Oportunidades

Inés Arrimadas

Pues eso, que cuando cambió el panorama político, de un día para otro, de anteayer a hoy, Pedro Sánchez ganó y gobierna, y el aparato del partido pierde. Y vemos de nuevo cómo brilla el sol sobre las hojas de acero. El PP se acuna en sus problemas y espera que vayan cayendo los juicios, todo casos aislados y antiguos, según ellos. Y Podemos grita que hay que salvar la Patria, como en los viejos tiempos. Si no fuera porque lo dicen ellos se podría pensar cualquier cosa, pero suenan igual que VOX. En cuanto a Ciudadanos canturrea entre dientes una canción de Radio Futura; hace calor, hace calor…..esta es la escuela de calor.

Mientras, los medios de comunicación se frotan las manos porque todo el mundo tendrá que fijarse de nuevo en ellos y recuperarán protagonismo, que la pandemia está ya muy explotada. 

Y así va pasando el año, entre la riña y los temores.

Pero me paro en Ciudadanos. Chico joven, liberal y sin prejuicios, busca un hueco en panorama pintoresco, le sale bien, la fastidia y se convierte en jarrón chino. Pero Inés, coge el relevo y sigue buscado el hueco. Con permiso de VOX, que está muy atareado toreando a Pablo, pisándole el huerto y cantando Montañas Nevadas, que Filomena se lo ha puesto fácil. 

Y, como decía, Inés tratando de abrir la lata. Es posible que encuentre el tirador, pero no es un abre fácil. Porque entre los debates de unos y otros, el interés de Podemos en salvarnos a todos y tocarle la moral al PSOE, el del PP en escabullirse y el del PSOE en definirse. Inés y sus muchachos dan la sensación de que se van buscando a Macron antes de que se ponga a llover más. Pero ahora que se alargan los días, tienen que aprovecharlos  y ponerse a la tarea. Cerrar filas, formar cuadros, abrir ideas, rechazar copias, cambiar pautas, hablar claro, explicar sus decisiones y aprender a gobernar. Esto último lo están probando. Porque es en los campos de tierra donde se curte el equipo, donde el polvo y las patadas de los rivales, templan el ánimo y fortalecen el espíritu de grupo. Y donde caerte es garantía de una rozadura y donde se sale con tantas en el cuerpo que apenas te puedes poner el pantalón largo tras el partido. Y eso forja el carácter.

Pero vamos a ver lo que piensa la gente, que con las redes sociales inflamadas, las teles replicando ‘tweets’ y la prensa dando cera para el lado que más le conviene, nadie intuye lo que va a decidir el votante, ni en Cataluña, que es un arcano como una cacharrería, ni en unas posibles elecciones anticipadas. Porque si Sánchez sigue tragando sapos y lleva hasta el final la legislatura, sin convocar anticipadamente, el batacazo puede resultar de órdago para él y para el partido. Pero no sabemos si al presidente le interesa el PSOE. Además, como todo el personal tiene su opinión, incluso contra el gran aparato, político y mediático, ahí se puede abrir la puerta para Ciudadanos y, quizá, reclutar de nuevo a parte de los fugados. No tanto por méritos propios, sino más bien por los desastres ajenos. 

Porque lo que parece que quiere el ciudadano de a pie es un orden comprensible, cambiante, sí, pero a mejor y en serio. Sin soflamas, sin promesas incumplibles, sin corrupción y sin que los actos cotidianos se modifiquen demasiado; la primera comunión del niño, la actualización de los salarios, las pensiones, el paro, la sanidad, una gestión ordenada de la pandemia y de los fondos europeos, etc.… es decir, con un principio de elección racional bastante claro. Algo impulsivo, el deseo, y quizá no demasiado elaborado, pero claro y rotundo en su expresión ante el cubata. Es decir, normalidad variable, no ideológica, sino de gestión y transversal, da igual quién tenga razón, pero que se haga lo que es bueno para la mayoría. Sin buenos ni malos. Estado del bienestar lo más amplio posible como objetivo, introduciendo aquellas variables necesarias para que sea plausible, tales como: dinero disponible, impuestos razonables, gastos productivos, reparto de riqueza, etc. Variables que, aunque limitan la ejecución de las tareas, se puedan ir ajustando para hacerlas lo más amplias posibles.

No es tan difícil, las transformaciones habidas en estos años de crisis y la dolorosa pandemia han liberado de ataduras a los partidos y a los electores. Además, mayor nivel cultural, más medios para relacionarse, más medios de comunicación y más sociedad abierta dan la oportunidad a quienes no tengan prejuicios, sino políticas posibilistas y discursos realistas, para explicar y ganarse la confianza del electorado. Pero ojo con defraudar de nuevo, no está la cosa para experimentos.

Todo lo demás es historia, naftalina o revolución pendiente. En los tiempos que corren, y más ahora, se requieren reflejos, sinceridad, limpieza y seriedad. Si todo esto lo es capaz de aglutinar algún partido o buena parte de esos intereses se puede llevar el gato al agua. Y parece, por las encuestas publicadas y las corrientes de opinión existentes, que ni la polarización tan productiva en otros tiempos, ni las mentiras de los partidos clásicos, repetidas una y mil veces, hacen ya efecto en el electorado, si no véase el crecimiento de los nostálgicos. 

Así pues Inés, ahora con menos voz que en los buenos tiempos, liberada de ciertas cargas dentro del partido y sin mucho que perder, puede, si da con las claves de acceso, volver a jugar en el campo con los mayores. Veremos si da la talla.