La OTAN desafía a Putin con más gasto militar

PHOTO/Dominika Zarzycka/NurPhoto/NurPhoto via AFP - El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskiy, se dirige a los periodistas durante la rueda de prensa nacional final de la cumbre de alto nivel de la OTAN en el centro de conferencias Litexpo de Vilna (Lituania) el 12 de julio de 2023

Más armas, más gasto militar, más despliegue de soldados y convertir a la OTAN en el cuartel general de Ucrania ha sido la conclusión a la que se ha llegado en la más reciente Cumbre de la Alianza Trasatlántica en Vilna.  

Si ya venía aumentando el gasto en defensa, el retorno de la guerra a Europa, con la invasión de las tropas rusas a Ucrania, ha implicado que la prioridad fundamental sea tener mejor armamento y un ejército más modernizado. La seguridad y la disuasión son prioritarias.   

De acuerdo con el Reporte Anual 2022 de la OTAN, los aliados europeos y Canadá dieron más apoyo a la partida de Defensa por octavo año consecutivo. De 2021 a 2022, el gasto militar se incrementó un 2,2% en términos reales y en dinero implicó 350.000 millones de dólares en dicho lapso. 

“En 2022, siete aliados cumplieron con su compromiso de gastar el 2% de su PIB en defensa. En 2014, solo tres lo hicieron. Tan solo Estados Unidos destina para el rubro militar el 54% del PIB combinado de los aliados y el 70% del gasto combinado de defensa”, de acuerdo con el documento. 

Estados Unidos sigue siendo el país del mundo con el mayor gasto militar con 821.830 millones de dólares y prevé incrementarlo entre un 2,5 y un 3% en el próximo presupuesto. La Unión Americana gasta en defensa casi cuatro veces el presupuesto de China y dieciocho veces el gasto militar del Kremlin.  

Nada más el año pasado, el gasto militar total de la OTAN fue superior al billón de dólares, pero el compromiso de sus países miembros pasa por una mayor capacidad de defensa y disuasión. Así quedó recogido en el más reciente cónclave de la OTAN, los días 11 y 12 de julio, en la capital de Lituania.  

Además, con Ucrania convertida desde el año pasado en la prioridad para darle apoyo militar, económico y logístico a fin de contrarrestar la invasión que libra contra las tropas rusas desde el 24 de febrero de 2022. 

De acuerdo con el informe de la OTAN, desde que se inició la invasión, los aliados han proporcionado un apoyo sin precedentes a Ucrania: “Con alrededor de 120.000 millones de dólares en asistencia militar, humanitaria y financiera tan solo en 2022”. 

Si bien EE. UU. es el mayor contribuyente individual, Europa y Canadá, proporcionaron más de la mitad de la asistencia general. Los europeos también dieron la bienvenida a casi cinco millones de refugiados de Ucrania. 

Los países que otrora no querían gastar ni media décima del PIB en defensa están sacudiéndole el polvo a su arsenal militar rebasado por los avances tecnológicos.   

La invasión rusa a Ucrania ha sido una vitamina para la OTAN.  Los países del este de Europa presionan para que la Alianza Trasatlántica tenga más presencia e implicación en reforzar el flanco oriental. 

Al incremento en el gasto militar se ha sumado un cambio en el paradigma de la seguridad colectiva, gracias al nuevo Concepto Estratégico que identifica a  Rusia como la amenaza más significativa y directa para la seguridad aliada e incluye, por vez primera, como alto riesgo a la República Popular China; y otros desafíos tales como las amenazas derivadas de las cibertecnologías; las amenazas híbridas y hasta las implicaciones del cambio climático ante la seguridad de las fronteras.  

Un abanico de aristas que han vuelto a ser refrendadas en la Cumbre de Vilna de hace unos días, en la que sigue respirándose cierto aire de triunfalismo porque Rusia no ha conseguido sus planes de apropiarse de toda Ucrania.  

Si en la Cumbre de la OTAN de Madrid, el presidente de Turquía, Recep Tayipp Erdogan se robó el protagonismo tras dar su visto bueno para que Suecia y Finlandia entrasen en la Alianza, volvió a suceder lo mismo en Vilna: en los prolegómenos del encuentro, tras varias mesas de negociaciones y gracias a la mediación de Jens Stoltenberg, líder de la OTAN, fue posible que Erdogan aceptase levantar el veto turco contra el ingreso de Suecia. 

Finlandia consiguió ser oficialmente el miembro treintaiuno en abril de este año; sin embargo, Suecia fue bloqueada por el Parlamento turco, ante los constantes reproches de que el Gobierno sueco protege y refugia a terroristas kurdos. 

El intríngulis de las negociaciones no ha trascendido a la luz pública, ¿qué ha ofrecido la Alianza a Erdogan a cambio de su voto primero a Finlandia y luego a Suecia? Cierta parte de la prensa europea ventiló que Erdogan puso sobre de la mesa destrabar el ingreso de Turquía a la Unión Europea (UE) a cambio de dar su visto bueno a Suecia.  

Turquía es miembro de la OTAN desde 1952 y desde 1959 viene realizando trámites de adhesión a la UE sin lograr salvar los escollos sobre todo en varios temas que tienen que ver con democracia, derechos humanos y corrupción.  En 1987, presentó su candidatura formal; en 1995, entró en vigor la unión aduanera entre la UE y Turquía y en 1999 la UE le concedió el estatus de país candidato, pero hasta la fecha no ha logrado ser incluido miembro del club europeo.  

Erdogan desde luego ha presionado para obtener algo a cambio tanto por su voto a Finlandia, como a Suecia. Al Gobierno sueco presidido por Ulf Kristerson, le aguarda que los parlamentos de los países miembros de la OTAN aprueben la adhesión; todo un proceso que podría demorarle hasta diciembre próximo para estar oficialmente dentro del muro defensivo.  

“Que Finlandia y Suecia estén dentro de la OTAN nos beneficia a todos. 

Esto es bueno para Suecia, es bueno para Turquía, porque es un miembro de la OTAN que se beneficiará de una Alianza más fuerte y es bueno para toda la organización", afirmó Stoltenberg ante los medios de comunicación presentes. 

Zelenski berrinche con la OTAN 

En 2008, Ucrania y la Alianza Trasatlántica, pusieron en marcha un Plan de Acción para la Adhesión de Ucrania que solo ha acumulado polvo con el paso de los años.  

Siete años después de esta solicitud, Rusia con Vladimir Putin al frente, se anexionó Crimea mediante un referendo amañado y la presencia de sus tropas militares; ese mismo año, un grupo de rebeldes prorrusos apoyados por el Kremlin se levantaron en armas formando las repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk en el este de Ucrania. 

En ese entonces, Estados Unidos con el presidente Barack Obama al frente y otros países de la UE solo sancionaron a Rusia y lo excluyeron del G7, pero nadie se involucró para defender a Ucrania de forma más activa.  

Hace algunos meses, Oleksii Reznikov, titular de Defensa de Ucrania, reprochó a la OTAN esa lentitud para incluirlos como país miembro y afirmó que nada de esto hubiera pasado (la invasión) si Ucrania hubiese sido aceptada tiempo atrás.  

Esa indefinición de plazos es para el presidente de Ucrania una debilidad que hace a Putin más fuerte porque “él sabe cómo jugar a favor con la incertidumbre”.  

A Zelenski le ha sentado fatal que nuevamente la OTAN en esta cumbre en Vilna no tuviese los arrestos de anunciar una fecha precisa para la inclusión de Ucrania en sus filas. “Sucederá cuando todo mejore”. 

El líder ucranio busca desesperadamente un paraguas más allá de lo militar y de la ayuda económica, un soporte institucional e incluso moral, ante la invasión perpetrada por Rusia.  

A Vilna llegó un Zelenski con una figura de liderazgo acrecentada: se dio un baño de masas ante una multitud de población local y de muchos refugiados reunidos en la Plaza de Lukiskiu. Ante la gente que lo coreaba, el mandatario ucranio habló emocionado de sus sueños de aspirar a la libertad europea y al modo de vida europeo destacándolo por su seguridad y su progreso.  

Eso sí llegó decepcionado porque aguardaba el gran anuncio: la fecha de inclusión de Ucrania anunciada por Biden; pero, la división interna, de los países miembros es evidente y la realidad es que tampoco el propio mandatario norteamericano está muy convencido de ello. Y esa decisión pesa mucho dentro del cónclave de defensa trasatlántica. 

Mientras países como Polonia y otros de Europa del este presionan a favor, Reino Unido, Estados Unidos, Francia y Alemania se mantienen dubitativos porque hay el temor de verse arrastrados a una guerra directa con Rusia y otros actores que pudieran involucrarse.  

La resistencia de Zelenski y la capacidad demostrada por el Ejército ucranio y cientos de civiles que se han unido a sus filas para defender a su patria de los invasores han logrado que Estados Unidos y otros países cada vez les cedan más armamento militar y ayuda económica. 

A lo largo de estos meses, Ucrania ha ido consiguiendo primero armas cortas, luego artillería pesada, hasta aviones F-16 Estados Unidos y que Australia incluso ceda el envío de 41 cazas F/A-18 Hornet.  

En medio de la Cumbre de Vilna, Francia anunció que dará a Kiev misiles de alcance medio y ya antes el Pentágono había confirmado públicamente que dará cientos de bombas de racimo a las tropas ucranias. 

Si bien están prohibidas a nivel mundial y prevalece un pacto al respecto con la Convención Sobre Municiones en Racimo (2008) ni Rusia, ni Ucrania, ni EU, han signado dicho protocolo que sí está avalado por un centenar de países.  

Las bombas de racimo se popularizaron en la Segunda Guerra Mundial y han sido usadas en guerras más actuales como en Afganistán, Siria o en la guerra de Yemen. 

Human Rights Watch las califica de peligro potencial para la población civil sobre todo porque, de un 20 a un 30% no explotan y pueden caer en multitud de terrenos y quedarse sin detonar por décadas hasta que las encuentra un civil. 

Cabe señalar que no todos al interior de la OTAN están totalmente entregados a Zelenski. De hecho, Ben Wallace, titular de Defensa de Reino Unido, replicó a su homólogo ucraniano que mostrasen un “poco de agradecimiento” por toda la ayuda que están recibiendo y llegó a decir que “no son Amazon” para dar absolutamente todo el material militar y de manera inminente al Gobierno de Kiev.  

En un intermedio de la foto  de familia de los miembros de la OTAN,  algunos acompañados por sus  respectivas esposas, y a la que se unieron Zelenski y su esposa, Olena Zelenska, como invitados de honor a la cena de inauguración de la cumbre, la prensa captó a un Zelenski enfadado y aguardando por la foto en su sitio; a su lado,  Zelenska saludaba a otra primera dama y a él se le observó sin departir con ninguno de los líderes reunidos que estaban precisamente un escalón más arriba con aires de camaradería. “La soledad de Zelenski”, titularon varios medios europeos. 

¿Qué ha conseguido en esta reunión? Básicamente la formación de un Consejo OTAN-Ucrania, una especie de centro de logística y operaciones para ayudar a Kiev, a tener información más precisa para ganar la guerra y darle más armas y ayuda militar; así, como entrenamiento, a sus tropas. 

En el seno del marco de reunión de Vilna, el presidente Biden convocó una reunión del G7 a la que se sumaron España y otros países que se comprometieron ante Zelenski a continuar ayudando a Ucrania para modernizar militarme a su Ejército de Tierra, Aire y Mar.  Así es que Estados Unidos, Canadá, Japón, Alemania, Francia, Italia y Reino Unido más la UE darán más trabajo a sus respectivas industrias militares para proveer a las tropas ucranias de más y mejorado armamento. 

Zelenski, que quiere garantías con fechas y por escrito, teme que sean alterados los vientos de apoyo por los inminentes cambios electorales a los que los países democráticos están sujetos. En realidad, teme que Biden pierda las elecciones de 2024 y con él fuera de la Casa Blanca todo sea papel mojado. 

“Cuando Putin y su cobarde lujuria por la tierra y el poder desataron su brutal guerra contra Ucrania, estaba apostando a que la OTAN se rompería; él pensó que nuestra unidad se rompería en la primera prueba. Pensó que los líderes democráticos serían débiles. Pero pensó mal", dijo Biden en Vilna.