La Universidad de Mosul en Irak ya luce dos lamassu, las gigantes esculturas de toros alados e iconos de la cultura asiria de Oriente Medio en este país. Las estatuas de más de cuatro metros de altura han podido ser reproducidas en Madrid por medio de la más avanzada tecnología 3D a partir de un estudio sobre las esculturas originales que se encuentran en el Museo Británico de Londres.
Los colosos fueron traslados a Reino Unido por el arqueólogo e historiador Sir Austen Henry Layar en 1850. Ahora, gracias a la colaboración del propio museo londinense, el Museo Nacional de Antigüedades de Holanda, el Gobierno de Irak y el Ministerio de Defensa de España las icónicas esculturas vuelven a poder ser vistas en su país de origen formando parte de esta institución académica, que cuenta con 30.000 estudiantes y más 4.000 personal docente. Un gesto solidario que se ha entendido como una muestra de apoyo a la reconstrucción del país y un ejercicio de memoria tras la reciente etapa cruenta que ha vivido este país.
La operación ha formado parte de un proyecto nacido en 2004 de manos de la Fundación Factum Arte con la intención de reproducir el palacio de Nínive en el complejo arqueológico de Nimrud que fue destruido durante la actividad de Daesh en esta parte del país. Después realizar un estudio mediante el uso de un escáner NUB3D de alta resolución y después de varias pruebas de color y material adecuado se produjo su ensamblaje pieza por pieza con materiales de poliuretano. Una vez el equipo estuvo satisfecho las réplicas se acabaron con una capa de cera negra, para darle un aspecto más auténtico. Después ha sido la Fuerza Aérea Española la encargada de su transporte a Bagdag, la capital del país, desde donde el gobierno iraquí se hizo responsable de su llegada a Mosul.
El nuevo lugar de las estatuas se ve “como una señal de esperanza” para la transmisión de habilidades y tecnología que permita la preservación de la herencia cultural de Irak, como así lo ha afirmado la propia fundación, quien también ha afirmado que “las restauraciones digitales nunca pueden reemplazar las esculturas asirias que fueron destruidas en Nimrud y en el Museo de Mosul, pero pueden desempeñar un papel importante para mantener viva su memoria y compartir su significado cultural y político”, añadía el comunicado.
Y es que esta inauguración se ha producido en medio del debate sobre la legitimidad de las exposiciones de obras arqueológicas fuera de sus países de origen. Ante esto, recientemente se conocía la noticia de que el presidente de Francia, Emmanuel Macron, anunciaba en la Universidad de Ouagadougou, Burkina Faso el retorno permanentemente a los países originales de África subsahariana de gran cantidad de diversas obras conservadas en los museos del país galo.
La histórica ciudad de Nimrud lleva desde 2017 en proceso de reconstrucción después de que quedara reducida a ruinas tras diversos ataques yihadistas. Varios restos arqueológicos se encontraban diseminaos por el suelo cuando pudo acceder el equipo de arqueólogos al lugar después de la presencia de Daesh que también dinamitó dos de los toros alados que se encontraban en la antigua capital de los asirios. Los lamassu son seres protectores que a menudo se esculpían en las entradas monumentales de edificios o ciudades, concretamente las dos estatuas que ahora se encuentran en el Museo Británico originalmente estaban a las puertas de la sala del trono de Ashurnasirpal II, rey de Asiria desde el año 883 hasta el 859 a.C.