El reino wahabita ha anunciado que comenzará a expedir visados turísticos a ciudadanos de 49 países

Arabia Saudí apuesta por el turismo

photo_camera AFP/FAYEZ NURELDINE - La roca del elefante de Ula, en el noroeste de Arabia Saudí, se abrirá al público general por primera vez

Arabia Saudí se abre a los visitantes. La Comisión Saudí para el Turismo y el Patrimonio Nacional (SCTH, en sus siglas en inglés) ha anunciado este viernes 27 que comenzará a expedir visados turísticos en breve. La medida beneficiará a turistas de 49 países y tiene como objetivo renovar las fuentes de ingresos del país, hasta la actualidad muy dependientes de las exportaciones de petróleo. Cada visado tendrá un precio de 300 riales saudíes, lo que equivale aproximadamente a 80 dólares estadounidenses y unos 75 euros.

A mediados del mes de septiembre, la SCTH anunció que se avecinaban cambios en la gestión del turismo a través de campañas de publicidad en redes sociales. Su oficialización no se ha producido hasta este viernes en un acto en Diriyah, cerca de Riad. “Abrir Arabia Saudí a los turistas internacionales es un momento histórico para nuestro país; los visitantes quedarán sorprendidos al descubrir los tesoros que podemos compartir”, ha afirmado Ahmed al-Khateeb, presidente del SNTH, en declaraciones recogidas por Bloomberg News.

El organismo oficial ha anunciado en una nota de prensa que lanzará una nueva campaña de promoción desde 14 grandes ciudades del mundo, como Londres, Nueva York y Dubái. Asimismo, se implementarán herramientas para monitorizar y analizar el turismo.

Ahmed Al Khateeb, presidente de la SCTH, se ha mostrado muy orgulloso de la iniciativa

Se trata, en efecto, de un paso importante para la apertura al exterior del régimen wahabita, tradicionalmente muy cerrado en sí mismo. Hasta ahora, solamente podían acceder a visas temporales los peregrinos que realizan cada año el hach a La Meca, trabajadores residentes en el extranjero y personas en viajes de negocios. Recientemente, se habían ampliado los parámetros de expedición para facilitar autorizaciones a asistentes a ciertos eventos culturales y deportivos, pero solo para ocasiones muy puntuales. 

Los visados turísticos traerán consigo, además, unas normas de vestimenta algo menos punitivas: los hombres no estarán obligados a llevar puesta la abaya, la túnica tradicional saudí, pero sí se exigirá que las mujeres vayan vestidas de manera “púdica”. Los turistas que no sean musulmanes tendrán la posibilidad de visitar las ciudades santas de Medina y La Meca y las mujeres podrán viajar solas sin ningún tipo de restricción. Se mantendrá, eso sí, el veto sobre el consumo de alcohol.

Patrimonio cultural y nuevos proyectos

El turismo es, de momento, un sector de la economía poco desarrollado en Arabia Saudí. Su principal atractivo, históricamente, ha residido en las peregrinaciones de ciudadanos musulmanes de otros países a La Meca. En la actualidad, el territorio saudí cuenta con cinco lugares designados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Todos ellos pertenecen a la categoría cultural -en oposición a la de patrimonio natural-: el sitio arqueológico de Al-Hijr-Madain Saleh, un yacimiento nabateo del siglo primero; el distrito de At-Turaif en Diriyah, una ciudad antigua a las afueras de Riad; el centro histórico de Jeddah, puerto de La Meca; las muestras de arte rupestre de la región de Hail, cuya antigüedad, en algunos casos, es de 10.000 años; y el oasis de Al-Ahsa, un rico paisaje cultural cercano a la costa del golfo Pérsico. 

Madain Saleh, cerca de la ciudad actual de al-Ula, en Arabia Saudí, rivaliza con la jordana Petra como el yacimiento nabateo mejor conservado del mundo

El renovado impulso que la Administración pretende inyectar al turismo se une a otras políticas puestas en marcha en los últimos meses, tales como la construcción de NEOM, la megaciudad planeada en la costa oriental del golfo de Aqaba, o Qiddiyah, una ciudad pensada para el entretenimiento cerca de Riad aún en proyecto. En 2017, además, comenzó un proyecto para acondicionar como balnearios 50 islas vírgenes situadas en el mar Rojo.

Potenciar al máximo posible las visitas a estos lugares, tanto en el presente como en el futuro, es una de las estrategias que quiere promover el Gobierno saudí. Para el año 2030, las autoridades persiguen que su contribución al producto interior bruto ascienda hasta el 10%. Se espera atraer a 100 millones de turistas, tanto saudíes como de otros países, para esa fecha. Un horizonte muy ambicioso que se enmarca en el proyecto ‘Visión 2030’, concebido por el príncipe heredero Mohamed bin Salman para modernizar la economía del país, basada en la transformación y la exportación de combustibles fósiles. La urgencia por diversificar los ingresos se ha vuelto más acuciante desde los ataques con drones a las refinerías de Saudi Aramco, que han dañado notablemente las finanzas nacionales.

Madain Saleh, antiguamente, recibió el nombre de Hegra

Medios de comunicación ajenos a Arabia Saudí han interpretado la maniobra del Ejecutivo desde un punto de vista más político; una señal de apertura que contribuya a mejorar la imagen del régimen wahabita, dañada desde el caso Khashoggi. El Reino ha sido, asimismo, muy criticado debido a la vulneración de derechos humanos de las mujeres. A todas luces, los avances recientes son considerados insuficientes por las organizaciones feministas.
 

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