La aceptación china de la guerra en Ucrania y el objetivo de un nuevo orden mundial

El presidente ruso Vladimir Putin habla con el presidente chino Xi Jinping durante una ceremonia de bienvenida en el Foro de la Franja y la Ruta en Beijing, China, el 17 de octubre de 2023 - SPUTNIK/ SERGEI SAVOSTYANOV via REUTERS
Las relaciones entre la PRC y Ucrania con anterioridad al inicio de la guerra, aunque con altibajos, habían sido razonablemente buenas mientras, al mismo tiempo, Pekín decía construir con Moscú una asociación “sólida como una roca”
  1. Introducción
  2. La evolución de las relaciones entre la República Popular China y Ucrania hasta el inicio de la invasión rusa
  3. La aproximación china en el contexto de la guerra y el redimensionamiento de la relación

Este documento es copia del original que ha sido publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos en el siguiente enlace.

El comportamiento de la República Popular China en relación con la guerra en Ucrania puede no estar respondiendo a las expectativas de algunos líderes políticos y analistas. Sin embargo, parece coherente con el conjunto de la proyección exterior de la China de Xi Jinping. En este sentido, si las relaciones entre la PRC y Ucrania con anterioridad al inicio de la guerra, aunque con altibajos, habían sido razonablemente buenas mientras, al mismo tiempo, Pekín decía construir con Moscú una asociación “sólida como una roca”, en el contexto del enfrentamiento bélico esa ambigüedad y equidistancia se va a mantener en buena medida. Así, China reitera al mismo tiempo la importancia de respetar la integridad territorial y la soberanía de los estados y su comprensión ante la supuesta ansiedad de la Federación Rusa por su propia seguridad. Por lo demás, si bien es probable que China, siempre temerosa de las consecuencias de la desestabilización derivada de los enfrentamientos bélicos, hubiera preferido que la invasión no tuviera lugar, una vez que ésta ya es un hecho parece haberla aceptado, confiando en que pueda contribuir a sus propios objetivos en lo que a la redefinición del orden internacional se refiere.

Introducción

Solo hace algunos años la República Popular China (en adelante RPC), enfrentada con una situación como la que ha planteado la invasión rusa de Ucrania habría seguido una hoja de ruta bien conocida por los especialistas en la política exterior de Pekín: esfuerzos para erigirse en facilitadora de una solución, apuesta por la estabilidad -aliada indispensable del crecimiento económico- e implicación en la posterior reconstrucción (con el consiguiente rédito económico para la potencia asiática). De hecho, todavía el 24 de febrero de 2022, pensar que la RPC actuaría así parecía una apuesta segura.
Sin embargo, la China actual ya no es ésa. La asertiva China de Xi Jinping, -que parece combinar con maestría los planteamientos acerca de la jerarquía de las unidades políticas heredados de los clásicos del imperio del centro con las teorías realistas, occidentales incluidas las del realismo ofensivo1-, decidida como está a convertirse en la nueva potencia mundial y con unos plazos y unas líneas de actuación claramente establecidos con ese fin, no está vacilando a la hora de sacrificar intereses o beneficios a corto plazo por objetivos estratégicos. Solo así se explica la evolución de la posición china en relación con la guerra en Ucrania a lo largo de los dos últimos años, desde una calculada ambigüedad inicial, en la que encajaría incluso la abstención en las votaciones relativas a este asunto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, a un apoyo tímido, aunque cada vez más visible y no solo verbal sino, también y, sobre todo, material a la Federación Rusa. Un apoyo material que incluiría no solo las compras de gas ruso cada vez en mayor cantidad, materias primas o incluso empresas rusas, sino el envío a Rusia de sistemas de alta tecnología, incluidos drones y componentes2, que podrían ser empleados con fines militares3, algo más relevante si tenemos en cuenta la tremenda mejora experimentada por los sistemas chinos y que probablemente habría sido mayor de no ser porque China teme que sus bancos y empresas pudieran verse afectados por las sanciones, algo que, de hecho, podría acabar ocurriendo a no mucho tardar.

Una posición que, por otra parte, puede parecer llamativa, pero que no lo es tanto si se observa detenidamente la evolución de las relaciones entre Kyiv y Pekín hasta ese ya icónico 24 de febrero.

En efecto, la República Popular China y Ucrania establecieron relaciones diplomáticas en 1992, solo un año después de que la segunda se proclamara independiente. Desde entonces las relaciones se fueron intensificando progresivamente, como demuestra el hecho de que en 1994 la RPC hiciera una declaración unilateral dando garantías de seguridad a Ucrania e indicando, en consonancia con los planteamientos chinos en materia de seguridad, su preferencia por la solución pacífica de controversias.

En cualquier caso, resulta llamativo el impacto negativo que, casi de forma sistemática, tiene en la relación todo acercamiento de Ucrania a occidente.

En este sentido, las relaciones entre los dos estados atravesaron un primer momento de deterioro en 2005, siendo Viktor Yuschenko presidente de Ucrania, aunque se recompondrían posteriormente e, incluso, Pekín y Kyiv llegarían a alcanzar un acuerdo de asociación estratégica4, aunque ocurriría curiosamente en 2011, por tanto, un año después de que Viktor Yanukovich, más próximo a Rusia, llegara a la presidencia de Ucrania. En ese mismo espíritu Xi Jinping y Viktor Yanukovich firmarían en 2013 un Tratado de Amistad y Cooperación y una declaración conjunta orientada a profundizar en el desarrollo de la asociación estratégica. En ella China reafirmó su decisión de proporcionar a Ucrania garantías de seguridad frente a una agresión (nuclear), invasión o amenaza de invasión. En aquel momento la PRC llegó a hablar de “paraguas nuclear”, término que posteriormente ha censurado.

Sin embargo, la realización viviría un nuevo enfriamiento en el contexto de la revolución de la dignidad, que China consideró como auspiciada o inspirada desde occidente. Con todo y a diferencia de lo que ocurriría en 2022, en 2014 la RPC sí adoptó el enfoque prudente que hasta hace poco le era característico ante la sucesión de acontecimientos –revolución del Maidán, salida de Yanukovich e invasión de Crimea por parte de Rusia- en Ucrania. Así en 2014 y 2015 las relaciones entre China y Rusia no recibirían un impulso especial, aunque China llegaría a proporcionar ayuda militar a Kyiv.

Sin embargo, en 2016 las relaciones entre la PRC y Ucrania comenzaron a intensificarse de forma clara. Era algo lógico en el contexto del creciente interés mostrado por Pekín en Europa Oriental que llevaría a la creación del conocido como “formato 16+1” en el marco del cual China buscaba concertarse con los estados de esa subregión de Europa5.

Ya en enero de 2017, en el marco del foro económico de Davos se hizo patente la voluntad de intensificar la relación y en diciembre China y Ucrania aprobaron un plan de acción destinado a atraer a Ucrania inversiones chinas por valor de 7.000 millones de dólares. Una inversión que fue especialmente destacada en el ámbito de las infraestructuras, incluyendo proyectos en los sectores hidroeléctrico, eléctrico y de telecomunicaciones o la contribución china a la mejora del puerto de Odesa y el Metro de Kyiv. En ese marco, en el periodo 2017-2019 Ucrania y China celebrarían acuerdos de cooperación industrial de gran trascendencia, que incluso incluían la fabricación de motores para aviones y permitirían a Ucrania incrementar la venta de armas a China, incluido el Liaoning, el primer portaviones chino que es, en realidad, un portaviones soviético modificado y mejorado en Ucrania. Así las cosas, no resulta sorprendente que en 2019 China reemplazara a Rusia como principal socio comercial de Ucrania.

No resulta sorprendente que Ucrania llegara incluso a formar parte, aunque probablemente de manera poco más que nominal, de la iniciativa de la nueva ruta de la seda china y que, de hecho, el entonces viceprimer ministro ucraniano, Stepan Kubiv hiciera una visita de trabajo a China en abril de 2019 con el fin de participar en el Segundo Foro de Cooperación Internacional “One Belt, One Road”6.

Todavía el 13 de julio de 2021, solo medio año antes del comienzo de la guerra, el Presidente Zelensky y el Presidente Xi Jinping mantuvieron una conversación telefónica en la que se felicitaron por los diez años transcurridos desde el establecimiento de la asociación estratégica entre los dos estados y se comprometieron a continuar profundizando en su desarrollo7.

Ucrania no dejaba de ver con buenos ojos esa dinámica de intercambios creciente con China y no dudaba en afirmar que debía diversificar sus relaciones -abriendo la puerta a la interacción con la RPC- aunque las que mantuviera con Estados Unidos o la UE siguieran siendo prioritarias y más intensas.

La aproximación china en el contexto de la guerra y el redimensionamiento de la relación

Como apuntábamos la reacción china cuando se produce la agresión rusa a Ucrania en 2022 no tendrá nada que ver con la de 2014. Es cierto que reafirmó su asociación estratégica con Ucrania, que insistió en que nunca la atacaría y que no ha reconocido la anexión de Crimea, pero también que no habló en ningún momento de agresión, ni de ataque y no hizo amago alguno de condenarlo; ni siquiera en Naciones Unidas, donde no solo se ha abstenido, sino que se ha mostrado contraria a las críticas a Rusia8. De hecho, no dudó en culpar a Occidente del incremento de la tensión y, en último término, de la propia crisis en Ucrania9, haciendo suyo, incluso, el argumento ruso que ve en la ampliación de la OTAN al este una justificación para la invasión10, toda vez que occidente, en palabras de académicos como Shen Shishun, habría “exprimido el espacio estratégico ruso forzándola a adoptar contramedidas11”. En ese mismo sentido, Pekín tampoco ha perdido la oportunidad de criticar lo que considera “mentalidad de Guerra Fría” característica según ella de Estados Unidos. En este mismo sentido, China no duda en posicionarse contra la visión binaria que según ellos se estaría asentando en occidente, y que consideraría que el sistema internacional se divide entre los estados que están a favor de Rusia y los que no lo están. Una visión que para China no da una imagen cabal de la realidad actual12.

Una empatía de la República Popular China con el sentir ruso que probablemente resulta más fácil de entender si se tiene en cuenta la preocupación con que se ve desde Pekín el estrechamiento de las relaciones entre la OTAN y sus socios globales ubicados en la zona de Asia-Pacífico: Japón, Australia, Nueva Zelanda y Corea del Sur y la creciente interrelación entre los teatros estratégicos europeo y asiático13.

Unos planteamientos que volvió a exhibir cuando se cumplía un año de guerra y China hizo pública su “Posición para una Solución Pacífica de la crisis de Ucrania”14, documento en el que algunos han querido ver una propuesta de paz, pero que realmente carece de entidad para ser tal ya que, entre otras cuestiones ni siquiera hace referencia alguna al territorio ucraniano ilegalmente ocupado por Rusia o a las condiciones de la reconstrucción del país15.

Así, aun cuando la RPC insista en su defensa de la soberanía de los estados y, en particular, de la soberanía e integridad territorial de Ucrania16 ¡¿qué otra cosa puede hacer teniendo el contencioso que tiene con Taiwán?!, se aprestará también a mostrar comprensión ante las legítimas preocupaciones de seguridad de todos los estados, en claro guiño a Rusia17 con la que, no lo olvidemos, pocos días antes de la invasión, había ratificado una asociación estratégica que calificaban de “sólida como una roca”. Algunos llegarían incluso a plantear, dada la sucesión de acontecimientos de esos días, si en el gobierno de Pekín tendrían información previa de los planes de Moscú de lanzar la invasión sobre Ucrania. Una comprensión fácil de entender, por otro lado, si tenemos en cuenta la “soberanía estratégica” -una cierta suzeranía- que la propia República Popular China ha tratado desde siempre de ejercer en los estados de su vecindario y que bien puede ser considerada como un legado del sistema tributario.

Si bien eso, al menos por el momento, tendrá que permanecer en el terreno de las conjeturas, lo que parece innegable es que, más allá de los deseos y las buenas intenciones, la realidad se hace evidente: China no ha actuado desde el comienzo de la invasión rusa de Ucrania de forma neutral por mucho que lo haya declarado así18. Cabe calificarla de no beligerante, pero no de imparcial -el nuevo término adoptado por China en relación con su posicionamiento- y tampoco de neutral19, y de ahí el apoyo cada vez más claro a la Federación Rusa, que ya hemos apuntado más arriba.

En efecto, al apoyo tanto institucional como económico y tecnológico prestado por la RPC a Rusia debemos añadir la cooperación en materia militar, en particular la realización por parte de ambos de maniobras militares conjuntas20. Una toma de postura a la que bien podría haber contribuido la percepción china de que frente a una Ucrania ayudada por occidente Rusia podría acabar cayendo si China no intervenía21, algo que Pekín no desea. En este sentido, hay que decir que la PRC puede verse beneficiada de que Rusia acabe prevaleciendo o, incluso con una derrota parcial rusa siempre que el proceso suponga cierto desgaste para occidente en general y para Estados Unidos en particular, pero no con una debacle rusa22 que pudiera impulsar a Estados Unidos a actuar de forma más resuelta en Asia.

Por otra parte, tan evidente ha sido la no neutralidad de Pekín que ha renunciado progresivamente -salvo un nuevo giro que nunca es completamente descartable- a presentarse como un posible mediador, algo a lo que China nos estaba acostumbrando en los últimos -el último caso es el de Irán y Arabia Saudí23- y que contribuye favorablemente a la aspiración china de ir reforzando su poder estructural.

Como es lógico, para el gobierno de Kyiv no ha pasado inadvertido el giro de Pekín24. En consecuencia, si van a buscar la confrontación directa con China -no sería sensato-, posiblemente piensan también que no cabe esperar demasiado de la potencia asiática. En todo caso es una baza que no dan por perdida, como ponen de manifiesto las reiteradas invitaciones al presidente chino para visitar Ucrania, invitaciones que hasta el momento no han recibido una respuesta (positiva) y los encuentros celebrados tanto en septiembre de 2022 como en febrero de 2023 a nivel de ministros de Asuntos Exteriores. Durante las últimas semanas estamos asistiendo a nuevos esfuerzos en este sentido protagonizados por el Ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Dimitro Kuleba, tratando de organizar un encuentro entre Xi Jinping y Volodymyr Zelensky25. Así, por ejemplo, ha tratado de propiciar tal encuentro utilizando como marco alguna reunión internacional, como la cumbre de Davos26 o la de Seguridad Global27 por mencionar dos casos.

Un encuentro, en suma, que no acaba de concretarse y que, con ello, contrasta de forma clara con la visita por todo lo alto efectuada por Xi Jinping a Moscú en marzo de 202328, cuando la guerra ya había entrado en el segundo año y al final de la cual el presidente chino se despediría de su homólogo ruso recordándole que “se avecinan cambios que no se han vivido en 100 años y nosotros estamos liderando ese cambio juntos”29.

Con todo, Ucrania también es consciente con toda probabilidad del papel que China podría jugar en una futura reconstrucción y es una puerta que podría cerrar o no30. De hecho, acabada la guerra y, eso sí, dependiendo de la forma en que lo haga, no hay que destacar una reactivación de las relaciones entre Ucrania y la PRC e, incluso la continuidad de la participación ucraniana en la Nueva Ruta de la Seda China. Esta será muy probablemente una de las muchas decisiones difíciles que el gobierno ucraniano tendrá que afrontar cuando cesen las hostilidades31. Una decisión que muy probablemente dependerá también, entre otras cosas, de las otras opciones que Kyiv tenga a su disposición.

En este sentido, parece claro que el distanciamiento entre Ucrania y la RPC que tendría que ser visto con buenos ojos por los aliados de la primera en todos los continentes (Estados Unidos, la UE o Japón marcan distancias y evidencias crecientes diferencias con China), pero que debería llevar a tales aliados a llenar el vacío que pueda dejar China en relación con Ucrania, reforzando el apoyo a esta última32.

Conclusión: Las implicaciones de la guerra para la relación bilateral y el orden mundial

La no neutralidad china y el distanciamiento de Kyiv deben ser interpretados a la luz de lo que la PRC y la Federación Rusa comparten: el deseo de reemplazar el orden internacional liberal construido tras la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría por otro más afín a sus principios y valores33. En este sentido, si ha llegado a considerar asumible la inestabilidad generada por la invasión rusa de Ucrania, que en el corto plazo puede resultarle indeseable, es en aras de ese objetivo a largo plazo.

En este sentido, desde ya antes de la invasión, Rusia y China habrían sido mucho más conscientes que occidente de que lo que está en juego es el devenir del orden mundial y eso las habría llevado, -aunque nunca llegaran a tener una asociación “sin límites”, como proclamaban a los cuatro vientos- a una apuesta clara por el fortalecimiento de su relación34. Por el contrario, las relaciones transatlánticas se han mostrado demasiado dubitativas demasiado tiempo.

Con todo, es un hecho la divergencia de intereses estratégicos de la PRC no solo con Estados Unidos, sino también con la Unión Europea es creciente y, de hecho, la UE ha sido especialmente crítica con la posición China en relación con la invasión, empezando por la renuncia de Pekín a condenar la invasión y/o a utilizar la influencia que pueda tener en el presidente ruso para detenerla. Así, no hay duda de que la guerra en Ucrania ha contribuido a incrementar el recelo de la UE respecto de China, pero también de los restantes estados no democráticos que podrían apoyar el establecimiento de un orden internacional alternativo.

Ahora bien, cabe preguntarse de qué manera el conflicto en Ucrania contribuye a avanzar hacia ese cambio de orden mundial deseado por Rusia y China. Como apuntábamos, es razonable pensar que, si bien China muy probablemente no confía completamente en una victoria rusa, que indudablemente acercaría el objetivo, sí puede considerar la guerra actual útil en la medida en que permita desgastar a occidente en general y a Estados Unidos en particular y, al propio tiempo, ponga al descubierto las debilidades occidentales.

Con todo, China y Rusia pueden tener en común actualmente su enfoque revisionista o su empleo del poder afilado35, pero no son ni mucho menos idénticas entre sí. En este sentido, por ejemplo, la RPC tiene muy en cuenta algo que Rusia ignora: la importancia del poder blando. De ahí que, aunque sin renunciar a mostrar su posicionamiento, insistiera inicialmente en pedir la máxima contención en Ucrania y haya hecho gala también de su disposición a contribuir -al menos de cara a la galería del mal llamado Global South36 que trata de liderar- a un entendimiento, aunque quedándose muy lejos, no nos equivoquemos, de postularse como mediadora en el conflicto. Esto último, como apuntábamos más arriba, no lo ha hecho, por mucho que Occidente lo esperara o, incluso, lo deseara.

Mientras dure la guerra cabe esperar que China prosiga con su calculada combinación de ambigüedad y apoyo, ya más explícito que tácito a Rusia. Es seguramente la mejor estrategia si quiere poder tener una posición ventajosa independientemente de cómo acabe la guerra. Si Rusia prevalece, habrá apostado a caballo ganador y las preferencias de ambos en relación con el orden mundial se verán beneficiadas. Si Rusia resulta derrotada, China podrá contribuir a que la derrota no sea una debacle, -evitando un cambio de régimen en Rusia y una aproximación a occidente- y, al mismo tiempo, tratar de beneficiarse desde el punto de vista económico de la participación en la reconstrucción de Ucrania. Pragmatismo chino en estado puro.

Gracia Abad Quintanal* Profª Agregada de RRII en la Universidad Nebrija y miembro del Grupo de Investigación SEGERICO

Referencias:

1 YAQING, Qin “Culture and Global Thought: Chinese International Theory in the Making”, Revista CIDOB d’Afers Internacionals n.100, p 67-89, 71 y ss
2 CROPSEY, Seth “China’s Peace Plan for Ukraine is a Trojan horse for Beijing and Moscow”, The Hill, 3 de diciembre de 2023, disponible en https://thehill.com/opinio/national-security/3896112-chinas-peace-plan-for-ukraine-is-a-trojan- horse-for-beijing-and-moscow, Consultado 10 de enero de 2024
3 BBC News “Ukraine war: What support is China giving Russia?” 20 de marzo de 2023, disponible en http://bbc.com/news/60571253 Consultado 7 de septiembre de 2023
4 Embassy of Ukraine in the People’s Republic of China, “Political Relations between Ukraine and China”, 26 de mayo de 2022, disponible en https://china.mfa.gov.ua/en/partnership/political-relations-between-ukraine-and-china, consultado 7 de septiembre de 2023
5 GERASYMCHUK, Sergiy y POITA, Yurii, “Ukraine-China after 2014: a new chapter in the relationship Friedrich Ebert Stiftung”, Septiembre de 2018, p 4
6 Embassy of Ukraine in the People’s Republic of China, Political Relations between…”, op. cit
7 Idem.
8 AP “China Says It’s Seeking Role in Ukraine Peace Settlement”, The Diplomat, 21 de febrero de 2023, disponible en http://thediplomat.com/2023/02/china-says-its-seeking-role-in-ukraine-peace-settlement, consultado 7 de septiembre de 2023
9 SHINDE, Ved “What does China want in Ukraine?”, Low Institute, 12 de abril de 2023, disponible en https://lowinstitute.org/the-interpreter/what-does-china-want-ukraine, con acceso 8 de septiembre de 2023
10 MAÇAES, Bruno “An Insider’s Perspective on China’s Strategy in Ukraine”, Time, 20 de marzo de 2023, disponible en https://time.com/6264512/insiders-perspective-on-chinas-strategy-in-ukraine Consultado 7 de septiembre de 2023 11 BACHULSKA, Alicja; Leonard, Mark “China and Ukraine: The Chinese debate about Russia’s War and its meaning for the World”, Julio de 2023, European Council for Foreign Relations, p 6
12 OTERO, Miguel “China y la guerra en Ucrania”, El Confidencial, 25 de junio de 2023, disponible e4n https://blogs.elconfidencial.com/tribuna-internacional/2023-06-25/china-guerra- ucrania_3671415/?utm_source=twitter&utm_medium=soci Con acceso 8 de septiembre de 2023
13 SHINDE, Ved, op. cit.
14 Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Popular China, “China’s Position on the Political Settlemente of the Ukraine    Crisis”¸    24    de    febrero    de    2023,    disponible    en https://fmprc.gov.cn/mfa_eng/zxxx_662805/202302/t20230224_11030713.html, consultado 7 de septiembre de 2023
15 BREMMER, Ian “China’s Peace Plan for Ukraine Could Have Dangerous Consequences”, Time, 2 de marzo de 2023, https://time.com/6259621/china-ukraine-war-peace-plan-consequences Con acceso 7 de septiembre de 2023 16 AP “China Says It’s Seeking Role in Ukraine Peace Settlement”, op. cit.
17 MAÇAES, Bruno. Op.cit.
18 FREEMAN, Carla; GLANTZ, Mary; y SCOBELL, Andrew “What China’s Peace Plan Reveals about its Stance on Russia’s War on Ukraine”, United States Institute of Peace, 2 de marzo de 2023, disponible en https://www.usip.org/publications/2023/03/what-china-peace-plan-reveals-about-its-stance-russias-war-ukraine, consultado 7 de septiembre de 2023
19 BACHULSKA, Alicja; Leonard, Mark, op. cit., p 5
20 FREEMAN, Carla; GLANTZ, Mary; y SCOBELL, Andrew, op. cit.
21 YANG, Jianli “Explaining China’s Diplomatic Strategy on Ukraine”, The Diplomat, 21 de marzo de 2023, disponible en https://thediplomat.com/2023/02/explaining-chinas-diplomatic-strategy-on-ukraine Consultado 7 de septiembre de 2023
22 BACHULSKA, Alicja y Leonard, Mark “China and Ukraine: The Chinese debate about Russi’s war and its meaning for the world”, Policy Brief, Julio de 2023, European Council of Foreign Relations, disponible en www.ecfr.eu, p 5
23 Idem.
24 KUO, Mercy A., “China-Ukraine Relations: Kyiv’s Balancing Act: Insights from Yurii Poita”, The Diplomat, 13 de febrero de 2023, disponible en https://thediplomat.com/2023/02/china-ukraine-relations-kyivs-balancing-act/ consultado 7 de septiembre de 2023
25 FORNUSEK, Martin “Kuleba seeks to organize talk between Zelensky, Xi”, The Kyiv independent, 18 de enero de 2024, disponible en https://kyivindependent.com/kuleba-seeks -to-organize-talk-between-zelensky-xi/ Consultado 19 de enero de 2024
26 “Chinese delegation declines to meet with Zelensky at Davos – report”, NV, 17 de enero de 2024, disponible en https://english.nv.ua/nation/chinese-delegation-declines-to-meet-with-zelensky-at-davos-report-50385018.html Consultado 9 de enero de 2024
27 KHALILOVA, Dinara “Official: Ukraine invites China to participate in Global Peace Summit”, The Kyiv independent, 27 de enero de 2024, disponible en https://kyivindependent.com/official-ukraine-invites-china-to-participate-in-global- peace-summit/ Consultado 27 de enero de 2024
28 AP “Why China is Trying to Mediate in Russia’s War With Ukraine”, VOA, 29 de abril de 2023, disponible en https://voanews.com/a/why-china-is-trying-to-mediate-in-russia-s-war-with-ukraine/7070387, consultado 8 de septiembre de 2023
29 BACHULSKA, Alicja y Leonard, Mark, op. cit., p 2
30 YANG, Jianli, op. Cit.
31 Girard, Bonnie “The Cost of the War to the China-Ukraine Relationship”, The Diplomat, 30 de marzo de 2022, disponible en https://thediplomat.com/2022/02/the-cost-of-the-war-to-the-china-ukraine-relationship/ consultado 7 de septiembre de 2023
32 KUO, Mercy A., op. cit.
33 BACHULSKA, Alicja y LEONARD, Mark, op. cit., p 6
34 STENT, Angela “China, Russia and the War in Ukraine”, International Politik Quarterly, 28 de agosto de 2023, disponible en http://ip-quarterly.com/en/china-russia-and-war-ukraine, consultado 7 de septiembre de 2023
35 WALKER, Christopher y LUDWIG Jessica “The Meaning of Sharp Power: How Authoritarian States Project Influence”, Foreign Affairs, 16 de noviembre de 2016, disponible en https://www.foreignaffairs.com/articles/china/2017- 11-16/meaning-sharp-power. Consultado 10 de enero de 2024
36 BACHULSKA, Alicja y LEONARD, Mark, op. cit. P 4