Vuelve Von der Leyen

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, celebra su reelección para un segundo mandato en el Parlamento Europeo en Estrasburgo, este de Francia, el 18 de julio de 2024 – PHOTO/FREDERICK FLORIN/AFP
El pasado jueves 18, el Parlamento Europeo, por un margen considerable, confirmó a Ursula von der Leyen para otro mandato de cinco años como presidenta de la Comisión Europea. En líneas generales, se estima que es una buena noticia para Europa y para la relación transatlántica, aunque su desafío será diferente al del anterior mandato.

¿Qué se puede esperar de Von der Leyen? Antes de su confirmación, anunció su programa, una serie de propuestas para el próximo mandato de la Comisión, un esfuerzo conjunto para delinear su visión y satisfacer a los votantes comprometidos. Las directrices priorizan:

  • La configuración de una Europa más competitiva que equilibre la regulación y la innovación, a la vez que facilite la transición verde. 
  • El impulso de las ambiciones de defensa de la UE, 
  • La mejora de las políticas sociales y económicas como, vivienda asequible y sostener políticas agrícolas y medioambientales, 
  • La protección de la democracia europea y la defensa de los intereses globales y geopolíticos de Europa.

En la práctica, se pronostica que en el próximo mandato se potenciará el papel de la Comisión, aunque también es probable que haya más obstáculos por parte del Consejo Europeo y el Parlamento, dado el creciente número y la influencia de grupos de extrema derecha e izquierda que, probablemente, añadirán dificultad adicional al proceso legislativo

Se debe tener en cuenta que, durante su primer mandato, Von der Leyen convirtió a la Comisión en el elemento líder de UE en un ambiente de crisis frecuentes y novedosas. Fue la principal responsable de la toma de decisiones durante la crisis de la COVID-19, ayudó a coordinar la respuesta de Europa a la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia y dio forma a la estrategia de reducción de riesgos económicos de la UE con una gestión proactiva y a su actitud agresiva hacia China, actuando como el “policía malo” de Europa frente a las prácticas comerciales coercitivas de Pekín. 

El papel de la Comisión también se vio reforzado por sus aciertos en materia política. En su primer mandato, supervisó la adopción de importantes medidas sobre las transiciones digital y ecológica. La UE impulsó regulaciones digitales líderes a nivel mundial sobre inteligencia artificial , moderación de contenidos en línea y competencia entre plataformas e incentivó la fabricación de semiconductores . Se priorizaron las políticas ecológicas, para reducir las emisiones y se activaron nuevos objetivos de reducción de emisiones para automóviles, transporte marítimo y fábricas.

Von der Leyen intentará retomar el camino de fortalecimiento de las agendas de defensa y seguridad económica, con miras a impulsar las capacidades de defensa de Europa frente a Rusia y reducir el riesgo que representa China. En cuanto a lo referente a competitividad, impulsará una mayor innovación y apoyo industrial, al tiempo que promoverá la transición verde. Para ello prometió para los primeros cien días del próximo mandato de la Comisión, un “fondo europeo de competitividad” y un “pacto industrial limpio”, junto con una mayor inversión en infraestructura y tecnologías energéticas. 

Como consecuencia del muy intenso ciclo legislativo 2019-2024, Von der Leyen y su Comisión deben ahora aprobar una serie de nuevas normas. Solo en materia de política digital, la lista de tareas pendientes es enorme. La UE está aumentando sus recursos con nuevas oficinas y contratando un verdadero ejército de abogados especializados en competencia, lo que aumentará el tamaño, ya de por sí enorme, de la Comisión.

Pero la ambición de Von der Leyen encontrará limitaciones, ya que los Estados miembros y el Parlamento buscarán ejercer su propio poder. El centro político de Europa no es lo que era en 2019, y los miembros de la UE querrán imponer su influencia. Von der Leyen tendrá que lidiar con un número cada vez mayor de líderes populistas en las reuniones del Consejo. Es posible que en los próximos cinco años surjan más gobiernos de derecha, incluso en países importantes como Francia, a medida que el Agrupamiento Nacional de Marine Le Pen se acerca cada vez más al poder. Y mientras la Comisión trate de asumir un papel más importante en las políticas tradicionalmente impulsadas por los Estados miembros, como la seguridad y la defensa, Von der Leyen tendrá que tratar con Estados miembros más proactivos, que buscan obtener concesiones o excepciones, o ejercer su propia influencia a nivel de la UE.

En un cambio previsible respecto a su primer mandato, los políticos de extrema derecha envalentonados estarán más dispuestos a influir en la política de la UE que a limitarse a jugar el papel de aguafiestas. El creciente número e influencia de los grupos de extrema derecha y extrema derecha probablemente añadirá complejidad adicional al proceso legislativo, y se tendrá que recurrir a coaliciones ad hoc en lugar de las grandes coaliciones parlamentarias del pasado.

Un mayor protagonismo de la derecha puede obstaculizar la ambición regulatoria de la Comisión. Von der Leyen prometió que continuaría con la transición verde, pero las reglas verdes de la UE ya se han convertido en un objetivo político. Las plataformas del Partido Popular Europeo (PPE), de centroderecha, el propio grupo de Von der Leyen y los Conservadores y Reformistas Europeos, más a la derecha, han lanzado objeciones a las nuevas regulaciones onerosas, especialmente las asociadas con la transición verde. 

El debate sobre la competitividad está, en gran parte, impulsado por esta reacción negativa al apetito regulatorio de la Comisión ya que, institucionalmente, es la diseñada para presentar nuevas regulaciones y propuestas. Es el único brazo dentro de la UE que puede hacerlo. Pero ese deseo será un punto de fricción con la aversión de los Estados miembros y el Parlamento a las nuevas reglas aparentemente onerosas.

Von der Leyen también se enfrentará a desafíos que vienen de fuera de Europa. “Hemos entrado en una era de rivalidades geoestratégicas”, señalan las directrices de política exterior. Al este, Pekín seguirá intentando dividir a Europa y envenenar la agenda de reducción de riesgos de la UE justo cuando está empezando a despegar. Y apoyar a Ucrania contra la invasión a gran escala de Rusia requerirá atención y fondos sostenidos.

En Occidente, Von der Leyen no puede ignorar las próximas elecciones estadounidenses. Transatlantista de corazón, en su primer mandato propició un acercamiento entre la UE y Estados Unidos, beneficiándose en gran medida de una nueva Administración estadounidense favorable a la UE. Es probable que, en caso de un segundo Gobierno de Trump, enfrente una batalla cuesta arriba para fortalecer los lazos transatlánticos. La confirmación de Von der Leyen esta semana se estima como un paso importante para preparar a la UE para el éxito y evitar un contratiempo. Rechazarla habría obligado al Consejo Europeo a volver a la mesa de trabajo para elegir a un nuevo candidato (y probablemente más débil), perdiendo más tiempo en disputas internas y politiquería cuando lo fundamental es la previsibilidad, no el caos. No es difícil imaginar el júbilo de Pekín, las burlas de Moscú e incluso los comentarios sarcásticos de Washington sobre la disfunción de la UE ante un voto en contra. Los hechos escribirán la historia.