El primer proceso legal abierto contra antiguos jefes el gobierno en la historia contemporánea del país condena a quince años de prisión por un delito de corrupción al exprimer ministro Ahmed Ouyahia y a miembros destacados del llamado "clan Bouteflika"

Sentencias judiciales y manifestaciones horas antes de las elecciones presidenciales en Argelia

REUTERS/RAMZI BOUDINA - Manifestantes durante una protesta en contra de las elecciones presidenciales en Argel, Argelia, el 10 de diciembre de 2019. La pancarta lee: "No hay elecciones el 12 de diciembre de 2019"".

Si a los manifestantes argelinos les faltaba algún motivo para desconfiar del régimen militar y el sistema político de su país contra el que llevan protestando ininterrumpidamente los últimos diez meses, acusándolo de corrupto, y de las elecciones presidenciales que se celebran en el país el jueves día 12, les llegó el martes.

Dos días antes de las cuestionadas elecciones, un tribunal de Argel condenó a 15 años y doce años de prisión, respectivamente, a Ahmed Ouyahia, líder del gobierno en cuatro ocasiones y jefe de gabinete del ex presidente Abdelaziz Bouteflika durante los veinte años que duró su mandato, y a uno de sus sucesores, Abdelmalek Sellal. Ambos son considerados miembros destacados del llamado "clan Bouteflika" por su cercanía al referido presidente.

La condena coincidió con una nueva protesta masiva con miles de manifestantes argelinos en las calles como llevan haciendo cada martes y cada viernes desde que comenzaron las protestas hace diez meses, en el momento que se hizo oficial la condena. Los simpatizantes del movimiento popular de protesta masivo "Hirak", piden repetidamente al grito de "elecciones no" que la población que boicotee la consulta, y su aplazamiento, y la renovación de su clase política son las principales demandas de los manifestantes. Los comicios deberían servir para reemplazar al dimitido presidente Abdelaziz Bouteflika. 

"A apenas 48 horas de las polémicos comicios que servirán para reemplazar al dimitido presidente Abdelaziz Bouteflika, miles de argelinos volvieron a inundar calles y plazas para denunciar lo que consideran una farsa orquestada por el régimen militar para tapar un golpe de Estado y perpetuarse en el poder", escribe Javier Martín de la agencia de noticias Efe. El Hirak se niega a participar en las elecciones mientras continúe el actual gobierno, formado tras la renuncia de Bouteflika y liderado por el que fuera su ministro de Interior, y el organizador de comicios precedentes, Nouredin Bedaui. 

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El tribunal de Argel también condenó por el mismo delito a doce años de prisión al también ex primer ministro de Bouteflika, Abdelmalek Sellal, en el primer proceso legal abierto contra antiguos jefes el gobierno en la historia contemporánea de Argelia. Las penas suponen una reducción de entorno a cinco años respecto a la petición de la Fiscalía del estado, que en el caso de los dos ex primeros ministros había solicitado condenas a 20 años de presidio.

Junto a ellos han sido condenados a 20 años de cárcel el antiguo ministro de Industria Abdeslam Bouchoureb, juzgado en ausencia al hallarse huido de la justicia, y sus colegas Mahdjoub Bedda y Youcef Yousfi, a los que se les sentenció a diez años de cárcel. La misma pena fue dictada para el exministro de transporte y director de campaña de Bouteflika, Abdelghani Zaâlane, mientras que la exgobernadora de la ciudad de Blida, próxima a la capital, Yamina Zerhouni recibió cinco años de cárcel.

En el juicio por la supuesta concesión ilegal para el permiso de ensamblaje de vehículos extranjeros y desvío de fondos a la campaña electoral de Bouteflika también fueron condenados los empresarios Ali Haddad -7 años de prisión-, Hassan Arbaoui -seis años de cárcel- y Mohamed Bairi -tres años-, recoge Efe. En cuanto a Farés Sellal, hijo del ex primer ministro, su condena fue igualmente a tres años de prisión.

Según el juez, está probado que los acusados se beneficiaron de una red corrupta y desviaron fondos ilícitos para financiar la campaña de Bouteflika, quien se vio obligado a renunciar al poder a finales del pasado mes de marzo forzado por la protesta en la calle y la presión del jefe del Ejército y nuevo hombre fuerte del país, Ahmed Gaïd Salah. Tras la renuncia de Bouteflika el general -designado por el propio mandatario en 2004- impulsó una campaña de "manos limpias" que ha llevado a decenas de políticos, oficiales de alto rango y empresarios a prisión pero también a periodistas y opositores, como el comandante Lajdar Buregaa, uno de los fundadores del Frente de Fuerzas Socialistas (FFS), el primer partido opositor en la historia de la Argelia independiente.

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Entre ellos el propio hermano del presidente, Said, al que se consideraba el poder en la sombra, y el general Mohamad Mediane alias "Tawfik", que fue durante 25 jefe de los servicios secretos y posible sucesor. Said, condenado a quince años de cárcel en un juicio rápido de cuyas garantías se duda- fue convocado el sábado por el juez para que declarara sobre la financiación de la campaña electoral- pero se negó a declarar.

La protesta del martes  nueva protesta masiva en Argel para pedir exigir la caída de todo el régimen militar, incluido el propio Gaïd Salah, y el aplazamiento de las elecciones del jueves, que los congregados consideran un maniobra del poder para legitimarse y perpetuarse.

Entre los aspirantes a sucederle destacan como favoritos los ex primeros ministros Ali Benflis, quien se enfrentó a presidente Abdelaziz Bouteflika en las polémicas elecciones de 2014 -que el mandatario ganó pese a estar gravemente enfermo y no aparecer en público-, y Abdelmajid Tebboune, que lideró el Ejecutivo brevemente en 2017, cuando ya no se sabía si el presidente realmente controlaba el país.

Amnistía Internacional denunció que la represión se ha intensificado e instó a "liberar inmediata e incondicionalmente a todas las personas detenidas por ejercer pacíficamente sus derechos a las libertades de reunión y expresión". El régimen ha optado por hacerlo de forma discreta, que se caracteriza por una serie de detenciones selectivas de líderes del movimiento Hirak, al margen de las manifestaciones, que han comenzado a repercutir en el ánimo de la población y han reducido el número de los que salen a las calles cada martes y cada viernes.

Es probable que cuando comenzaron las manifestaciones el pasado 22 de febrero contra la decisión del entonces presidente Bouteflika de presentarse a un quinto mandato consecutivo, los mandatarios no pensaban que el país habría llegado a este punto. Con las elecciones presidenciales del jueves no cabe más que preguntarse si es posible una transición democrática en el país.

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