El ataque a Harvard: oportunidad para Europa
Esta costosísima universidad es un semillero para una élite tanto de Estados Unidos, como de otras partes del mundo y para algunos prodigios que logran ser becados, sin tener recursos suficientes. La mayoría de las casas reales envían a sus hijos a estudiar a Harvard allí se formaron el Aga Khan IV; el actual rey de Dinamarca, Federico X o la propia emperatriz de Japón, Masako.
Figura dentro de las diez universidades más destacadas del mundo y lo hace en cuarta posición; en ese top ten solo se incluyen a cuatro europeas: las británicas, Universidad de Cambridge; Universidad de Oxford y el Colegio Imperial de Londres y el Instituto Federal Suizo de Tecnología en Suiza. Hay una asiática, la Universidad Nacional de Singapur; pero el resto son todas estadunidenses comenzando por el número uno que es el Instituto Tecnológico de Massachusetts.
La Universidad de Harvard fue fundada el 28 de octubre de 1636, en la localidad de Cambridge, Massachusetts; y, en la actualidad, alberga una matrícula internacional bastante relevante de 6.800 estudiantes extranjeros; de éstos, un tercio son chinos y más de 700 son estudiantes de India.
Durante décadas, Estados Unidos ha exportado sus ideas de libertad, democracia y capitalismo, intentando con ello derribar al comunismo y las autocracias. Que miles de extranjeros pudientes muchos provenientes de países autocráticos o con monarquías absolutistas se formen ya sea en Harvard o en cualquier otra universidad norteamericana es una forma de expandir el dogma defendido en Estados Unidos.
Trump no lo ve así. Se erige en un gran censor de la ciencia; de la educación; del cambio climático; de la moral; de la libertad de expresión y de los avances en áreas fundamentales como la investigación y el conocimiento. Y, ahora, ataca a los estudiantes y sobre todo a los estudiantes extranjeros.
El periódico británico, The Independent, llegó a deslizar que en Washington circula el rumor de que podría haber cierto resquemor de Trump contra Harvard porque su hijo Barron no fue aceptado para estudiar negocios y ha tenido que iniciar sus estudios en NYU Stern School.
En lo que se confirma o desmiente el cuchicheo, lo cierto es que no se había visto tal nivel de rabia de un presidente atacando directamente a un centro universitario en Estados Unidos.
A mediados de marzo comenzaron las presiones y en abril, Harvard recibió la primera amenaza del Gobierno: si en 72 horas no enviaba documentación relacionada con estudiantes extranjeros que hubieran participado en las manifestaciones contra la guerra y no tomaba medidas para combatir el antisemitismo quedarían congelados 2.650 millones de dólares en financiación federal. Algo que ha sucedido.
Un mes después, el encono fue a más: desde la Casa Blanca se pretende que una universidad privada como Harvard rechace matricular a los estudiantes internacionales; una medida que, por el momento, está bloqueada en un tribunal. Sin embargo, Trump se ha asegurado que no haya renovaciones ordenando a los consulados detener todas las solicitudes y revisiones de visado de estudiantes.
Asimismo, la Casa Blanca ha instruido a las agencias federales para que procedan a cancelar los contratos restantes con Harvard por alrededor de 100 millones de dólares.
Hace casi dos meses, Trump anunció que serían revisados contratos, subvenciones y compromisos, por 9.000 millones de dólares del Gobierno norteamericano con Harvard.
Impacto económico importante
En voz de la gobernadora de Massachusetts, Maura Healey, el impacto de las medidas de Trump, todas en su conjunto, será devastador no solo para la universidad, sino para el propio estado.
“Cuando el presidente Trump ataca a Harvard está atacando a la economía de Massachusetts. Harvard es el cuarto empleador más grande del estado, contribuyendo con más de 6 mil millones de dólares a la economía”, destacó Healey.
La gobernadora que pertenece al Partido Demócrata y es una fuerte activista LGTBQ no juega dentro de las simpatías del mandatario republicano que ya como candidato a la Presidencia la tenía en la mira.
Healy remarca que los estudiantes internacionales de Harvard contribuyen con 400 millones de dólares a la economía local cada año y apoyan miles de empleos. Tampoco pueden obviarse las grandes contribuciones de los académicos e investigadores internacionales para encontrar hallazgos importantes sobre las enfermedades.
A su vez, Alan Garber, presidente de Harvard, envió una carta a la secretaria de Educación de Estados Unidos, Linda McMahon, en la que subrayó que Harvard no renunciará a sus principios y peleará en los tribunales.
“Ningún Gobierno, independientemente del partido en el poder, debe dictar qué universidades privadas pueden enseñar; a quién admitir y contratar o bien qué áreas de estudio e investigación pueden seguir”, según Garber.
Recortes a la investigación
En cuatro meses de Gobierno, Trump ha ordenado reducir la financiación a la investigación en diversos programas aduciendo que era más importante llevar a cabo recortes federales.
Por ejemplo, a Harvard, le retiró 250 millones de dólares por concepto de investigación. La gobernadora de Massachussets lamentó que amenazar a investigadores y estudiantes sea la tónica del Gobierno trumpista. Y, advirtió, sobre la inminente fuga de cerebros, la mayoría hacia instituciones de prestigio en Europa.
“Recientemente visité el Hospital Infantil de Boston, filial de Harvard, cuyos fondos provenientes de los Institutos Nacionales de Salud se han reducido significativamente. Hay familias que sufren porque sus seres queridos con enfermedades raras no tendrán la cura y el tratamiento necesario por falta de fondos”, subrayó Healey.
Las universidades europeas avizoran una gran oportunidad en la crisis que engloba a las norteamericanas cuyas investigaciones quedan con presupuestos restringidos y una matrícula bajo la política inquisitoria de Trump obsesionado por investigar a los estudiantes en sus redes sociales.
Con su política de recortes sesgada y discriminatoria está condenado al fracaso a cientos de ensayos y experimentos que llevan décadas de investigación.
El senador Bernie Sanders señala que Estados Unidos se ha quedado atónito viendo cómo Trump quiere destruir a la ciencia y a la educación que son ambas, las claves del progreso. “Está llevando a cabo una guerra contra la ciencia y el saber”.
Europa abre sus puertas
No son pocos los equipos de investigadores que, desde distintas áreas en la Unión Americana, están pensando en trasladarse a Europa si encuentran las condiciones necesarias para que sus proyectos sean acogidos y financiados.
Recientemente, la Comisión Europea anunció un paquete de 500 millones de euros para atraer a los investigadores norteamericanos a diversos países de la UE. En Francia, el presidente Emmanuel Macron, está muy interesado en atraer ese talento.
En ese contexto, la Universidad de la Sorbona, acogió una conferencia titulada Elegir Europa para la ciencia, en el evento se reiteró que ni en Francia o en otro país de la UE los investigadores sufrirán presiones, acoso, ni mucho menos amenazas de cortarles el financiamiento en sus proyectos por el solo hecho de tener una ideología o creencia distinta de quien gobierna.
Quienes también han querido mostrar tanto su preocupación, como su solidaridad, son los rectores de las universidades españolas, mediante un comunicado enviado a través de la Conferencia de Rectores.
“La autonomía universitaria no es un privilegio, sino una garantía imprescindible para que la universidad pueda cumplir su misión al servicio del conocimiento, la formación y el progreso social; debilitarla es socavar la capacidad de la universidad para cumplir, entre otros papeles, el de garante de la democracia”, de acuerdo con el memorándum enviado a los medios de comunicación.
La Conferencia consideró preocupante la prohibición de visado a estudiantes internacionales aceptados por Harvard, según criterios arbitrarios y difíciles de justificar.
Los países europeos han aprobado numerosas iniciativas en las últimas semanas para atraer a científicos y profesores de las universidades estadunidenses.
La comisaria europea de Investigación e Innovación, Ekaterina Zaharieva, afirmó que ante los ataques que sufre el conocimiento científico en Estados Unidos, la Unión Europea debe reafirmarse como la locomotora en este campo. “Ya acogemos al 25 % de los científicos de todo el mundo”.
Hace unas semanas, en una carta firmada por doce Gobiernos europeos entre los que figuran Francia y Alemania, se solicitó a la Comisión Europea medidas concretas para atraer a los investigadores estadunidenses. Se pide sobre todo mayor facilidad de visados para migrar y subsidios para las investigaciones.