsa Internet entre la sociedad. A partir de este punto, se produce un punto de inflexión en la comunicación y es cuando comienza como tal el fenómeno de la globalización. Peredo también ha destacado que gracias a esta globalización, el concepto de multiculturalidad se vive ahora de una forma distinta a lo que se conocía como tal antiguamente. Desde ese momento, la globalización toma forma y el concepto de multiculturalidad y relación entre culturas se multiplica y adapta a nuevos medios y lenguajes. Se produce un fenómeno disruptivo entre las relaciones entre culturas. Se produce no solo más comunicación a más escala, sino más comercio, más movimientos migratorios y también, más conflictos. 

Por su parte, Javier Martín Domínguez ha puesto en valor a Málaga como ejemplo entre el entendimiento entre culturas. Málaga es una ciudad de puerto y se ha formado a través de gente “en aluvión”, ha bromeado. Hoy en día, ha recordado Martín, hay aproximadamente 155 nacionalidades en la ciudad, lo que supone una enorme diversidad cultural. El momento actual de globalización “nos fascina a todos”, por ejemplo en tema viajes, donde el mundo está muy interconectado y ha recordado cómo ahora es más fácil viajar a cualquier parte. ¿La globalización está anulando las identidades? Es uno de los desafíos actuales que ha planteado.  Señala que si queremos crecer hay que buscar la originalidad del de al lado, asimilarla y “trabajar con más elementos más allá de los que se tiene en la cultura propia”.

En este contexto ha explicado como en ocasiones la globalización y la multiculturalidad ocasionan “perdidas de identidad”, pues a veces se pierde mucho “de lo nuestro” para adaptarse a un mundo moderno y práctico (canciones populares perdidas, gastronomía, etc), una pérdida que también se la imponemos al inmigrante cuando llega en pro de la “adaptación”. Para finalizar ambos han comentado los aspectos actuales del periodismo, que todo parece indicar que está superando su crisis y el papel que tiene en la comunicación entre culturas.