Protestas masivas y baja participación en la victoria de Tebboune en Argelia

El exjefe de Gobierno Abdelmajid Tebboune ha ganado las elecciones presidenciales en Argelia, según los resultados preliminares publicados por la Autoridad Nacional Independiente de las Elecciones (ANIE). Sin embargo, la noticia se ha desarrollado también fuera de los colegios electorales. De forma mayoritaria, los argelinos han dado la espalda a la convocatoria electoral de este jueves. Los comicios para designar al nuevo jefe del Estado han quedado marcados por su baja participación y la celebración de manifestaciones multitudinarias en la calle. 

La llamada a urnas ha sido percibida por muchos ciudadanos como una tentativa de perpetuar el régimen de Abdelaziz Bouteflika. 24 millones de ciudadanos estaban llamados a participar en el proceso democrático, pero menos de diez han ejercido el derecho a voto. Las calles, mientras tanto, se han llenado de manifestantes llamados por le movimiento de protesta ciudadana Hirak.

La participación al cierre de las urnas no ha llegado al 40%; esto es, solo dos de cada cinco de los ciudadanos censados han ejercido su derecho a voto, según ha informado Mohamed Chorfi, presidente de la ANIE. Se trata del índice de participación más bajo de la historia política de Argelia; ha descendido en cerca de diez puntos con respecto a las presidenciales de 2014, que condujeron a la última victoria de Bouteflika. La institución electoral ha ofrecido diversos datos sobre la participación de los argelinos residentes en el extranjero a lo largo de los últimos días. El más reciente, facilitado en la medianoche de este jueves, la ha situado por debajo del 9%.

La ANIE no ha anunciado los primeros datos preliminares oficiales hasta este viernes a las once de la mañana. El exjefe de Gobierno Abdelmajid Tebboune, al que las predicciones y las encuestas a pie de urna ya habían aupado como ganador, ha obtenido, según la ANIE, el 58,1% del voto. Este resultado, que ha de ser refrendado por el Consejo Constitucional, convertiría al antiguo primer ministro en presidente sin necesidad de acudir a una segunda vuelta.

El segundo candidato más votado ha sido el exministro de Turismo Abdelkarim Bengrina, con un 17,4% del apoyo popular. Ali Benflis, que trabajó como primer ministro durante los mandatos de Bouteflika, entre los años 2000 y 2003, ha reunido el 10,5% de los sufragios. El cuarto lugar lo ha ocupado el que se esperaba fuese el tapado de las elecciones, el exministro de Cultura Azzedine Mihoubi. Ha conseguido algo más de un 7% del voto. Finalmente, Abdelaziz Belaïd, otro histórico del Frente de Liberación Nacional, se ha llevado un 6,7% de los sufragios. Los resultados definitivos, en todo caso, serán publicados por el ya citado Consejo Constitucional entre los días 16 y 25 de este mes. 

En todo caso, la esperada comunicación de la ANIE ha despejado, en buena medida, la incertidumbre que se ha vivido a lo largo de toda la noche en los diferentes comités de campaña. Algunos candidatos han intercambiado acusaciones de fraude y han ofrecido su propia versión de los resultados. Tebboune, que ya partía en una posición ventajosa antes de que se celebrase la jornada electoral, fue el primero en adjudicarse a sí mismo una amplia mayoría absoluta, de casi dos tercios de los sufragios. Mihoubi, Bengrina y Belaïd, respectivamente afirmaron que habían obtenido apoyos suficientes para pasar a la segunda vuelta. 

Tebboune, de 74 años, ha sido una de las figuras principales de la política argelina en las últimas décadas. Antes de convertirse en primer ministro, cargo que desempeñó durante tres meses en 2017, trabajó también como ministro en las carteras de Comunicación y Cultura (1999), Vivienda y Urbanismo (2001 y 2002) y Comercio (2017). Fue el candidato que más apoyos presentó en su candidatura, con 104.000.

La ola de protestas ciudadanas que ha sacudido Argelia desde la caída de Bouteflika no se ha detenido y dura casi 40 semanas. La transición que han impulsado Ahmed Gaïd Salah, jefe del Ejército, y Mohamed Bensalah, presidente interino, había presenciado ya dos convocatorias fallidas de comicios. El apoltronamiento en los altos cargos de lo que se conoce como “clan Bouteflika” -rostros que no han abandonado el poder en Argelia en las últimas décadas- ha frustrado las esperanzas de muchos ciudadanos que habían visto el adiós del histórico dirigente como una oportunidad para garantizar un mejor funcionamiento de las instituciones.

Así, el hecho de que los nuevos tiempos políticos estén siendo pilotados por afines al régimen ha llevado a muchos ciudadanos a manifestarse en masa desde el pasado mes de febrero. Era previsible, por tanto, que esta nueva convocatoria de elecciones no convenciese al electorado. Los presidenciables, Tebboune entre ellos, han tratado de hacer suyos algunos de los lemas de las protestas durante la campaña electoral, pero sus mensajes teóricamente rupturistas no han calado entre las masas. El calificativo de “candidato del pueblo” en que se envolvió Tebboune puede haberle bastado para llegar a la Presidencia, pero está por ver que vaya a gozar de aceptación ciudadana.

Durante las protestas de la jornada electoral, los ciudadanos han lanzado proclamas en favor de una transición democrática real. Las llamadas al boicot electoral se han combinado con gritos contra Gaïd Salah y los candidatos que concurrían. Se han registrado numerosos choques con las fuerzas de seguridad en Argel, Orán, Constantina y otras urbes importantes. En el curso de algunos de estos enfrentamientos, se han vivido escenas de violencia. 

De hecho, un observador que formaba parte del equipo de campaña de Tebboune ha fallecido en la ciudad de Al-Baydah, según ha informado la agencia EFE. Todo apunta a que el incidente se ha producido en una disputa con delegados de Mihoubi. En Bouira, los manifestantes han incendiado la sede de la ANIE.

El descontento político de los argelinos se suma al problema de la crisis económica que atraviesa el país, originado a raíz del estancamiento de los precios del petróleo, ha dañado considerablemente el gasto social. En los presupuestos oficiales para 2020, se ha decretado un recorte de un 9%.