El turismo interno en Marruecos, amenazado por guardianes ilegales en zonas turísticas
Sin embargo, esta temporada también conoce la proliferación de actividades “parasitarias” que se aprovechan de los bolsillos de los turistas marroquíes sin respaldo legal y les arruinan sus vacaciones.
Si bien el problema de los guardianes de coches, también conocidos como “chalecos amarillos”, es objeto de críticas durante todo el año —lo que llevó, por ejemplo, al Ayuntamiento de Casablanca a considerar su regulación mediante un pliego de condiciones, lo cual generó polémica al ser visto por muchos ciudadanos como una “legalización del descontrol”—, el fenómeno se agudiza en verano, cuando algunos de estos “guardianes” (conocidos como kardiyanat) deciden invadir zonas costeras y turísticas para imponer tarifas “casi obligatorias” a los veraneantes, con precios desorbitados.
En este contexto, el presidente de la Asociación Nacional para la Protección del Dominio Público, Abdelali Sellali, afirmó que este fenómeno constituye “una forma de ocupación del espacio público”, añadiendo que genera malestar entre los ciudadanos y desafía a las autoridades, que tienden a mostrarse comprensivas con quienes lo practican, bajo el pretexto de que se trata de un trabajo estacional.
El activista explicó que, tras investigar esta realidad, se ha descubierto que estos “guardianes” se dividen en dos grupos: personas que trabajan de forma individual —una situación menos peligrosa— y otros que forman verdaderas “bandas organizadas”, según sus palabras, y que se turnan en las zonas; “además, se agrupan contra sus víctimas e imponen tarifas abusivas. A quienes se niegan a pagar se les somete a violencia verbal, física o incluso al sabotaje de su vehículo…”.
Sellali advirtió que este tipo de prácticas ya no se limita al ámbito urbano o rural, y que su presencia se intensifica especialmente en zonas turísticas durante la temporada alta, representando una amenaza directa para el turismo interno.
Ya no se trata solo de vigilar coches estacionados, sino que algunos llegan a cerrar caminos y accesos, cobrando incluso a los vehículos que solo quieren pasar. “Cada coche que pasa debe pagar una tarifa de 15 dírhams (1,42 euros). Imaginen lo que se puede recaudar diariamente con esta práctica”, asegura Sellali.
Explicó que la asociación ha identificado este tipo de comportamientos sobre todo en los accesos a playas y bosques: “Hemos detectado ingresos que no bajan de 10.000 dírhams (945 euros) al día, ya que estos sujetos controlan una zona específica, cierran todos sus accesos y dejan solo una entrada, obligando a cualquier coche que quiera pasar a pagar al menos 10 dírhams (0,95 euros)”.
El activista señaló que la asociación ha estado enviando cartas a las autoridades alertando sobre estas prácticas, “pero hemos notado una cierta indulgencia por parte de las autoridades, que responden diciendo que se trata de un trabajo estacional y que estos guardianes solo prosperan en los meses de verano”.
Sellali recomendó a los ciudadanos víctimas de este tipo de extorsión que contacten a la policía o a la gendarmería real: “Porque el dominio público pertenece a todos los ciudadanos, no está en venta ni se alquila”, subrayando que el Código Penal prevé sanciones para quienes practican la extorsión, colocan barreras en las vías públicas o usurpan funciones, todos ellos delitos claros cometidos por quienes incurren en estas prácticas.