Argelia y el discurso separatista: influencia y narrativas en la opinión pública española
Esta campaña, sostenida por canales comunicativos y redes de afinidad política, se articula a través de mensajes persistentes que buscan moldear la percepción europea, apelando a principios como el derecho a la autodeterminación.
El fenómeno no responde simplemente a una dinámica de confrontación ideológica, sino a una táctica sofisticada de proyección de influencia regional. Argelia, a través de determinadas plataformas mediáticas, asociaciones de solidaridad y centros de pensamiento con presencia en España, canaliza un discurso que, bajo una apariencia humanitaria, oculta objetivos geoestratégicos concretos. En muchos casos, voces respetadas dentro del periodismo progresista español han replicado, quizás sin plena conciencia, argumentarios que coinciden con los intereses del aparato político-militar argelino.
El giro en la postura oficial del Gobierno español, al respaldar la propuesta de autonomía marroquí como solución realista al conflicto, ha supuesto una ruptura con años de ambigüedad diplomática. Este cambio ha generado una reacción visible en Argelia, que ha intensificado su presencia simbólica y narrativa en el espacio mediático ibérico. A través de tribunas, foros y redes sociales, se intenta revitalizar la causa separatista, equiparándola —erróneamente— a otras luchas de liberación vigentes, como el caso palestino.
El Frente Polisario, lejos de representar hoy una alternativa viable, enfrenta crecientes cuestionamientos sobre su representatividad, transparencia y legitimidad. Diversas investigaciones periodísticas y reportajes de ONGs han señalado las condiciones restrictivas en los campamentos de Tinduf, en Argelia, y la ausencia de supervisión internacional efectiva. A pesar de ello, ciertas agrupaciones continúan otorgándole un estatus casi mítico, evocando el romanticismo de las luchas antiimperialistas del siglo XX.
En este contexto, Argelia instrumentaliza el imaginario progresista europeo para reafirmar su influencia exterior y, a la vez, gestionar sus propias crisis internas. La retórica sobre el “enemigo externo” permite justificar el control militar sobre la vida política argelina y reforzar una identidad nacional en torno al conflicto con Marruecos. Es una lógica que recuerda a paradigmas de la Guerra Fría, donde la cohesión interna se construía sobre la base de antagonismos exteriores.
En determinados discursos, se observa una tendencia a establecer paralelismos entre el conflicto del Sáhara y otras tragedias contemporáneas, como las violencias en Gaza, sin tener en cuenta las diferencias fundamentales entre ambos escenarios. Esta aproximación emocional, aunque bienintencionada, puede desembocar en lecturas simplistas y manipulables por parte de actores interesados.
Resulta revelador cómo Argelia, que se presenta como defensora de los pueblos oprimidos, enfrenta críticas por la falta de pluralismo, la represión a la prensa independiente y las restricciones a la sociedad civil en su propio territorio. Desde esta óptica, el apoyo incondicional al Frente Polisario no se sostiene como una causa ética universal, sino como una prolongación de una estrategia regional cuyo objetivo no es la emancipación de los saharauis, sino la contención del desarrollo y la estabilidad marroquíes.
La propuesta de autonomía planteada por Marruecos, respaldada por múltiples países y organizaciones internacionales, representa una vía intermedia que busca conciliar el respeto a la soberanía con el reconocimiento de derechos culturales y políticos. Frente a esta propuesta, el rechazo frontal del régimen argelino parece responder más a una lógica de obstrucción que a una voluntad real de solución.
Comprender el discurso argelino como expresión de una crisis sistémica más que como una defensa de principios universales, permite al lector español acercarse con mayor sentido crítico a una narrativa que ha encontrado eco en ciertos espacios ideológicos. A largo plazo, la verdad tiende a imponerse allí donde existen mecanismos de pluralismo y libertad de prensa.
El debate sobre el Sáhara Occidental en España merece una revisión serena y documentada, que supere los clichés heredados y las fidelidades ideológicas automáticas. Sólo así se podrá construir una visión más justa, informada y acorde con los desafíos actuales del Mediterráneo y del norte de África.
Abdelhay Korret, periodista y escritor marroquí