Desde que nuestro país aprobó este tipo de asilo, el número de solicitantes no ha parado de crecer. Con todo, el proceso continúa siendo complicado

La odisea de un refugiado LGTB hasta llegar a España

Foto: Kifkif - De derecha a izquierda Samir Bargachi, presidente de Kifkif, y Javier Navarro López, su director

En la actualidad 72 países penalizan por ley a las personas LGTB y, según datos de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), en hasta 8 países la pena de muerte está contemplada para este grupo de personas. Desde que España en 2009 incluyó la persecución por identidad de género y orientación sexual como un motivo constituyente para pedir asilo, el número de solicitantes y refugiados no ha parado de crecer, hasta hacer de España el país que mayor número de refugiados LGTB ha acogido del mundo, su posición preferente en el mundo hispanohablante y su buena imagen en el mundo árabe está detrás de estos números. 

El país ibérico recibe un cuarto de los refugiados por motivos LGTB de todo el planeta y no solo por sus fronteras terrestres o marítimas, sino también por sus conexiones aéreas: el aeropuerto de Barajas es principal punto de petición de asilo del país, especialmente para los refugiados procedentes de América Latina. Así lo cuenta Samir Bargachi, presidente de la asociación sin ánimo de lucro Kifkif; esta organización lleva ayudando desde 2002 en el proceso de asilo ante las autoridades españolas a este grupo refugiados LGTB debido a que, incluso residiendo en territorio español, el proceso sigue siendo abrupto y doloroso. 

Este es el caso de Ahmed y Rachid (nombres ficticios para proteger su identidad), dos jóvenes marroquíes que se encuentran en proceso su solicitud de asilo ante las autoridades españolas. Desde que huyeron los dos desde su país natal debido a la discriminación total, el rechazo social y hasta diversas amenazas por parte de sus familiares, y pidieron asilo en la frontera internacional en Melilla, su periplo solo acababa de comenzar. 

“La vida en el CETI (Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes) ha sido un infierno”. Uno de los jóvenes contaba como durante las comidas nadie se quería acercar a ellos e incluso otro refugiado en el centro intentó abusar de él y ante su resistencia intentó agredirle con un cuchillo. Además, las autoridades de estos centros no pueden garantizar la seguridad de los residentes fuera de las propias instalaciones y han sido varias las agresiones por parte de otros migrantes o refugiados a personas solicitantes de asilo LGTB en las calles de Ceuta y Melilla ante las que los cuerpos de seguridad de los centros no pueden hacer nada. Hechos ante los que, en la mayoría de los casos, estos refugiados no conocen su constitución como delito de odio en España, quedando sin ser denunciados. 

La entrevista para la petición de asilo es otro de los puntos crítico de este proceso. Para los refugiados hay veces en las que es difícil hablar sobre su sexualidad o identidad de género con un policía, figura objeto de su represión en sus países de origen, u otras veces, la administración no cataloga los hechos de persecución de los refugiados LGTB como tal, sino solo una descripción de los hechos que los llevaron a huir. “Es importante saber cómo se define la persona a sí misma e incluso si no se define con exactitud en los términos que manejamos en Occidente esto responde a toda una vida de negación o de esconderse. Nosotros trabajamos con la Policía para concienciar a la administración en estos aspectos de antemano”, afirmaba Bargachi. 

Refugiados LGTB durante la celebración del Día Internacional del Orgullo LGTB en Madrid

Ahmed y Rachid también tuvieron que soportar las vejaciones del traductor encargado de interpretar la entrevista del árabe al español. “Nos sentimos incómodos porque hablo un poco de español y no hizo una buena traducción, después de la entrevista nos dijo que éramos malos musulmanes y que íbamos a ir al infierno”, contaba Ahmed. “En el caso de Ceuta y Melilla es común que el intérprete posiblemente viva al otro lado de la frontera, conozco casos de refugiados que venían escapando de una situación en concreto y que tenían miedo a que ese intérprete, que supuestamente está ahí para protegerle, traslade esa información de vuelta”, explicaba Bargachi. 

Pese a que Ahmed y Rachid pudieron casarse en la ciudad de Melilla, cuando fueron enviados a la península las autoridades españolas los separaron, yendo uno a Murcia y el otro a Madrid. Rachid al quedarse solo vivió graves crisis emocionales que le llevaron incluso a querer suicidarse: “Me escapé de mi centro de acogida en Murcia para poder estar con Ahmed en Madrid y perdí mi derecho a la ayuda económica y alojamiento”, narraba. Ante estos incidentes, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ya estableció una serie de recomendaciones, siguiendo las cuales, durante la entrevista, las parejas de refugiados deben ser tratadas como familia para evitar estos episodios dolorosos. 

Finalmente, Rachid ha recibido una respuesta negativa a su petición de asilo que ahora junto con su abogada está en proceso de recurrir, por su parte Ahmed todavía sigue a la espera de su resolución. Para los dos la idea de volver a su país de origen les produce pánico, especialmente tras las diversas amenazas recibidas por parte de su entorno y familiares. 

Mapa de las leyes de orientación sexual en los países del mundo – Foto: International Lesbian, Gay, Bisexual, Trans and Intersex Association (ILGA)

Además, rehacer la vida para los refugiados LGTB depende en gran medida de las condiciones socioeconómicas de los solicitantes, y, en este grupo de refugiados, es muy heterogénea. Los refugiados latinoamericanos no tienen problemas con el idioma e incluso vienen dejando trabajos consolidados en sus países; “hemos recibido refugiados LGTB con más nivel formativo que todos los trabajadores de la organización”, contaba el presidente de Kifkif. Sin embargo, para aquellos que no conocen el español o no tienen ese colchón económico rehacer su vida también constituye un reto. 

La ley integral LGTB a nivel nacional se vislumbra como una de las posibles soluciones a muchos de los procesos difíciles de refugio para estas personas: “Hay un problema en el sistema de acogida, hay que mejorarlo, hay que dotarlo de una perspectiva de género, una perspectiva LGTB, no se trata solo de acoger, sino de mejorar sus condiciones de vida a las personas que se encuentran aquí , e informar acerca de los recursos específicos o el tema de los programas de visados humanitarios”, afirmaba Bargachi. Ante esto y con las miras puestas en las próximas elecciones del 10 de noviembre, la organización se ha mostrado positiva: “Hay una buena disposición por parte de los partidos, hemos hecho un análisis de los programas electorales y en cuatro o cinco programas son plenamente conscientes de los problemas en la acogida”, añadía. La próxima batalla de los refugiados LGTB también está en el Congreso. 

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