La coalición internacional para imponer la paz en Libia avanza lentamente…, pero avanza

Antonio Sánchez-Gijón/CapitalMadrid.com
Pie de foto: Sólo falta que el “gobierno de concordia nacional” pida la ayuda
Las columnas del Daesh que operan en el territorio libio pueden encontrarse pronto frente a una poderosa coalición internacional que haga posible que el joven gobierno libio de concordia nacional afiance su poder, reactive la economía, recupere los niveles de producción petrolífera y de gas en un futuro próximo, y contribuya al control de los flujos migratorios clandestinos que desde las orillas libias salen hacia Europa. Esa coalición, que de hecho lleva un tiempo funcionando de modo informal, comprende los países fronterizos de la Libia occidental, es decir, Túnez y Argelina, así como un grupo de países europeos: Italia, Francia, Reino Unido, etc., más los Estados Unidos.
Factor crucial de cualquier futura movilización es que el gobierno libio solicite de las Naciones Unidas ser eximido del embargo de armas que fue impuesto al país a raíz de la resolución del Consejo de Seguridad que aprobó medidas militares contra el régimen del coronel Gadafi, en 2011. Esta aspiración cuenta con todo el apoyo del secretario de Estado de los Estados Unidos, John Kerry, quien recientemente declaró en Viena que “el gobierno de Acuerdo Nacional es la única entidad que puede unificar el país. Ese es el único modo de asegurar que las instituciones vitales… queden bajo una autoridad representativa y reconocida”. Prestar consenso al gobierno legítimo, sin embargo, no será fácil de obtener en el caso de algunas milicias islamistas que se reparten el control de varias ciudades importantes.
Fuentes militares de Estados Unidos calculan que en Libia operan unos 5.000 yihadistas del EI. El ministerio de Defensa y las fuerzas armadas del Reino Unido han manifestado frecuentemente su preocupación por los avances del EI en Libia, a pocos kms de las costas europeas.
Con frecuencia se transmiten noticias de que dentro del territorio libio están operando desde hace meses fuerzas especiales de los Estados Unidos, Francia y Reino Unido. Italia anunció en marzo su disposición de enviar también contingentes de ese tipo, así como un contingente regular mayor, de 5.000 efectivos, tan pronto como un gobierno libio internacionalmente reconocido solicite la ayuda de una misión internacional. En marzo pasado, Roma autorizó a la fuerza aérea de los EE.UU. la utilización de la base aérea de Sigonella, en Sicilia, para operaciones sobre Libia.
Inestabilidad de Libia, estabilidad de Túnez y Argelia
Los gobiernos de Argelia y Túnez han incrementado considerablemente su grado de preparación militar ante la amenaza del EI, no sólo en sus fronteras, sino también en regiones remotas del interior. Túnez ha sido duramente castigado por el EI, en el último año. Dos ataques contra centros turísticos tunecinos han paralizado una industria que representaba el 15% de la economía tunecina.
Argelia se protege mejor que Túnez por cuanto es un país poco abierto al exterior y fuerte militarmente, aunque en 2013 sufrió un devastador ataque terrorista contra una de sus principales plantas de hidrocarburos en el sur del país, protagonizado por una facción del Estado Islámico en el Magreb. En los años noventa, el país sufrió una dura guerra civil contra extremistas islamistas que dejó decenas de miles de víctimas mortales, pero se pudo cortar la amenaza existencial al régimen mediante una cruenta guerra contrainsurgente.
Túnez, país donde se originaron las revueltas árabes que derribaron varios regímenes autoritarios, posee un amplio segmento de juventud desafecta, localizada sobre todo en las regiones más aisladas del interior. Se calcula que actualmente hay 6.000 tunecinos luchando en las filas del EI en Siria, y en el propio territorio tunecino se estima en 100.000 el número de sus simpatizantes. Túnez registra incursiones frecuentes de guerrillas yihadistas, lo que ha obligado al gobierno a construir un sistema de control de fronteras, que incluye fosos y sensores electrónicos.
La postura militar argelina es, como corresponde a un país mucho mayor que Túnez, más contundente. Su presupuesto militar también es el mayor del Magreb; se estima en $11.000 millones. La protección de las extensas fronteras está asumida por el ejército y fuerzas paramilitares. Los casi 6.000 km. de límites con Mauritania, Mali, Níger y Libia están controlados por 20 estaciones de seguimiento electrónico y aéreo, y no faltan casos de incursiones militares en el territorio de los vecinos, en persecución de partidas de yihadistas armados.
Los dos países se enfrentan a coyunturas políticas delicadas. En Argelia se trata de la sucesión del presidente Bouteflika, que está prácticamente ausente de la gestión de los asuntos de estado debido a su delicada salud. En Túnez se trata de la consolidación de la democracia, que pasó en los últimos años por arriesgadas alternativas. El país está gobernado actualmente por una coalición del partido laico Nidaa Tounes y el islamista moderado Ennahda. Sus relaciones no han sido siempre amistosas, entre otras cosas porque cada uno se apoyaba en ‘patrocinadores’ distanciados ideológicamente: Ennahda recibe su apoyo del rico y confesional Qatar, y Nida Tounes de los más laicos Emiratos Árabes Unidos.
Esa misma divisoria entre los patrocinios se registra en Libia, con Qatar apoyando milicias islámicas ‘moderadas’ y los EAU al general independiente Jalifa Hifter.
Lo que pase en esta materia de la seguridad de Libia podrá afectar decisivamente lo que vaya a pasar con los flujos migratorios transmediterráneos. Son varios cientos de miles las personas que se estima esperan en Libia la oportunidad de dar el salto a Europa en peligrosas balsas de goma, en la esperanza de emprender una aventura con final incierto.