El Marruecos de Mohamed VI: balance de una transformación sostenida
- La transformación económica
- El reconocimiento de las disparidades territoriales
- Diplomacia constructiva: el avance internacional de la propuesta de autonomía
- Marruecos como socio estratégico de España y Europa
- Reflexiones finales
La transformación económica
Tras veintiséis años de reinado, la transformación económica de Marruecos constituye uno de los logros más tangibles de este periodo. Los datos son elocuentes: un impulso sin parangón a la industria nacional, con un notable crecimiento de las ventas al exterior en la última década, posiciona al país como un actor relevante en sectores estratégicos como la automoción, la aeronáutica y las energías renovables. Esta diversificación productiva no ha sido fruto del azar, sino de decisiones políticas coherentes que han sabido aprovechar la estabilidad institucional del país. La capacidad de mantener tasas de crecimiento del 3-4 % anual en un contexto de adversidades climáticas recurrentes y turbulencias económicas globales evidencia la solidez de sus fundamentos macroeconómicos.
El reconocimiento de las disparidades territoriales
La franqueza con la que se ha abordado en el discurso las desigualdades territoriales merece reconocimiento. El “discurso real” ha puesto de relieve con optimismo los avances en cohesión nacional al mismo tiempo que identifica las áreas en las que redoblar esfuerzos. La constatación de que “el progreso debe alcanzar por igual a cada rincón del país” subraya la ambición de un Marruecos más equilibrado y armonioso. Los datos del censo de 2024, que muestran una reducción de la pobreza multidimensional del 11,9 % al 6,8 %, evidencian el impacto positivo de las políticas sociales y la ampliación de servicios básicos.
En ese sentido, se dibuja en el horizonte una estrategia integral orientada a reforzar el empleo en todas las regiones, asegurar el acceso universal a la educación y la sanidad, promover un uso sostenible del agua y coordinar las grandes infraestructuras según las particularidades locales. Este enfoque proactivo, fundado en la complementariedad de los territorios, refleja una convicción firme: el verdadero desarrollo se mide no solo en cifras macroeconómicas, sino en la mejora real del día a día de cada ciudadano, vivan donde vivan.
Diplomacia constructiva: el avance internacional de la propuesta de autonomía
En el ámbito de las relaciones exteriores, la reiteración de “ofrecer un espacio de diálogo sincero con Argel” y “reforzar los vínculos fraternos que nos unen” mantiene una posición consistente que honra al Reino. La definición del pueblo argelino como “pueblo hermano” y la propuesta de un diálogo responsable reflejan una madurez diplomática que privilegia los intereses superiores de la región por encima de las divergencias coyunturales.
Igualmente, el creciente reconocimiento internacional de la iniciativa de autonomía para el Sáhara representa uno de los éxitos diplomáticos más destacados del periodo reciente. El apoyo explícito de países como Reino Unido, Portugal, Francia y España, sumado a la reciente reafirmación del presidente Trump del respaldo estadounidense, consolida una tendencia que refuerza la legitimidad de la posición marroquí. Este consenso progresivo demuestra que la propuesta autonómica constituye una vía pragmática y plenamente defendible en foros internacionales, ofreciendo un marco realista para la resolución del conflicto. La visión expresada por el Rey de una “solución consensuada en la que no haya vencedores ni vencidos”, encarna los valores de reconciliación y coexistencia que deben presidir cualquier arreglo duradero.
Marruecos como socio estratégico de España y Europa
En este contexto de consolidación internacional, resulta imprescindible destacar la importancia fundamental de las relaciones bilaterales entre Marruecos y España, así como la proyección de esta alianza hacia el conjunto de Europa. Contrariamente a la constante tensión mediática y en redes sociales que afanosamente determinados sectores quieren proyectar a través de discursos de odio y relatos tergiversados, la realidad demuestra que Marruecos constituye un aliado indispensable para España en múltiples dimensiones estratégicas.
La cooperación hispano-marroquí trasciende los aspectos meramente comerciales para abarcar ámbitos críticos como la gestión de flujos migratorios, la lucha antiterrorista y la seguridad atlántico-mediterránea. Esta colaboración ha permitido abordar desafíos comunes con una eficacia que subraya la necesidad de fortalecer la confianza mutua entre ambos países. La posición geográfica de Marruecos como puente natural entre Europa y África lo convierte en un socio clave para abordar desafíos globales como el cambio climático, la migración ordenada y el desarrollo sostenible.
Los datos económicos son elocuentes: Marruecos se ha consolidado como el principal destino de las exportaciones españolas en África y representa un mercado en constante expansión para las empresas españolas, especialmente en sectores como la energía, las infraestructuras y la tecnología. La presencia de más de 1.000 empresas españolas operando en territorio marroquí constituye un testimonio palpable de la estabilidad del clima de negocios y la confianza mutua existente.
La interconexión energética y los proyectos conjuntos en energías renovables representan ejemplos concretos de cómo la cooperación bilateral contribuye no solo al desarrollo mutuo, sino también a la seguridad energética europea. En un momento en que Europa busca diversificar sus fuentes de aprovisionamiento energético, la alianza con Marruecos adquiere una dimensión estratégica adicional.
La estabilidad política marroquí y su creciente influencia en el continente africano lo posicionan como un socio natural para España en el esfuerzo europeo de redefinición de la autonomía estratégica. Esta asociación resulta particularmente valiosa en un contexto internacional marcado por la incertidumbre y las tensiones geopolíticas.
Reflexiones finales
El discurso de la Fiesta del Trono de 2025 presenta un balance honesto de los logros alcanzados y los retos pendientes. La trayectoria de estos veintiséis años evidencia una gestión política caracterizada por la continuidad estratégica, la adaptación pragmática a los cambios globales y la capacidad de mantener la cohesión nacional en un entorno internacional complejo.
Los avances en desarrollo económico, proyección internacional y reconocimiento de la propuesta de autonomía saharaui constituyen activos importantes para el futuro. Los desafíos de equidad territorial, sostenibilidad hídrica y consolidación democrática requieren respuestas innovadoras que aprovechen las fortalezas acumuladas.
La cooperación hispano-marroquí representa hoy un modelo de asociación euro-mediterránea que demuestra cómo el respeto mutuo, los intereses compartidos y la apertura económica generan no solo prosperidad, sino también confianza y estabilidad. En lugar de alimentar el enfrentamiento y las percepciones erróneas basadas en alarmismo, bulos y manipulación de datos que fomentan la división a este lado del Estrecho, el camino debe pasar por el diálogo, la cooperación y el reconocimiento del papel indispensable de Marruecos como aliado de España y Europa en un mundo cada vez más complejo.
El liderazgo ejercido durante estas décadas ha demostrado su capacidad de adaptación y renovación. Los próximos años determinarán esta trayectoria como la consolidación definitiva de un modelo de desarrollo inclusivo y una proyección internacional que hagan de Marruecos un actor de referencia en su espacio geopolítico natural, manteniendo y fortaleciendo las alianzas estratégicas que han contribuido a su éxito.