¿Qué hay detrás del Estado Islámico?
20 de noviembre de 2014 (23:37 h.)
Por Ramón Moreno Castilla
Foto: Víctimas del terrorismo yihadista en Siria.
Cuando hablamos del Estado Islámico (EI) que, de entrada, produce rechazo en Occidente por su espeluznante barbarie, no solo estamos ante un fenómeno de repercusión mundial cuyo tratamiento es sumamente delicado y controvertido; sino que, las acciones sanguinarias de los grupos armados que conforman las milicias yihadistas del EI son absolutamente incomprensibles y difícilmente justificables en pleno siglo XXI. El fundamentalismo islámico que está detrás del modus operandi del EI, empeñado en una auténtica ‘Guerra Santa’ tiene, además, un gran componente religioso, difícil de soslayar, y que ha sido una constante en la historia de la Humanidad. ¿Qué similitudes y/o diferencias existen entre las Cruzadas, donde se mataban musulmanes a mansalva, y la ‘Guerra Santa’, que hace lo mismo con los occidentales? La historia se repite. En realidad son la misma cosa o similares. Según reputados analistas y politólogos, “la ‘Guerra Santa’ es una confrontación bélica justificada por razones religiosas cuyos promotores califican como guerra querida por Dios y que conduce a la salvación eterna de quién muere en ella. Las guerras de religión europeas, las Cruzadas, son ejemplos inequívocos de guerra santa”. Los católicos, no obstante, no utilizan la denominación de ‘Guerra Santa’ cuando se refieren a las Cruzadas, por las connotaciones de muerte ligada a toda guerra. Aunque todos sabemos que la Iglesia Católica avaló muchas guerras y bendijo crímenes de lesa humanidad en nombre de Dios…
Otra interpretación de la ‘Guerra Santa’
Hay otra interpretación de ‘Guerra Santa’ y es la que proporciona el Islam en su libro sagrado, el Corán. En él se habla de ‘Yihad’ que suele traducirse como ‘Guerra Santa’ e incluye también la violencia. De acuerdo con el Corán, la ‘Guerra Santa’ debe ser un principio defensiva, pero en la práctica ha sido una guerra de conquistas. Por ello, sería más preciso hablar de ‘Cruzadas’ cuando nos referimos a hechos perpetrados por cristianos, y ‘Guerra Santa’ a los relacionados con los islamistas. En todo caso, ¿no eran los objetivos de las Cruzadas de entonces los mismos, aunque contrapuestos, a los de la ‘Guerra Santa’ de ahora? ¿Qué diferencia existe, si ambas acciones bélicas perseguían objetivos similares: antes a favor de la expansión del cristianismo, ahora para consolidar el islamismo? La palabra ‘cruzada’ se usa por primera vez en suelo español: en concreto en una carta real de Navarra a principios del siglo XIII. Su uso fue generalizándose poco a poco en Hispania, y allá por el 1300 el Papa ya lo reconoce extendiéndose por las lenguas vernáculas del resto de los países europeos en el siglo XIV. Hasta entonces, los términos empleados para designar estas campañas bélicas habían sido ‘negotio ultramarino’, ‘negotio hierosolimitano’, ‘passagium’, ‘iter peregrinatio’… palabras latinas que designaban la relación intrínseca entre cruzada y peregrinaje, y a Jerusalén como último objetivo. Por otro lado, hay quienes opinan que las cruzadas fueron todas aquellas campañas en defensa de la Iglesia o la religión, o contra los enemigos de la Iglesia, autorizadas por el Papa, y que solían ir acompañadas de una serie de privilegios espirituales como la “indulgencia plenaria’, o remisión de la penitencia por todos los pecados confesados”. ¿No es parecida la ‘gracia divina’ que incita a los yihadistas más fanáticos a inmolarse invocando al Islam, a la ofrecida antiguamente a los cruzados?
¿Qué dice el Islam?
El Islam no distingue entre Estado y religión. Por tanto, ‘Guerra Santa’ no sea quizás la traducción más correcta o apropiada, si la entendemos desde el punto de vista occidental, donde tradicionalmente se entiende la ‘Guerra Santa’ por motivos religiosos (ver, R. Peters, “Yihad in Medieval and Modern Islam”. Brill: Leiden, 1977). La yihad, que hace mártires a sus combatientes, tiene su propia interpretación en la escuela Maliki, que sentó jurisprudencia islámica, al defender una de las formas o tendencias de interpretar la ley coránica. Esta escuela fue preponderante en Al-Andalus durante toda su historia. Para los musulmanes la guerra santa (yihad) implicaba, entre otras cosas, “la obligación de combatir a los infieles hasta que se convirtieran al Islam”. ¿No hacían lo mismo, o parecido, los cruzados con los ‘infieles’ de entonces? La diferencia es que ahora se actúa bajo el paraguas de la llamada ‘civilización occidental’, donde la televisión nos muestra las barbaries cometidas en nombre del Islam; y antes, las atrocidades de los cruzados no eran visualizadas ni tenían eco mediático. El Islam se radicalizó cuando, a la muerte del Profeta, se politizó con la sucesiva creación de Califatos y las luchas entre Sultanes. Ahora vemos que con motivo del comienzo del mes del Ramadan, el 29 de julio de 2014, Abu Mohamed al-Adnani, portavoz del EIIL, proclamó la creación de un califato que se extendiera por todo el mundo musulmán, al tiempo que nombraba a Abu Bar al-Bagdadi su máxima autoridad, autoproclamado ‘Ibrahim, imán y califa de todos los musulmanes’, ordenando la expulsión de todos los cristianos que se negaran a convertirse al Islam. El Estado Islámico tiene gran influencia en sectores geoestratégicos de la geopolítica y el petróleo poniendo en jaque el equilibrio en el Medio Oriente y compitiendo con Al-Qaeda por la supremacía del yihadismo en la zona. El 19 de agosto de este año, a través de un video de YouTube un representante del EIIL, de origen francés, decapitó a un reportero estadounidense; ejecución a la que han seguido otras (como la última de su compatriota, el cooperante convertido al Islam Peter Kassig, en represalia por los bombardeos de la coalición que lidera EE.UU.
Yacimientos petrolíferos
Pero, ¿qué subyace realmente en toda esta histórica? La confrontación entre Occidente y el Mundo Islámico persigue únicamente el control de los yacimientos petrolíferos en un área geopolítica de indudable valor geoestratégico. En efecto, desde que en 1938 se descubre petróleo en lo que más tarde sería Arabia Saudí (una creación de la descolonización británica), la zona cobra una capital importancia estratégica debido a las enormes reservas de oro negro que contenía, las más importantes del mundo. Los países del Golfo tienen bajo su suelo dos tercios (65 %) de las reservas mundiales. De ahí, el establecimiento del Estado de Israel, una cabeza de puente occidental, en sus cercanías, cuando tocaba a su fin la presencia colonial de Francia y Gran Bretaña en la zona. Y también el apoyo incondicional al Sha de Persia, que fue aupado al poder por Occidente en los años cincuenta, mediante un golpe de estado, con el objetivo de controlar el complejo tablero geopolítico de Asia Central, y los abundantes recursos petrolíferos de Irán. Cuando en 1979 cae Reza Pahlevi, a causa de la revolución jomeinista, Occidente, y en concreto Estados Unidos, apoya y arma a Irak, animándolo a una guerra contra Irán. Todo ello provocaría la segunda crisis energética mundial (1979-1980), que tuvo especial incidencia en Europa occidental. Tras la caída del muro de Berlín y la desaparición de la URSS, que altera también los equilibrios de la Guerra Fría en esta zona, Irak decide anexionarse Kuwait, lo que desembocó en la primera Guerra del Golfo de Bush padre. Luego vendría la segunda Guerra del Golfo de Bush hijo, y los sucesivos conflictos bélicos regionales…hasta nuestros días, con los bombardeos a las posiciones del EI en Irak y Siria, realizados por la coalición liderada por EE.UU.
Amigos versus intereses
En el año 2012, en la GCC National regional security celebrada en Barhein, el jefe de la Seguridad del Estado de Dubai, Dahi Khalfan Tamin, advirtió que había 38 peligros potenciales que amenazaban la seguridad de los países del Golfo. Denunciando la implicación de Estados Unidos como instigador, y que la gran potencia norteamericana está explotando los conflictos; crea focos de tensión para luego intervenir y controlar las riquezas petrolíferas de los países (aludiendo a analistas estadounidenses que señalan igualmente que “EE.UU no tiene amigos, sino intereses”). “USA -alertó Khalfan Tarim- no instala democracias sino que exporta revolución y tiene sintonía con Irán. Después de Túnez, Egipto, Yemen etc. ¿quién seguirá después?”, se preguntaba. A la vista está. A Norteamérica no le interesan en absoluto los derechos humanos, como en el caso sangrante de Palestina, a la que nunca ha reconocido como Estado -ejerciendo su derecho a veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas-, sino sus intereses; y miente cuando dice que se preocupa por los derechos de los pueblos, cuando lo que realmente persigue son sus intereses económicos y geoestratégicos. En este sentido, es importante la entrevista telefónica sostenida días pasados entre el presidente turco, Tayab Recip Erdogan, y el Rey de Marruecos, Mohamed VI, donde trataron de la evolución de la situación en Oriente Medio y, especialmente, la causa palestina. El mandatario turco se felicitó del papel relevante del Soberano marroquí como presidente del Comité Al Qods, al servicio de esta noble causa y a favor de la preservación de los Lugares Santos. Téngase en cuenta que Marruecos no participa en la citada coalición de países que bombardea sistemáticamente los enclaves del EI. Ya en su día, Marruecos había propuesto a los países del Golfo (entre cuyas familias reales existe gran sintonía) un gran acuerdo de defensa que no fue consolidado. Recientemente este país y los Emiratos Árabes Unidos han suscrito un importante Acuerdo de Defensa, con el que Marruecos quiere preservar los peligros del avance yihadista en la región. Precisamente, el ‘Plan Hadar’ (atención, precaución) implantado por Marruecos en su territorio, pretende prevenir los daños colaterales de la política norteamericana en el mundo árabe. Por otro lado, un reciente informe francés sobre el número de yihadistas de este país que luchan con las milicias del EI, pone de relieve que la mayoría de éstos pertenecen a familias acomodadas de la sociedad francesa, que ven una apasionante aventura alistarse en las filas yihadistas y entrar en combate. Algo parecido a lo que hacían los caballeros de las Cruzadas. ¿Estamos ante un nuevo ‘hobby’ de la juventud europea? ¿O hay algo más?