Se ha ido quien me enseñó la economía de la palabra

Haitham El-Zobaidi
Mi Jefe Haitham El-Zobaidi 

“Se ha ido quien me enseñó la letra” es una frase que puede parecer sencilla a simple vista, pero que encierra un profundo dolor y una pérdida irreparable. Hoy escribo sobre una persona que era más que un simple director, era un maestro, un amigo, un mentor, un padre y un modelo que nunca imaginé que perdería algún día. Nos ha dejado, pero sus palabras y sus acciones permanecerán presentes en mi vida para siempre. 

Era mi director en el trabajo, pero nunca sentí que fuera un director en el sentido tradicional de la palabra. A veces le llamábamos “Tío Haitham”, otras “Mi Jefe”. No era distante ni autoritario. Era un auténtico líder, con un alma bondadosa y un estilo agradable, capaz de gestionar el trabajo de manera que todos nos sintiéramos parte de un mismo equipo, avanzando hacia un objetivo común, gracias a su orientación profesional y a su constante atención por desarrollar nuestras habilidades personales y técnicas. 

Nos enseñó periodismo y medios de comunicación de la A a la Z, pero no se limitó a enseñarnos técnicas de redacción o difusión de noticias, sino que también nos enseñó diferentes formas de vivir. Cultivó en nosotros el amor por nuestra profesión y el respeto por la integridad. Creía que los medios de comunicación son un mensaje poderoso, si tratamos la palabra y la letra con seriedad. En la sociedad, nos enseñó a atenernos a la verdad, sin importar las consecuencias, y a ser la voz de la verdad, no la del poder o el dinero. 

También desempeñó un papel fundamental en mi aprendizaje de las tecnologías modernas en los medios de comunicación y de cómo interactuar con un mundo en constante evolución en este ámbito. Nos enseñó a utilizar herramientas vivas que nos permiten interactuar y comunicarnos con el público de una manera sin precedentes. 

Haitham El-Zobaidi

A menudo recuerdo nuestras conversaciones sobre las películas y series que veíamos, o las que me recomendaba ver y escribir sobre ellas, ya fuera por placer o para analizar y comprender cómo el cine y la televisión pueden reflejar e influir en la sociedad. Siempre relacionaba el arte con los medios de comunicación y nos enseñaba que la crítica no es un arma contra los demás, sino una forma de mejorar uno mismo y de ver el mundo de otra manera. 

Pero lo que aprendí de él va mucho más allá del periodismo y los medios de comunicación. Me enseñó la sinceridad en las palabras y en los hechos. Era un hombre directo, que no transigía en sus principios y valores. Nos enseñó que la honestidad debe estar presente en cada paso que damos. 

Era generoso, no solo en lo material, sino también en sus sentimientos y sus ideas. Compartía con nosotros sus experiencias y sus pensamientos, al igual que compartía sus éxitos. Nos hizo quererle, respetarle y temer perderle. Su vida parecía una lección viva de generosidad, ya que nunca dejó de ofrecernos todo lo que un joven en su carrera profesional podría desear. 

En cuanto a su sentido del humor, tenía una capacidad extraordinaria para aligerar cualquier momento difícil con una broma o un comentario cómico. Sabía cómo relajar el ambiente y hacer que todo el mundo se sintiera cómodo en el entorno de trabajo. Nos enseñó que la risa es una forma de superar las dificultades y soportar las responsabilidades. 

Haitham El-Zobaidi

Nos enseñó a confiar en nosotros mismos y en nuestras capacidades. A menudo repetía que nada es imposible para quienes tienen voluntad y determinación. Nos enseñó a no dudar a la hora de tomar decisiones y a trazar nuestro camino con confianza. 

Era como un padre para todos nosotros, nos respetaba y nos trataba como a sus hijos. En cada etapa, contaba con su presencia como un pilar en el que apoyarme, como si estuviera en un refugio de seguridad inquebrantable. Nunca dejó lugar al fracaso, siempre estaba ahí para apoyarnos cuando lo necesitábamos. 

Hoy, tras su partida, siento un gran vacío que nada podrá llenar. Pero me prometo a mí mismo seguir sus lecciones y las acciones que sembró en nosotros. Seguiré en el periodismo y los medios de comunicación, y cada día seguiré aprendiendo, como él nos enseñó. Preservaré sus valores en mi sinceridad, mi honestidad, mi generosidad, mi sentido del humor, mi confianza en mí mismo y mi independencia. 

“Se ha ido el que me enseñó a escribir”, se ha ido Mi Jefe, para el que no hay sustituto. La letra que nos enseñó vivirá en nosotros para siempre. Nunca olvidaremos que nuestra forma de enfocar la vida y el trabajo es fruto de su influencia. Era más que un director, era un maestro, un padre. Su partida no es un adiós, sino el comienzo de una nueva vida en la que aprenderemos a ser como él, a afrontar los retos de la vida con esperanza y confianza, y a trabajar por el bien y la justicia, tal y como nos enseñó Mi Gran Jefe, el Dr. Haitham El-Zobaidi, que Alá tenga su alma en su gloria.