El ‘Euromaidán’, y la posterior Guerra del Donbás en 2014, la desaparición de Lisa F. en Berlín y la celebración del referéndum del Brexit en 2016 han sido considerados como unos de los primeros escenarios en los que se ha ejercido la desinformación

Análisis de la desinformación en Europa (I)

REUTERS/INMA SOKOLOVSKA - Fotografía aérea que muestra a Maidan Nezalezhnosti o Plaza de la Independencia llena de partidarios de la integración europea durante un mitin en el centro de Kiev, el 8 de diciembre de 2013

Radiografía del ‘Euromaidán’, la desaparición de Lisa F. en Berlín y el Brexit.

El ‘Euromaidán’, y la posterior Guerra del Donbás en 2014, la desaparición de Lisa F. en Berlín y la celebración del referéndum del Brexit en 2016 han sido considerados como unos de los primeros escenarios en los que la desinformación se ha ejercido desde las altas esferas rusas a través de herramientas de comunicación.

1. El conflicto de Ucrania

La revolución de la plaza Maidán comenzó en Kiev, Ucrania, el 21 de noviembre de 2013, cuando el por aquel entonces presidente ucraniano, Viktor Yanukovych pidió a la Unión Europea el aplazamiento de la firma del tratado de libre comercio (DFCTA, por sus siglas en inglés) entre ambas administraciones. Entre los motivos que alegó Yanukovych destacan dos: por un lado, la reducción del nivel de competencia de las empresas ucranianas y, por otro lado, las reformas planteadas para el sistema económico del país, necesarias para obtener financiación del Fondo Monetario Internacional. En esta línea, el acuerdo fue calificado por el Kremlin como “catastrófico” para los intereses de las relaciones bilaterales de Ucrania y Rusia. Esto provocó que esa misma noche, se empezaran a congregar manifestantes en la plaza Maidán de Kiev para protestar contra la decisión presidencial.

Las manifestaciones, en un principio pacíficas, devinieron en una escalada de la violencia por la imposibilidad del Gobierno de disolverlas. Esto fue catalizado por la aprobación en el Parlamento de una nueva legislación encaminada a reprimir a la oposición, favorable a la asociación comunitaria, lo que propició, asimismo, la entrada de grupos radicales que se enfrentaban a modo de guerrilla contra los antidisturbios.

El expresidente ucraniano Viktor Yanukovych, durante una conferencia de prensa en Kiev el 1 de marzo de 2013

Hasta febrero de 2014, las protestas, denominadas como ‘Euromaidán’ dejaron un balance de 108 manifestantes muertos, según la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OHCHR, por sus siglas en inglés) . Así, el 22 de febrero de 2014, el Parlamento votaba – sin seguir el marco legal establecido en la Constitución – la destitución de Yanukovych y nombraba a Aleksander Turchinov, del partido Patria (Batkivshchyna), como presidente en funciones. La nueva presidencia, de índole más nacionalista, fue vista como una amenaza por el Parlamento de Crimea, configurada como una República autónoma, institución que sentó las bases de la ocupación rusa del territorio el 27 de febrero de 2014, con la justificación de que la cámara legislativa había solicitado protección a Moscú.

Los acontecimientos se precipitaron con la celebración del referéndum “secesionista” el 16 de marzo, en el que el 90% de los votantes expresaron su deseo de que Crimea formara parte de Rusia. Dos días más tarde, el 18 de marzo, el presidente ruso Vladimir Putin  firmaba la ley de incorporación de la República de Crimea y Sebastopol – ciudad portuaria en la península de Crimea – al entramado de la Federación Rusa. La crisis se extendió a otras áreas del país, pues en abril de 2014 comenzó la denominada Guerra del Donbás, iniciada tras la declaración de independencia de las regiones de Donetsk y Lugansk y que ha forzado el desplazamiento de 1,5 millones de personas, según datos de Naciones Unidas.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin; el primer ministro de Crimea, Sergei Aksyonov, el presidente del Parlamento de Crimea, Vladimir Konstantionov; y Alexei Chaly, el nuevo alcalde de facto de Sebastopol, firman un tratado sobre la península ucraniana del Mar Negro que pasa a formar parte de Rusia en el Kremlin en Moscú el 18 de marzo de 2014

En cuanto a los fenómenos de desinformación que acaecieron en el marco de este conflicto, la experta Milosevich-Juaristi los clasifica en función de a quién se dirigieron: por un lado, los mensajes cuyos receptores eran los ciudadanos rusos de Crimea se orquestaron en torno a la siguiente desinformación: “el gobierno de Ucrania es ‘fascista’ y por lo tanto era necesario anexionar Crimea y apoyar a los rebeldes pro-rusos en Donbás, para proteger a los compatriotas”. Por otro lado, los mensajes destinados a los vecinos – entendidos como los habitantes de las repúblicas ex soviéticas – se caracterizan por el siguiente contenido, además de compartir el mismo mensaje que a los ciudadanos rusos: “Ucrania se define como un ‘Estado fracasado’ y un sujeto ‘semi-soberano’; y se culpa a Occidente de provocar una ‘guerra civil’ en el país”.

El periodista Alandete Ballester, en esta línea, concreta los fenómenos de desinformación en las siguientes acciones, elaboradas a través de distintas herramientas, todas ellas, a su vez, pertenecientes al ámbito de los medios de comunicación: en concreto, el autor expone los canales Rusia 24, NTV, Canal 1 y RT. Mientras los tres primeros silenciaron las reivindicaciones del pueblo ucraniano, insatisfecho por la orientación euroescéptica que estaba adoptando el por aquel entonces presidente Yanukovych, RT – Russia Today, fundado en 2005 a instancias del presidente ruso, Vladimir Putin – alcanzó una nueva dimensión con la reducción del ‘Euromaidán’ a una “Guerra civil en Ucrania”, provocada por un “golpe de Estado” llevado a cabo por “grupos de ultraderecha”, “antirrusos” y, por ende, ultranacionalistas.

Otro episodio de desinformación reseñable es el referente al caso del vuelo 17 de Malasya Airlines que cubría la ruta entre Ámsterdam y Kuala Lumpur y que se estrelló en Grábovo, Donetsk, cerca de la frontera con Rusia, con 298 personas a bordo el 17 de julio de 2014. El informe preliminar de la Junta de Seguridad holandesa encargada de la investigación reveló que el avión “se rompió en el aire probablemente como resultado del daño estructural causado por una gran cantidad de objetos de alta energía que penetraron el avión desde el exterior”.

Fotografía de archivo que muestra el lugar del accidente del vuelo MH17 de Malaysia Airlines cerca del pueblo de Hrabove (Grabove), en la región de Donetsk

Esto derivó en un cruce de acusaciones entre los Gobiernos de Ucrania y Rusia, denunciado respectivamente que la aeronave había sido derribada por el impacto de un misil lanzado desde ambas partes, las cuales se encontraban en una situación de conflicto activo en esos momentos. A su vez, esto generó la difusión exponencial de teorías desde Moscú que atribuían la responsabilidad a los combatientes ucranianos: en primer lugar, la agencia de noticias rusa Interfax publicó que el jet presidencial de Putin estaba volando en esos instantes en la misma zona, por lo que el presidente ruso podría haber sido el objetivo real del ataque. En segundo lugar, RT publicó otra serie de informaciones que culpaban a Ucrania del derribo, como que se interceptó una llamada de la CIA en la que se revelaba el plan de la institución de colocar dos bombas en la aeronave o que, en el momento del impacto, el avión sobrevolaba el territorio donde se ubicaban los sistemas de misiles antiaéreos de las Fuerzas Armadas ucranianas. En tercer lugar, otros medios como LifeNews.ru alegaron que en la cabina se produjo una explosión o que las autoridades aéreas fueron las que provocaron el impacto contra el suelo al exigirles volar a una altura demasiado baja. 

No obstante, en 2018, el Gobierno neerlandés publicaba en su página web oficial que los Países Bajos y Australia, que había cooperado en la investigación por la presencia de sus nacionales en el avión, estaban convencidos de que Rusia es responsable por el despliegue de la instalación de misiles antiaéreos BUK, la cual había sido usada para derribar al vuelo 17.

En este contexto, también fue significativo el ejercicio de desinformación elaborado por el canal de televisión público ruso Primer canal, que publicó una noticia, también en julio de 2014, en la que se aseguraba, según les había comentado la testigo Pyshnyak Galina, que un grupo de soldados ucranianos habían clavado a un niño ruso de tres años en un tablón de anuncios a imagen y semejanza de la crucifixión de Jesús de Nazaret en la ciudad de Sloviansk, al este de Ucrania. Además, la madre del pequeño fue atada a un tanque que la arrastró por las calles de la ciudad hasta provocarle la muerte. Días más tarde, el periodista del canal ruso Novaya Gazeta, Evgeny Feldman, se desplazó hasta la localidad para corroborar la información emitida en El primer canal. Sin embargo, los habitantes de la ciudad desmintieron dichos hechos y expresaron que el Ejército ucraniano no había golpeado a nadie y que, en cambio, había tratado bien a los residentes, tranquilizándoles y ofreciéndoles ayuda, a modo de “ángeles liberadores”.  

2. La desaparición de Lisa F. en Berlín

El 11 de enero de 2016, una adolescente de 13 años con doble nacionalidad, alemana y rusa, y de nombre Lisa F., desapareció en Berlín de camino al colegio y su pista se perdió durante 30 horas. Transcurrido ese tiempo, volvió a casa por su propio pie y contó que había sido violada y agredida por tres hombres de origen árabe. Este testimonio fue recogido por los medios de comunicación rusos entre ese fin de semana, 16 y el 17 de enero, como el canal público de televisión Primer canal  u otros medios nacionales digitales como Lenta.ru , Rosbalt  o Nezavisimaya Gazeta  y los internacionales RT y Sputnik. Asimismo, en todas las publicaciones, los medios alegaban que, según fuentes familiares, la Policía de Berlín se había negado a buscar a los presuntos delincuentes y a iniciar una investigación penal sobre el caso. 

Esto provocó que se organizasen, a través de Facebook y otras redes sociales, manifestaciones – la primera el mismo 16 de enero y el resto en las semanas siguientes – frente a la Cancillería de ruso-germanos residentes en Alemania e, incluso, grupos neonazis, como el Partido Nacional Democrático de Alemania (NPD, por sus siglas en alemán), en protesta contra los inmigrantes y refugiados que habían llegado a Europa a través de las rutas del Mediterráneo En las pancartas de las concentraciones se podían leer mensajes como “Dejad a nuestros hijos en paz” o “Nuestros hijos están en peligro”. Incluso, media decena de hombres llevaron a cabo un ataque contra un centro de acogida de refugiados situado en frente de la casa de Lisa F. 

No obstante, ya en el primer fin de semana tras el suceso y justo coincidiendo con la difusión en los medios rusos – 16 y 17 de enero – la Policía de Berlín determinó que la menor se había inventado la historia porque tenía miedo de volver a casa por sus problemas en la escuela. Había pasado las 30 horas en la residencia de una amiga, como se pudo comprobar a través de sus mensajes en el móvil. Así, la Policía respondió a una pregunta en Facebook sobre el caso con el siguiente mensaje: “Nuestros investigadores en el caso nos acaban de informar que no ha habido ningún secuestro ni violación […] No podemos proporcionar más información por la protección de los derechos personales […]”.

Esta foto de archivo del 9 de enero de 2016 muestra una manifestación frente a la catedral de Colonia, Alemania, donde se produjeron agresiones sexuales entre una multitud de migrantes en la víspera de Año Nuevo

En esta línea, otro evento que guarda relación es el caso de los abusos sexuales cometidos contra mujeres durante la celebración del Año Nuevo en Colonia. La Policía alemana registró más de 1.000 denuncias, el 40% de ellas por agresiones sexuales y, el resto, por delitos comunes como robos que derivaron en la detención de 58 individuos, de los cuales solo 3 ostentaban el estatus de refugiado, si bien la mayoría de los sospechosos procedían de países árabes como Argelia, Túnez o Marruecos y una minoría tenían origen europeo y/o eran residentes comunitarios. Estos hechos también degeneraron en la convocatoria de manifestaciones organizadas desde formaciones y entidades anti islamistas y ultraconservadoras, como Pegida.

Tanto el caso de los abusos sexuales en Colonia como la posterior desaparición de Lisa F. en Berlín han sido aprovechados por los medios rusos para presentar la crisis de los refugiados como “un panorama apocalíptico y lúgubre” que llega a atemorizar a la población y determina que Alemania y el resto de Europa se encuentren “en su ocaso”, con el objetivo de transmitir una imagen no atractiva del sistema y estructura comunitarios, según expone el experto Roman Goncharenko. En esta línea, y de acuerdo con el investigador Stefan Meister, los medios y las políticas rusas promueven y utilizan grupos anti-Unión Europea, anti-estadounidenses y anti-establishment para manipular e influir en la opinión pública alemana y su estado de ánimo.

3. El referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea

El 23 de junio de 2016, se celebró en el Reino Unido un referéndum para determinar si el país seguía siendo un miembro comunitario o abandonaba la Unión Europea. La Comisión Electoral formuló la siguiente pregunta: “Should the United Kingdom remain a member of the European Union?” (“¿Debería el Reino Unido seguir siendo un miembro de la Unión Europea?”, traducido al español). Las respuestas posibles eran: “Remain a member of the European Union” o “Leave the European Union” (“Seguir siendo un miembro de la Unión Europea” o “Dejar/Abandonar/Salir de la Unión Europea”, traducido al español y respectivamente).

La votación arrojó los siguientes resultados: de un electorado total de 46.500.001 personas, se registró una participación del 72,2%, la cual se distribuyó de la siguiente forma: 16.141.241 votos a favor de la permanencia (un 48,1%) y 17.410.742 a favor de salir de la Unión Europea (un 51,9%).  El periodista David Alandete ha definido este escenario con la presente frase: “Con argumentos emocionales, y desafiando a la razón, el Brexit ganó en las urnas, para sorpresa incluso de quienes habían convocado el referéndum”. 

Un voluntario entrega una papeleta de voto a un votante dentro de un autobús que está siendo utilizado como centro de votación en Kingston-Upon-Hull, en el norte de Inglaterra, el 23 de junio de 2016

En este sentido, cabe destacar que desde que se comenzaron a registrar encuestas sobre este tema – la primera data del 4 de septiembre de 2015 y fue realizada de forma online por la compañía Survation– los resultados siempre habían ido oscilando en márgenes muy estrechos, que situaban a las opciones de permanencia y salida de la Unión Europea en posiciones muy similares. De hecho, los últimos datos recabados el día previo a la celebración del referéndum, el 22 de junio de 2016, mostraban, por ejemplo, un 43% a favor de la salida y un 41% en contra, con un 16% de indecisos (TNS); un 45% y un 44% (Opinium); un 45% y un 45% (YouGov); y un 42% y un 48% (ComRes), respectivamente. Sin embargo, sí se alcanzó una diferencia más notable de 26 puntos porcentuales (32% a favor de salir y un 58% a favor de permanecer) en una encuesta realizada el 14 de diciembre de 2015 vía telefónica por Ipsos Mori .

Volviendo sobre la ‘incredulidad’ sobre los resultados, cabe destacar que la Cámara de los Comunes británica, a través del Comité sobre Cultura, Medios y Deporte, llevó a cabo una investigación sobre la desinformación y las fake news que estuvieron presentes en el proceso del ‘Brexit’, para así poder determinar en qué medida las conclusiones del referéndum habían sido adulteradas. Tanto el informe previsional como el informe final, publicados el 29 de julio de 2018 y el 18 de febrero de 2019, respectivamente, exponen, como idea vertebradora, que hubo injerencias favorables a la campaña de abandonar la Unión Europea procedentes del extranjero. 

El líder del Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP), Nigel Farage; el ex primer ministro británico, David Cameron; y el exalcalde de Londres y activista de la campaña "Vote Leave", Boris Johnson

De este modo, el empresario británico Arron Banks donó a dicha campaña (‘Leave.EU’) 8,4 millones de libras, cifra que se configuró como el mayor desembolso de dinero en una campaña política en la historia británica. Si bien la procedencia de los fondos no ha podido ser determinada con exactitud, el Comité ha establecido una serie de vínculos entre Banks y Rusia, a través de la Embajada rusa en Reino Unido. Del mismo modo, la agencia 89up determinó que la interferencia de los medios estatales rusos en la campaña del referéndum del ‘Brexit’ tuvo un valor estimado entre 1.455.500 y 4.140.000 libras. Esto contraviene los intereses nacionales, pues, según se expone en el informe del Comité, “existe un principio general de que, sujeto a ciertos límites de gasto, la financiación de parte del extranjero no está permitida en las elecciones del Reino Unido”.

Asimismo, el 17 de abril de 2019 se conocía la noticia de que el Partido Laborista, por medio de su diputado Tom Watson, había solicitado la apertura de una investigación judicial sobre las actividades orquestadas desde ‘Leave.EU’, acusadas de estar revestidas de desinformación, ya que, por ejemplo, durante la campaña, se publicaron y viralizaron imágenes y vídeos falsificados, por un lado, de migrantes que cruzaban el Canal de la Mancha para llegar a las islas británicas y, por otro lado, de migrantes que habían cometido ataques contra los nacionales, incluidos menores. Estos materiales audiovisuales llegaron a sobrepasar las 600.000 visitas y fueron emitidos por diversos medios de comunicación. 

El empresario británico y cofundador de la campaña Leave.EU, Arron Banks, camina frente a los manifestantes anti-Brexit ante el Parlamento de Londres, Gran Bretaña, el 27 de marzo de 2019

En la línea con los nexos con Rusia, la agencia 89up publicó, en febrero de 2018, un informe con los siguientes datos reveladores: los medios estatales rusos tuvieron casi el mismo impacto social que las dos principales campañas oficiales de abandonar la Unión Europea. En este sentido, RT, Sputnik y la agencia de video Ruptly publicaron 261 artículos entre enero de 2016 y el día del referéndum – 23 de junio – con un claro sesgo anti-UE. Esto se magnificó en la red social Twitter por el empleo de bots, cuyos mensajes tuvieron un impacto de más de 10.000 millones de impresiones. En la red social Facebook, el número de impresiones se elevó hasta los 8.500 millones, según la herramienta comunitaria EU vs Disinfo. Asimismo, se ha probado que cuentas rusas de la mencionada red social publicaron cerca de 45.000 mensajes en las 48 horas previas a la celebración del referéndum con el objetivo de “influir en el resultado dado lo cerca que estaba el voto real”, de acuerdo con la investigación realizada por el experto Yuri Gorodnichenko en 2018.

Más en profundidad, cabe destacar que, al menos, 150.000 perfiles rusos emitieron mensajes con el hashtag o etiqueta ‘#Brexit’, de los cuales sobresale uno: la cuenta Svetal1972, que publicó 92 tweets o tuits entre el 20 y el 24 de junio con afirmaciones como “make June the 23rd our Independence Day” (“hagamos del 23 de junio nuestro Día de la Independencia”, traducido al español). Si bien también se ha reconocido el empleo de bots favorables a la campaña de permanecer en la Unión Europea, se ha establecido que la relación de interacción entre los bots y los humanos a favor de abandonar es más fuerte y tiene un mayor impacto que la relación entre los bots y los humanos a favor de permanecer, según Gorodnichenko. Este fenómeno se enmarca en el efecto de las “cámaras de eco” en las redes sociales, que se describe como la tendencia de las personas a seleccionar grupos de otras personas con ideologías afines para así poder reforzar sus creencias, mediante la interacción con dichos individuos, en detrimento y en rechazo de la información emitida por otras personas con ideologías contrarias.

Fotografía de archivo del 9 de agosto de 2006. El ex coronel de la inteligencia militar rusa Sergei Skripal asiste a una audiencia en el Tribunal Militar del Distrito de Moscú en Moscú el 9 de agosto de 2006

No obstante, cabe resaltar que, asimismo, otros episodios de desinformación han acaecido en el periodo post-‘Brexit’. El 4 de marzo de 2018, en plena vorágine de búsqueda de un acuerdo entre la Unión Europea y el Reino Unido para la salida ordenada de este último, un exespía ruso, Sergei Skripal, y su hija, Yulia Skripal, fueron envenenados en Salisbury con el agente tóxico Novichok, desarrollado en el marco de un programa clasificado ruso denominado ‘Foliant’ durante las décadas de los años 70 y 80 del S. XX. EU vs Disinfo estableció que, desde las esferas rusas, se había instrumentalizado el caso Skripal alegando que todo había sido orquestado por Reino Unido para “eclipsar” las negociaciones del ‘Brexit’ y porque podría haber sido “beneficioso” para distraer la atención del ‘Brexit’, como alegó el propio ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov.

Mapa del centro de Salisbury con detalles sobre el envenenamiento de Sergei y Yulia Skripal


 

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