Psicopolítica del miedo: el indulto marroquí bajo el prisma de la ultraderecha

El rey Mohamed VI preside una reunión del Consejo de Ministros en el Palacio Real de Rabat - PHOTO/MAP
Psicología del temor al sur: una lectura sobre las intersecciones tras el indulto real

Como de costumbre, el ecosistema mediático español —especialmente aquel impregnado de agendas de recelo y hostilidad sistemática hacia el sur— no dejó pasar la oportunidad que ofreció el discurso real marroquí con motivo de la Fiesta del Trono. Lo vació de su contenido sustantivo y concentró su lectura en lo que conviene al imaginario de sus corrientes más extremistas. Ignoró las dimensiones profundas y la carga política simbólica del indulto regio que benefició a 19.673 personas, en un acto soberano que revela un matiz humanitario y un equilibrio estratégico, inscrito en la visión de Marruecos sobre la reforma penal y la institucionalización de la justicia de transición. 

Sin embargo, lo que ocurrió es que esta decisión soberana —una práctica habitual en cualquier Estado, ya sea monárquico o republicano— se convirtió de pronto en combustible incendiario para la prensa española. No como análisis sosegado o cobertura reflexiva, sino como operación deliberada de agitación pública, propagando la narrativa del miedo a “lo otro marroquí”. 

Gran parte de los principales diarios con peso cultural en España hasta optaron por presentar el indulto real no desde su lógica jurídica o simbólica, sino como si fuera una maniobra sospechosa con objetivos de seguridad inquietantes. Asumieron explícita o implícitamente el discurso radical del partido Vox, partido de derecha nacionalista extrema que no desaprovecha ocasión para dirigir su agresividad política hacia Marruecos. 

Vox, como de costumbre, retomó el indulto soberano marroquí para reciclar su discurso desgastado, acusando a Rabat de “vaciar las cárceles y exportar delincuentes a Europa”, en una retórica repleta de cierre mental y chauvinismo ciego. Esta narrativa ha encontrado resonancia alarmante en ciertas plataformas mediáticas españolas que decidieron convertirse en altavoz de esta lógica populista basada en la distorsión, no en el análisis. 

No es un fenómeno aislado: este tipo de cobertura mediática solo puede entenderse dentro del contexto sociopolítico español, donde la extrema derecha ha hallado en la migración y en la presencia marroquí en Europa una herramienta divisoria poderosa. En lugar de aprovechar la ocasión del discurso real para reflexionar sobre los mensajes estratégicos enviados por Marruecos a sus vecinos, o entender el indulto como parte de una dinámica interna de justicia nacional, la prensa española prefirió reducir todo a una lógica securitaria estrecha, sembrando el pánico entre sus lectores y presentando a Marruecos como una amenaza latente para el esquema europeo. 

Este encuadre perverso, impulsado por plumas consideradas dentro de la primera línea mediática española, revela el déficit profundo en la percepción que ciertas élites españolas tienen sobre Marruecos. Muchas de sus publicaciones aún no han superado el estereotipo del “Marruecos peligroso” o del “marroquí molesto”, los mismos postulados ideológicos fundacionales de Vox, que busca vestir sus posiciones políticas con un barniz de legitimidad informativa y así modelar el discurso público manifiestamente hostil. 

La paradoja evidente es que este indulto —una práctica común incluso en las democracias más consolidadas— se presenta en el caso marroquí como una acción agresiva, no por naturaleza, sino porque emanó de un Estado del sur fuerte, con autonomía política, que adopta una visión humana integral incluso en temas que, bajo ópticas ajenas, se consideran estrictamente de seguridad. 

El indulto real solo puede comprenderse en el contexto marroquí: dentro de un largo proceso de reforma institucional y legal que Marruecos ha emprendido desde hace décadas. El país busca equilibrar la firmeza judicial con la misericordia real, entre la disuasión y la reinserción, en una perspectiva que no separa la seguridad de la dignidad, ni el derecho del componente sociocultural y humano. 

Quien interprete este indulto desde la óptica de Vox, o reproduzca su narrativa, ya sea discretamente o de forma cruda, no está contribuyendo más que a un discurso de odio que hoy tiene un eco preocupante en Europa. Está fomentando la toxicidad en las relaciones entre Marruecos y España en un momento en el que esas relaciones exigen, más que nunca, prudencia y respeto mutuo. 

En conclusión: una reflexión sensata debe devolver el discurso al cauce de la seriedad analítica, lejos de cualquier sectarismo ideológico, y desde una perspectiva de integridad periodística que respete los específicos de cada nación y evite la tergiversación de intenciones. Marruecos, cuando concede un indulto, no lo hace por presión externa ni lo dirige a Madrid o Bruselas; lo ejerce como una expresión de su soberanía ética. Envía un mensaje doméstico claro: un Estado de derecho no es un estado de venganza, y la reconciliación social a veces se construye desde la misericordia, no desde la represión. Quienes vean en esto una amenaza, harían mejor en revisar sus imaginarios políticos, no atribuir a la geografía lo que ella no soporta. 

Abdelhay Korret, periodista y escritor marroquí