Reinventar el Partido Demócrata

Kamala Harris - PHOTO/KAMIL KRZACZYNSKI/AFP
Tras años de batallas ideológicas, quizá este sea el año en que los demócratas aborden por fin un tema al que han estado dando vueltas sin cesar y que les genera una inseguridad y una incertidumbre constantes: los derechos reproductivos de las mujeres. 

¿Cuántos años más durará este debate? ¿Qué legado jurídico estamos dejando a las generaciones futuras? Estas elecciones presidenciales ofrecen una clara oportunidad para poner de relieve las marcadas diferencias entre demócratas y republicanos en esta cuestión. Kamala Harris puede redefinir estas líneas de batalla, y su posible candidato a la Vicepresidencia podría influir significativamente en la retórica desde ahora hasta el día de las elecciones. Nunca antes una elección vicepresidencial había sido tan crucial.

La decisión del presidente Joe Biden de retirarse de su candidatura para un segundo mandato y apoyar a Kamala Harris ha desencadenado una oleada de posibles batallas legales y ha intensificado la especulación sobre su elección para la Vicepresidencia. Harris se prepara ahora para desafiar a Donald Trump y J. D. Vance. De todas las elecciones anteriores, Esta es probablemente la primera en la que la elección del vicepresidente podría cambiar el curso de la historia.

Biden se enfrentó a crecientes presiones para abandonar la carrera tras su desastrosa actuación en el debate de finales de junio contra Donald Trump. Criticado por parecer incoherente y hablar con voz débil, su partido atribuyó los problemas a un resfriado. Sin embargo, las preocupaciones se vieron exacerbadas por una entrevista fallida en la que Biden tuvo problemas para recordar si había visto el debate, y durante una reciente cumbre de la OTAN en Washington DC, donde se refirió erróneamente al presidente ucraniano Volodymyr Zelensky como presidente Putin y luego llamó a la vicepresidenta Harris, “presidente Trump”. Estos incidentes han llevado a los republicanos de la Cámara a plantearse invocar la 25ª Enmienda para cuestionar la aptitud de Biden para completar su mandato.

Con el respaldo de Biden a Harris, esta está en condiciones de superar los desafíos intrapartidistas, aunque se espera que los grupos republicanos impugnen legalmente su uso de los fondos de campaña de Biden-Harris. Aunque estas reclamaciones carecen de base jurídica sólida, podrían convertirse en polémicas batallas judiciales.

La cuestión crítica ahora es a quién elegirá Harris como candidato a la Vicepresidencia. Aunque Trump y Harris son figuras muy conocidas -y Harris representa una continuación más joven y coherente de la imagen de Biden-, la elección del vicepresidente es crucial para diferenciar las campañas. Vance, que se inclina fuertemente por una retórica antidespierta, antisistema y MAGA, carece del carisma necesario para cautivar al público. Aquí es donde la elección del vicepresidente demócrata podría generar tracción y poner de relieve las diferencias entre las dos campañas.

Los principales aspirantes son el senador por Arizona Mark Kelly, el secretario de Transporte Pete Buttigieg, el gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, el gobernador de Kentucky, Andy Beshear, el gobernador de Carolina del Norte, Roy Cooper, la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, y el gobernador de California, Gavin Newsom. Tal vez estén contemplando una posible candidatura a la Presidencia en Chicago, en la Convención Nacional Demócrata del mes que viene. Lo más probable es que se estén distanciando de Harris con la vista puesta en 2028.

Para algunos, una candidatura Harris-Whitmer sería un equipo de ensueño. La gobernadora de Michigan es conocida por su enérgica gestión de la pandemia de la COVID-19, la ampliación de los servicios sociales, la protección de los derechos reproductivos, la revitalización económica de Michigan y por haber sido objeto de un complot de secuestro y asesinato por parte de extremistas de derechas. Whitmer podría remodelar el panorama electoral. Su elección pondría en primer plano los derechos reproductivos y de la mujer en un año electoral marcado por la anulación por el Tribunal Supremo del caso Roe contra Wade, que ha provocado restricciones generalizadas del derecho al aborto a nivel estatal. 

Esta elección contrastaría fuertemente con Trump y Vance, que son antagonistas de los derechos de la mujer, y Vance aboga especialmente porque las mujeres permanezcan en relaciones abusivas. Aunque no es un resultado probable, los demócratas necesitan mezclar su libro de jugadas si esperan no perder más terreno en un año electoral clave en el que una victoria aplastante de Trump-Vance remodelaría la Cámara de Representantes, el Senado y los tribunales federales en las próximas décadas. 

Las mejoras progresistas a menudo requieren conversaciones incómodas dentro de los círculos de toma de decisiones y, con demasiada frecuencia, los demócratas han recurrido a los tableros de dibujo y a los encuestadores para que les digan qué hacer en lugar de reflexionar sobre las cuestiones fundamentales y los valores que los definen. En este momento crucial, los demócratas deben adoptar una estrategia audaz y con visión de futuro para redefinir los valores y el liderazgo de su partido.