El Partido Popular y su postura sobre el Sáhara: una oposición anómala
“El PP llevará de nuevo al Congreso el giro sobre el Sáhara para revocar el apoyo unilateral de Sánchez a Marruecos” o “Feijoo propone una comisión de investigación en el Congreso sobre el giro de Sánchez respecto al Sáhara” son algunos de los titulares más recientes. “El Gobierno ha roto un consenso de 40 años”, llegó a decir Feijoo.
La realidad es que, en primera instancia, ese cambio de postura no era algo que preocupase en demasía dentro del partido. En todo caso pareciera que el PP no se opusiese tanto al fondo del cambio de posición respecto al Sáhara como a las formas, sobre las cuales hay un amplio consenso en que fueron manifiestamente mejorables. Pero no creo que a estas alturas haga falta explicar que la importancia y el sustrato del fondo de este asunto está infinitamente por encima de cualquier “no es lo que dices, sino como lo dices”.
De hecho, pocos meses después en julio de 2022, el Partido Popular contribuyó a asentar el cambio de postura del Gobierno sobre el Sáhara, votando en el Parlamento en contra de una moción presentada por el independentismo vasco y catalán cuyo objetivo era retrotraer la nueva posición del Gobierno. El resultado fue de 252 votos en contra, incluidos los del PP, 70 a favor y 11 abstenciones. Sin duda esa votación fue un apoyo tácito del PP a la postura del G obierno y, por consiguiente, conllevaba también su aceptación del plan marroquí de autonomía.
Pero todo eso ha ido cambiando con el paso del tiempo. En marzo y mayo de este año fue el propio PP el que impulsó en sede parlamentaria sendas mociones similares a la antes mencionada de 2022, solo que esta vez cambiaron de bando. Ante el pasmo generalizado, las sacaron adelante con el apoyo de los socios de investidura de Pedro Sánchez. En ellas se exigía la rectificación del Gobierno respecto del Sáhara. Ver para creer.
Es más, ayer mismo se escenificó el siguiente capítulo de esta pantomima con una tercera moción, en la que el PP vuelve sobre este asunto en boca de Rafael Hernando, criticando el “giro copernicano” respecto al Sáhara y los motivos detrás del mismo. En su proposición no de ley exigen, una vez más, una vuelta inmediata a la postura tradicional respecto al Sáhara.
Una extraña alianza esta del PP con partidos que presume de abominar, a costa de un tema lo suficientemente serio como para que su interés en la cuestión fluctúe en mayor o menor medida a conveniencia electoralista como si de una veleta se tratase. Es más, los populares no hicieron ninguna mención expresa en su programa electoral de hace un año, para las elecciones generales de 2023, a una vuelta a esa posición tradicional de España respecto al Sáhara que ahora tanto reclaman.
En esta pequeña cronología, ese 2023 puede ser la fecha clave. Unas elecciones generales en las que el PP (y casi todas las encuestas) vaticinaban que saldrían victoriosos, y cuyo desenlace todos conocemos. Repentinamente, pasamos de un hipotético Gobierno popular que nunca fue, y que seguramente hubiera mantenido excelentes lazos con Marruecos manteniendo la postura de Sánchez respecto al Sáhara, a una frustrada permanencia en la oposición. Y de ahí, al cambio a una oposición bautizada como de “línea dura” con el nombramiento de Miguel Tellado como portavoz. “Feijoo reorganiza el PP para hacer oposición dura contra Sánchez” o “Tellado avanza una oposición dura y contundente” fueron alguno de los titulares que pudimos leer sobre lo que estaba por venir.
Vaya por delante que escribir estas líneas no supone por mi parte una crítica gratuita hecha desde una trinchera ideológica. Cuando he criticado a líderes y partidos políticos españoles sobre este tema ha sido a cuenta de su apoyo ciego y enardecido hacia el Frente Polisario, especialmente en relación al uso de dinero público de los contribuyentes españoles hacia Tinduf, sobre cuyo uso nunca habrá rendición de cuentas. De hecho, he sido especialmente crítico en con el PSOE cuando han cometido dislates tales como los relacionados con la entrada opaca e ilegal de Brahim Ghali en España, los cuales por cierto aun colean a día de hoy. Pero estos vaivenes del PP acerca de un asunto tan espinoso como este, sobre el que pesa una tragedia humanitaria que se remonta a varias décadas, reflejan tal frivolidad e irresponsabilidad que he creído conveniente plasmarlos en un análisis aparte debidamente argumentado.
Una vez hecho este inciso, resulta evidente que esta estrategia de oposición dura en la que anda inmerso el Partido Popular salpica todo tipo de cuestiones sin excepción, Sáhara incluido. Una estrategia que en numerosas ocasiones implica la adopción de tácticas que buscan dificultar o vetar la implementación o asentamiento de determinadas políticas por parte del Gobierno.
Este tipo de oposición no se basa precisamente en críticas constructivas o propuestas alternativas viables —sin ir más lejos en el programa electoral del PP a las recientes elecciones europeas no aparece ni una sola mención al Sáhara—, simplemente se trata de hostigar la acción del Gobierno con objeto de erosionarlo. Puede que en ocasiones una fuerte oposición este justificada, aunque en casos como este que nos ocupa, resulta complicado entenderlo. Se utiliza cualquier medio para un fin claro y concreto. Aquí el medio sería el cambio de postura del Gobierno sobre el Sáhara. Y el fin, socavar la credibilidad del Gobierno de Sánchez.
Esto encajaría, en términos de ciencia política, en aquello que Giovanni Sartori definiría en su tipología de la oposición política como “oposición constitucional pero no responsable”. Esta categoría en concreto respeta las reglas del juego democrático, pero no contribuye de manera constructiva al proceso político, priorizando el bloqueo y la crítica sobre el diálogo y la búsqueda de soluciones. Esto implica un enfoque únicamente reactivo en detrimento de un enfoque propositivo, en el que una oposición efectiva y responsable debería guiarse por una serie de principios y objetivos más amplios, debiendo estar dispuesta a colaborar y buscar consensos en asuntos clave con una cierta altura de miras.
Uno de las formas a través de la cual se vehicula esta estrategia es a través de cierto tipo de retórica, la cual enfatiza la confrontación y la demonización del oponente. El uso de términos como “Gobierno ilegítimo” o “traición a España” son ejemplos de esta retórica exacerbada, términos que a veces son clonados bidireccionalmente desde/hacia el partido que tienen más a la derecha. Este tipo de oratoria busca reforzar la percepción por parte de la ciudadanía de que el Gobierno actúa de manera contraria a los intereses nacionales y a los valores democráticos, una táctica destinada a deslegitimar al Gobierno y sus decisiones, en este caso en política exterior. Esta atmósfera política tensa, conflictiva e irrespirable dificulta la cooperación entre los dos principales partidos políticos de España en asuntos concretos —y tan necesaria en un tema como este— en un escenario de competición multipartidista altamente polarizado.
Por otro lado, el Partido Popular ha cuestionado repetidamente la legitimidad del Gobierno de Pedro Sánchez, acusándolo de llegar al poder mediante alianzas con partidos que ellos consideran radicales o contrarios a la unidad de España, como los partidos independentistas catalanes, vascos o de extrema izquierda. Sin embargo, en relación al Sáhara, se da la paradoja de que es el propio PP el que se alinea con estos partidos que, en condiciones normales, se considerarían sus adversarios ideológicos.
En este punto, el Partido Popular incurre en varias contradicciones: la primera es la paradoja que acabamos de mencionar. Además, al alinearse con esos partidos y confrontar al Gobierno rechazando el apoyo a la propuesta de autonomía marroquí, implícita o indirectamente está apoyando al Frente Polisario. Esto deviene en otra contradicción, ya que este grupo mantiene estrechos vínculos y colaboración con determinados regímenes de extrema izquierda como, por ejemplo, los de Cuba o Venezuela. Unos regímenes que, dicho sea de paso, en numerosas ocasiones han sido debidamente utilizados en sede parlamentaria contra el Gobierno como arma arrojadiza cuando ha sido menester.
Pero aquí, de puntillas, se hace la vista gorda y lo pasan por alto, lo cual implica un doble rasero que les resta credibilidad, debido a la terquedad de los populares en mantener una oposición frentista contra el Gobierno en todo tipo de ítems, sin un mínimo de filtrado previo que analice las particularidades de cada caso.
¿Motivos electoralistas? Siempre están ahí, por definición una oposición debe tenerlos, pero ¿dónde está el límite? Es evidente que la crítica del PP al Gobierno de Sánchez en este tema viene motivada más por consideraciones electorales que por una convicción genuina en su política hacia el Sáhara, si es que alguna vez esta existió. No en vano, es un tema que nunca resultó de especial interés dentro del partido. Pero, al presentarse como defensores de una política exterior diferente hacia Marruecos, el PP ha buscado capitalizar cierto descontento popular presentándose como una alternativa responsable y patriótica en plena competencia con otros partidos de su arco ideológico.
Finalmente, nos encontramos con otra contradicción más del Partido Popular, la más flagrante si cabe. Se trata de una simple comprobación del color político de los gobiernos extranjeros que han apoyado hasta ahora oficialmente la propuesta de autonomía marroquí para el Sáhara. Centrándonos principalmente en los países de la Unión Europea, con la adhesión de Eslovenia hace unos días, son ya diecisiete los países que han apoyado la proposición. Pero de esos diecisiete, nada menos que once lo han hecho Gobiernos que oscilan desde el centroderecha hasta la extrema derecha. Desde la Alemania de Merkel hasta la Francia de Macron, pasando por la Italia de Meloni. Muchos de esos partidos comparten grupo parlamentario en la Eurocámara con el PP.
Un espaldarazo masivo y transversal de los países de la UE a la propuesta de autonomía marroquí que no hace sino seguir la línea que año tras año, en los mismos términos, efectúa el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en sus sucesivas resoluciones, y al que el Partido Popular parece ajeno más por el deseo de desacreditar al adversario político que por una evaluación consistente de los intereses de España en política exterior. Esta no alineación de facto con posiciones sostenidas por gobiernos ideológicamente afines resalta una evidente incongruencia en la postura del PP.
Por cerrar el capítulo de contradicciones sobre esta cuestión, no debemos olvidar el resultado de las dos reuniones de alto nivel (RAN) que el Gobierno del Partido Popular, con el expresidente Mariano Rajoy al frente, mantuvo con Marruecos durante su mandato en 2012 y 2015. En las declaraciones conjuntas de ambas aparece el asunto del Sáhara. Ahí se defendió “una solución política de consenso y mutuamente aceptable para el Sáhara”. No dista mucho de la postura del actual Gobierno de España, la cual ya venía defendiendo Zapatero desde 2007. De hecho, es prácticamente un calco de lo que cada país declara oficialmente en sus respectivos comunicados de apoyo a Marruecos en esta cuestión. La única diferencia es que en esas reuniones con Rajoy al frente no se utilizó el término “autonomía”.
Por tanto, llegados a este punto ¿aún hay alguien que se pregunte si el PP cambiará ese “volantazo” cuando llegue en un futuro al poder? Rotundamente no. Algunos de esos diecisiete países han cambiado de gobierno posteriormente, y su posición sobre el Sáhara se ha mantenido inalterable. Si salimos fuera de la UE, la cosa no varía mucho. El ejemplo más notorio es el de Estados Unidos, donde Biden no cambió la posición de Trump al respecto.
Para ir concluyendo, quiero recordar las declaraciones de una voz autorizada en la materia como la de Hach Ahmed, presidente del Movimiento Saharauis por la Paz disidente del Polisario, en una reciente entrevista en este medio. En respuesta a una pregunta sobre la postura del PP en relación al Sáhara, este respondió que “convendría que dejasen de utilizar este asunto en clave de política interna zarandeando al rival a cuenta de su posición, y tratasen de remar en la misma dirección para ayudar a la resolución de este diferendo. Casi medio siglo de conflicto es más que suficiente”.
En resumen, moverse únicamente por motivos electoralistas puede llevar a una oposición que priorice la crítica constante sin fundamentos sólidos, la polarización y la obstrucción de políticas que podrían ser beneficiosas para el país. Una oposición madura y responsable debe equilibrar sus objetivos electorales con un compromiso genuino hacia el bienestar del país y la calidad de la democracia.
Mientras tanto seguimos en espera y buscando. Se busca una oposición responsable que sepa discernir que asuntos están por encima de cálculos electoralistas y tenga sentido de estado para con un tema de semejante calado y dramatismo humanitario, y al mismo tiempo no dificulte y se sume a la búsqueda de soluciones consensuadas para problemas críticos como este.
Se busca también una oposición que tenga la suficiente personalidad como para dejar de esconderse tras la palabra “volantazo” y no dejarse influenciar comprando los marcos ideológicos de la extrema derecha agitando el mantra del “miedo al moro” por un puñado de votos, o comprando los de la extrema izquierda e independentistas pro polisario al someterse a una de sus reivindicaciones históricas. Como antes mencionábamos, medio siglo en el Sáhara es demasiado tiempo, y el pragmatismo pide paso. Contrariamente a lo que muchos tratan de vender, los volantazos también evitan accidentes y no son solo cosa de España. Este es un claro ejemplo. Y si no, dense una vuelta por la Unión Europea, ya llevamos 17 volantazos de 28 posibles. Suma y sigue.
ANEXO
LISTADO DE PAISES DE LA UNIÓN EUROPEA QUE HAN APOYADO LA PROPUESTA DE AUTONOMÍA PRESENTADA POR MARRUECOS EN 2007, JUNTO CON LA FECHA DE RECONOCIMIENTO, EL GOBIERNO QUE LO EFECTUÓ Y SU SIGNO POLÍTICO:
1. Francia:
o Fecha: abril de 2007
o Orientación ideológica: Derecha (presidencia de Nicolas Sarkozy del partido Unión por un Movimiento Popular, UMP).
2. Alemania:
o Fecha: diciembre de 2020
o Orientación ideológica: centroderecha (Gobierno de Angela Merkel del partido Unión Demócrata Cristiana, CDU).
3. Hungría:
o Fecha: junio de 2021
o Orientación ideológica: extrema derecha (Gobierno de Viktor Orbán del partido Fidesz).
4. España:
o Fecha: marzo de 2022
o Orientación ideológica: izquierda (Gobierno de Pedro Sánchez del Partido Socialista Obrero Español, PSOE).
5. Países Bajos:
o Fecha: mayo de 2022
o Orientación ideológica: centroderecha (Gobierno de Mark Rutte del partido Partido Popular por la Libertad y la Democracia, VVD).
6. Eslovaquia:
o Fecha: mayo de 2022
o Orientación ideológica: centroderecha (Gobierno de Eduard Heger del partido OĽaNO).
7. Chipre:
o Fecha: mayo de 2022
o Orientación ideológica: centroderecha (Gobierno de Nicos Anastasiades del partido DISY).
8. Rumanía:
o Fecha: mayo de 2022
o Orientación ideológica: centroderecha (Gobierno de Nicolae Ciucă del Partido Nacional Liberal, PNL).
9. Bélgica:
o Fecha: octubre de 2022
o Orientación ideológica: centroizquierda (Gobierno de Alexander De Croo del partido Movimiento Reformador, MR).
10. Luxemburgo:
o Fecha: octubre de 2022
o Orientación ideológica: centroizquierda (Gobierno de Xavier Bettel del Partido Democrático, DP).
11. Austria:
o Fecha: febrero de 2023
o Orientación ideológica: centroderecha (Gobierno de Karl Nehammer del Partido Popular Austríaco, ÖVP).
12. Portugal:
o Fecha: mayo de 2023
o Orientación ideológica: centroizquierda (Gobierno de António Costa del Partido Socialista).
13. Malta:
o Fecha: junio de 2023
o Orientación ideológica: centroizquierda (Gobierno de Robert Abela del Partido Laborista de Malta, Partit Laburista).
14. Italia:
o Fecha: julio de 2023
o Orientación ideológica: extrema derecha (Gobierno de coalición de Giorgia Meloni).
15. República Checa:
o Fecha: octubre de 2023
o Orientación ideológica: centroderecha (Gobierno de Petr Fiala del Partido Democrático Cívico, ODS).
16. Bulgaria:
o Fecha: enero de 2024
o Orientación ideológica: centroderecha (Nikolai Denkov, Partido Ciudadanos para el Desarrollo Europeo de Bulgaria, GERB).
17. Eslovenia:
o Fecha: junio de 2024
o Orientación ideológica: centroizquierda (Robert Golob, Movimiento Libertad)
* Si bien el reconocimiento de Francia a la propuesta de autonomía marroquí para el Sáhara se ha asentado recientemente con el Gobierno de Emmanuel Macron, fue Nicolas Sarkozy el primero que se manifestó en el ejercicio de sus funciones, declarando que “el plan de autonomía es una base de negociación para la búsqueda de un acuerdo razonable”, añadiendo que asumía este asunto como “su responsabilidad como jefe de Estado”.