Arabia Saudí: décadas de compromiso con la causa palestina
En el corazón de estos esfuerzos se encuentra el ministro de Asuntos Exteriores saudí, el príncipe Faisal bin Farhan, embarcado en intensas giras diplomáticas que reflejan la determinación de Riad por transformar la cuestión palestina de un conflicto regional enquistado en una auténtica prueba de credibilidad para el sistema internacional y su capacidad de garantizar justicia y derechos a los pueblos.
Las iniciativas saudíes no son coyunturales ni fruto de una estrategia momentánea, sino la continuación de una trayectoria de décadas marcada por propuestas concretas. Entre ellas destaca la Iniciativa de Paz Árabe presentada por el rey Abdalá en 2002, que ofrecía una fórmula clara: retirada israelí de los territorios ocupados en 1967 a cambio de una normalización plena con el mundo árabe.
Dos décadas después, Arabia Saudí sigue viendo en esa propuesta un marco válido y realista para reactivar la solución de los dos Estados.
El compromiso saudí no se ha limitado a la diplomacia. En el terreno humanitario y financiero, el apoyo ha sido sostenido y cuantioso: más de 5.300 millones de dólares canalizados a través de 289 proyectos en las últimas décadas. Solo en 2024, el Centro Rey Salman destinó 40 millones de dólares a la UNRWA en Gaza; la campaña popular “Saham” recaudó en 2023 más de 600 millones de riales (160 millones de dólares) en ayuda alimentaria, médica y de emergencia; mientras que el Fondo Saudí para el Desarrollo ha contribuido desde 1994 con unos 800 millones de dólares a programas educativos y sanitarios en territorio palestino.
Estas cifras son algo más que números: representan una política de Estado que concibe el apoyo a Palestina como deber ético y estratégico.
Ahora bien, Riad es consciente de que la ayuda humanitaria no basta. Por ello ha llevado la cuestión palestina más allá del ámbito árabe o islámico, situándola en el centro de la agenda internacional: desde Naciones Unidas hasta el G20, pasando por foros bilaterales con Europa.
No es casual que España, anfitriona en 1991 de la histórica Conferencia de Madrid, aparezca hoy de nuevo como socio dispuesto a respaldar un multilateralismo renovado para el conflicto.
La visión saudí conecta además con sensibilidades europeas, desde la crisis migratoria en el Mediterráneo hasta la situación de los refugiados, transmitiendo un mensaje inequívoco: no puede haber un Oriente Próximo estable mientras millones de palestinos sigan viviendo bajo ocupación o en campos de refugiados.
En esta lógica, Arabia Saudí combina un respaldo firme a los derechos palestinos con una disposición pragmática al diálogo con Estados Unidos, la Unión Europea y otros actores clave, presionando para que Israel asuma de nuevo la solución de los dos Estados. Esta postura, lejos de ser contradictoria, refleja una lectura realista de un escenario complejo donde los discursos maximalistas han fracasado y la única vía viable es la negociación justa.
En definitiva, la posición saudí busca reinstalar la causa palestina como una prioridad ineludible en la agenda global. Sus esfuerzos diplomáticos y humanitarios convergen en una convicción clara: ningún proyecto de paz regional será sólido si no se cimienta sobre la solución de los dos Estados y el reconocimiento de los derechos legítimos del pueblo palestino.
El mensaje de Riad trasciende la política y apela a la conciencia internacional: uno de los conflictos más largos y enconados de la historia moderna solo podrá resolverse con justicia, reconocimiento mutuo y una apuesta firme por la paz.
Dr. Hasan Alnajrani. Periodista y académico