La Legión en acción

Antes de desarrollar lo que implica el título de este artículo creo que es fundamental expresar mi agradecimiento y, por supuesto, mi reconocimiento a la labor de todos los autores, escritores y periodistas, quienes son verdaderos profesionales en el arte de comunicar. Su dedicación y esfuerzo se reflejan en los libros, relatos y medios de comunicación, donde han narrado con gran detalle los hechos y acciones en los que nuestras tropas legionarias participaron en Bosnia-Herzegovina (BiH). Gracias a su trabajo, los españoles pueden comprender mejor la complejidad de aquellos momentos históricos y honrar la memoria de quienes participaron en ellos

Sobre la Misión del Ejército español en BiH, conocida como Operación Alfa-Bravo, se ha escrito mucho a lo largo de los años. Existen diversas opiniones sobre la labor de los soldados españoles en una guerra fratricida que enfrentó a tres pueblos que, durante mucho tiempo, habían estado unidos y hermanados en un mismo país. Esta unión fue posible gracias a su líder, el presidente “Tito”. Sin embargo, tras su fallecimiento, las divisiones étnicas se avivaron, las tensiones fueron creciendo de forma escalada e imparable y, finalmente, todo explotó en la desintegración de la República Federal de Yugoslavia, tras una serie de conflictos en su territorio. Entre ellos, y es el que nos afecta, la guerra de Bosnia que se desarrolló en la actual Bosnia y Herzegovina, causada por una compleja combinación de factores políticos y religiosos entre los bosniocroatas de religión católica, los bosnios de mayoría musulmana y los serbobosnios de religión cristiano-ortodoxa.

Aunque no me considero historiador, ni escritor, ni periodista, como militar que vivió esa experiencia, siento la imperiosa necesidad de compartir mi perspectiva sobre las vicisitudes que afrontaron los Caballeros Legionarios. Mi relato se basa en los acontecimientos y hechos vividos intensamente y en la información adquirida de primera mano durante mi mando como coronel jefe de la Agrupación Táctica “Canarias” en BiH, desde la primavera hasta el otoño de 1993. Aquellos momentos cargados de emoción y desafío han dejado una huella indeleble en mi memoria. Esos recuerdos llenos de camaradería, sacrificio y valentía me brindan el ánimo necesario y la disposición para emprender este trabajo. Espero que mi relato contribuya como un grano de arena a la Historia de La Legión, que sirva de homenaje a aquellos compañeros caídos que cumplieron con honor la misión en circunstancias tan difíciles y que, además, ayude a preservar el recuerdo de aquellos días que marcaron mi vida, y la de muchos otros. 

En más de cuarenta años de servicio activo, un militar puede compartir su trayectoria profesional con una gran variedad de jefes, oficiales y suboficiales, cada uno aportando su propia experiencia y perspectiva. Puede que muchos compañeros, a través de tantos años de milicia y al paso por diferentes unidades hayan tenido el privilegio y la satisfacción de contar entre sus filas con un buen número de futuros oficiales generales que representan hoy el liderazgo militar. Sin embargo, el caso que nos ocupa tiene la singularidad de ser una pequeña gran unidad en la que han alcanzado el prestigioso empleo de general 32 de sus componentes, procedentes de las Armas y Cuerpos, incluido su coronel jefe. Este logro refleja la formación recibida en esta unidad y el compromiso y la dedicación de sus integrantes, quienes han contribuido al desarrollo y éxito profesional de sus compañeros. 

Aún sin datos, será difícil encontrar otra unidad como la Agrupación Táctica Canarias (AGT), desplegada en Bosnia-Herzegovina desde abril a octubre de 1993, que posea esa extraordinaria particularidad. El historial es brillante y para este jefe de la AGT todos sus miembros merecían alcanzar ese empleo, dada su competencia profesional y sobresalientes virtudes militares, pues durante los seis meses de nuestra misión de ayuda humanitaria e interposición entre fuerzas contendientes, cualquier jefe u oficial al que se le encomendaba una misión la cumplía y la ejecutaba con la mayor presteza y eficacia y con el máximo empeño y esfuerzo en el exacto cumplimiento del deber, sin importar la fatiga o el peligro que podría entrañar su realización. 

La sólida formación que todo militar obtiene mediante una larga preparación sirvió en aquel conflicto bélico a todos los componentes de la Agrupación para crecer en sabiduría militar, enriquecer sus experiencias, adquirir destrezas y progresar en aptitudes y habilidades militares en aplicación de las teorías aprendidas. Este aprendizaje contribuyó a alcanzar una adecuada preparación y una elevada capacidad para cumplir con eficacia los roles que en el futuro se les encomendarían al llegar a los más altos empleos del Ejército, siendo no sólo un soldado, sino también un líder sensato y comprensivo. Esto se ha hecho realidad con el cumplimiento de otras misiones en los conflictos que hoy en día existen en el mundo en los que participan nuestras tropas. Así se facilita su adaptación a la evolución de la sociedad y el entorno exterior, consiguiendo el prestigio internacional de nuestras Fuerzas Armadas. 

La teniente Hernández y la alférez Moreno, primeras legionarias españolas hacia Bosnia

Al reflexionar sobre las enseñanzas de esta Misión, también hay que destacar el reconocimiento de los 1.200 integrantes de la Agrupación —muchos se convertirían en los futuros líderes de nuestras grandes unidades— al incalculable aporte de sus dos compañeras en el cumplimiento de las tareas asignadas durante el conflicto bélico. Por primera vez en la historia del Ejército español, dos mujeres, Oficiales de La Legión, se unieron a la unidad: la teniente médico Pilar Hernández Frutos y el alférez ATS Alicia Moreno Moreno. Su inclusión no sólo marcó un hito significativo, sino que también demostró que el valor y la competencia no conocen género. Ambas llevaron a cabo su misión sanitaria con un grado de profesionalidad que generó la plena satisfacción de sus mandos, integrándose como Oficiales en los equipos operativos de la AGT, en sus blindados de Sanidad, con el máximo nivel de entrega y eficacia, sentando un precedente inspirador para futuras generaciones de mujeres en nuestros Ejércitos y la Guardia Civil. 

Cuando hablo o escribo sobre “La Canarias”, siempre tengo un emotivo recuerdo y un homenaje a nuestros muertos, que no vieron finalizar la misión pues antes entregaron sus vidas por la paz en aquel país al que habíamos llegado en su ayuda. Para toda la Agrupación es un sentimiento de honor haber servido junto a esos 10 caídos, que cumplieron sus misiones en la guerra con valor, abnegación y el máximo sacrificio, alcanzando la más alta dignidad en el Ejército, la de héroes. El homenaje a estos héroes es un deber de gratitud y un estímulo para la continuidad de su obra. Qué triste y dolorosas fueron para todos nosotros estas pérdidas, cuya primera baja, encabezó nuestro querido teniente de la Legión Arturo Muñoz Castellanos. 

Me referiré tan solo a los hechos y entrega de la vida por la paz del teniente Muñoz Castellanos, por ser el primer caído y el más antiguo de los 9 legionarios que le siguieron sacrificando sus vidas durante la misión. 

”Un Sacerdote católico liberado y un muerto de la Legión”, ese sería el título de este episodio y de esta forma se escribe la Historia de la AGT Canarias. Todos los legionarios nos sentimos orgullosos de ser fieles al Espíritu de nuestro Credo: El morir en el combate es el Mayor Honor. Así fue el honor con el que se distinguió el teniente Muñoz Castellanos el 11 de mayo de 1993. Se han contado muchas historias de aquella acción, refiriéndose a que estaba haciendo escolta de alimentos, de medicinas, de sangre y plasma para el Hospital musulmán de Mostar, cierto en parte, pero no era la razón principal de la misión. 

En el briefing (reunión del jefe con toda su Plana Mayor de Mando -PLMM-) de la primera hora de la mañana de ese día, el comandante jefe de la 2ª Sección de Inteligencia informa de que se tienen noticias que, en la zona musulmana de Mostar, al lado este del río Neretva, se encontraba escondido y con enormes dificultades para mantenerse con vida un sacerdote católico. El peligro provenía de los extremistas musulmanes que patrullaban cerca de la casa donde se encontraba oculto.  

Mi decisión fue la de nombrar al comandante jefe de la 5ª Sección de Asuntos Civiles, para que con una Sección de Escolta se dirigiera a Mostar musulmán y rescatara al sacerdote, enmascarando esa misión principal con una secundaria de entrega de sangre al Hospital. Con la información recibida de la Sección de Inteligencia y con la habilidad del jefe de la patrulla, llegan por el destrozado barrio musulmán al lugar de refugio del religioso. Por no existir carreteras tanto a la ida como al regreso patrullan a pie la ciudad, para llegar a los BMR (Blindados Medios de Rueda), que se habían quedado aparcados lejos del lugar del escondite. El comandante jefe de la 5ª sección, en la cabecera de la patrulla junto al sacerdote camuflado de legionario y, cerrando la escolta, el teniente jefe de la Sección. Toda la unidad dobla una esquina, menos el teniente y es en ese momento cuando en sus cercanías cae y explota una granada de mortero de 120 mm, lanzada desde las posiciones bosniocroata del Mostar oeste-católico, que hiere por todo el cuerpo al teniente, salvándose sólo de las esquirlas de la metralla las zonas del chaleco antifragmentos y el casco. 

Pilar Frutos

Lo evacuaron rápidamente al Hospital Quirúrgico Avanzado de Dracevo, Base del Grupo Táctico (GT) Colón - VIII Bandera-, donde le operan durante más de seis horas y le extraen todas las esquirlas, menos dos en la parte trasera del cuello bajo la oreja izquierda, para que esto se hiciera con más seguridad en el Hospital Militar Gómez Ulla en Madrid. Se comunicó la triste noticia a la FAR (Fuerza de Acción Rápida) y se solicitó un Avión Medicalizado. La despedida fue al día siguiente en nuestra Base Logística Retrasada de Divulje, Aeropuerto de Split, el teniente estaba consciente y con mucho ánimo hablando conmigo. Lo acompañé junto a su camilla desde el helicóptero que lo había transportado hasta la rampa de entrada al avión. La siguiente noticia me la dio el JEME, teniente general Porgueres, fue por teléfono y me comunicó que el teniente Muñoz Castellanos había fallecido, mi respuesta, que me salió del alma, fue: “Mi general este coronel legionario con dos c…… está llorando”. Día de luto para toda la Agrupación.

Ha pasado algo más de 31 años desde aquellos días, pero en la mente del autor de estos párrafos siguen vivos mis recuerdos al escuchar en los actos militares a los que asisto “Guiones y banderines rindan honor a nuestros muertos”. Ellos, nuestros 10 compañeros caídos que a continuación destaco siguen recibiendo nuestro más emotivo homenaje ya que son los que otorgan, aumentan y perpetúan la gloria de la Legión. Por esa razón y como reconocimiento a sus actos heroicos en servicios a la Patria fueron ascendidos, todos ellos, al empleo superior. 

Capitán Arturo Muñoz Castellanos 

Sargento 1º Ángel Francisco Tornel Yáñez 

Capitán Francisco Jesús Aguilar Fernández 

Sargento 1º José Antonio Delgado Fernández 

Cabo CLP Samuel Aguilar Jiménez 

Cabo CLP Agustín Maté Costa 

Cabo CLP Isaac Piñeiro Varela 

Cabo CL Francisco José Jiménez Jurado 

Cabo CL José Manuel Gámez Chinea 

Cabo CL José León Gómez

Mostar ha querido rendir homenaje y expresar su profundo respeto hacia las tropas españolas que contribuyeron a la consecución de la paz. Para ello, se ha erigido una lápida en la que se inscriben los nombres de todos los caídos, recordando así su valiosa entrega y el sacrificio de sus vidas en el servicio a la paz. Este emotivo tributo se encuentra ubicado en la emblemática Plaza de España de la ciudad. 

Me nombraron jefe de la AGT Canarias cuando estaba en Puerto Rosario (Fuerteventura) al mando del Tercio D. Juan de Austria 3º de la Legión y tuve el privilegio de contar con una gran Plana Mayor de Mando (PLMM), con el jefe y los jefes de Sección Diplomados de Estado Mayor y unos magníficos auxiliares que los apoyaban con eficiencia. La habilidad y presteza en las ejecuciones de las Secciones de la PLMM, facilitaban el mando de la AGT. Hoy en día, el entonces AG 5, sigue desempeñando su función, siendo el artífice de que disponga de datos documentados, proporcionados para escribir estas líneas.

Ya saben lo que dicen los legionarios: “Los casos difíciles los resolvemos de inmediato, con los milagros tardamos un poco más”, eso ocurría a diario en esos arduos y complicados 6 meses en BiH durante el cumplimiento de nuestra misión y que están registrados en el Diario de Operaciones de la Agrupación, de la VIII Bandera, de la Unidad de Apoyo Logístico y en el Libro de Oro de la AGT, depositado en el Museo del Ejército en Toledo, y del que se muestra la página con la dedicatoria de S.M. el Rey D. Juan Carlos I. 

Me he referido a los legionarios, ya que la AGT estaba conformada, en su mayoría, por los procedentes de la Legión y de los Caballeros Legionarios Paracaidistas de la Brigada Paracaidista. El Guion de la Unidad era el del Tercio 3º, el operativo el Guion de la VIII Bandera y el logístico el Guion de la VII Bandera. Todos los componentes vestíamos la camisa legionaria y, fuéramos o no legionarios, el espíritu que nos inculcó nuestro fundador, el teniente coronel José Millán-Astray y Terreros, estaba presente en los hombres y las dos mujeres que componían la Agrupación. 

Al regresar a Málaga, rendimos honor a nuestros muertos entonando “El novio de la muerte”, y desfilamos ante SM el Rey Don Juan Carlos I, a 160 pasos por minuto, a los acordes del Himno de la Legión con la Banda de Guerra y la Música del Mando de La Legión marchando junto a nosotros.

La gloriosa historia de la Legión es vasta y rica en acontecimientos heroicos y en este contexto, la AGT Málaga y la AGT Canarias han dejado una huella imborrable al escribir una página destacada en 1993. El valor y la dedicación de sus Caballeros Legionarios han contribuido a forjar el legado de la Legión ya que cada acción y cada esfuerzo de estas Agrupaciones han sido fundamentales para enriquecer su historia colectiva convirtiéndose en un ejemplo de honor y sacrificio. 

En aquellos años el Gobierno del presidente Felipe González, con el ministro García Vargas al frente del Ministerio de Defensa, llevaba tiempo con la idea de la disolución de la Legión, e incluso se llegaron a elaborar Decretos que abordaban ese asunto. El año que las Unidades Legionarias permanecieron en Bosnia-Herzegovina demostraron ante la sociedad española y ante los poderes públicos, que la Legión, gracias a su entrega y entusiasmo en la ejecución de las operaciones y misiones encomendadas, continuó siendo una élite dentro de nuestro Ejército, lo que alteró el curso de su posible disolución. Ese conjunto de hechos memorables en los que la Agrupación Táctica Canarias sufrió 68 bajas, de las cuales 10 muertos y 58 heridos, no ha quedado en el olvido, pues estos eventos han contribuido a la preservación de la Legión, de modo que, incluso hoy, la Brigada Rey Alfonso XIII de La Legión se erige como el modelo “Brigada 2035”, al que las demás Brigadas de Infantería del Ejército español mirarán hacia el futuro. De disolución a ser modelo. 

Para toda “La Canarias” fue un gran honor recibir felicitaciones por sus hechos y acciones, que se configuraban en la Orden diaria de la Unidad, para satisfacción y orgullo de todos sus componentes, en especial por el Premio Príncipe de Asturias y la Medalla de Oro de Canarias. Pero el mayor honor fue el recibimiento, cumplida la misión, en el Puerto de Málaga por nuestro Santísimo Cristo de la Buena Muerte, por SM el Rey D. Juan Carlos I y por el pueblo español, representado por esos miles de malagueñas y malagueños que abarrotaban el Puerto. 

Cuánto honor y cuánto orgullo es para el que escribe, como jefe de la Agrupación, destacar la relación de los jefes y oficiales de la AGT que han alcanzado el empleo de Oficial General, por sus virtudes militares, su competencia profesional y su entrega a la carrera de las armas, siendo así ejemplo para todos sus compañeros y exponente ante la sociedad del prestigio de las Fuerzas Armadas en cuyo seno sirven a la patria. 

De los 32 jefes y oficiales que han ascendido a general, hay 6 tenientes generales, 7 generales de División y 19 generales de Brigada. La mayoría de ellos continúan en activo, aunque hay también retirados o en la reserva. Considero relevante proporcionar los datos del empleo alcanzado, el nombre, la misión y el destino que tenían en la AGT, así como su situación actual, destino y si están en activo o activados. Con profunda tristeza, también menciono a los tres oficiales generales que hoy están ausentes de nuestras filas.  

Al inscribir sus nombres en este artículo, escrito con afecto y emoción, retornan a mi memoria numerosas acciones siendo ellos los protagonistas destacados y cuya ejecución, por su excelente labor, era una recompensa para sus jefes. Mi agradecimiento hacia todos ellos, pues con su entrega, lealtad y esfuerzo, fueron artesanos de mi ascenso a general. 

Estas líneas han sido escritas a partir de los recuerdos de un veterano legionario y de los datos proporcionados por las publicaciones oficiales, con el deseo de preservar y transmitir el historial de la unidad, perpetuar su memoria y reforzar las virtudes militares de sus componentes. 

Ángel Morales Díaz-Otero, General de Brigada de Infantería DEM (R)