Ya es primavera en el Cabildo de Gran Canaria
En estas últimas semanas, se han sucedido en Canarias diversas noticias vinculadas a la eterna cuestión de la orilla de enfrente. Todas ellas, como suele ser habitual viniendo de políticos e instituciones locales, con un similar y unidireccional tamiz.
En primera instancia tuvimos la presencia en las islas del delegado del Polisario en España, Abdulah Arabi que, según parece, tras no ser recibido en Madrid por instancias análogas de corte estatal, buscó refugio en aquellas comunidades donde lo encuentra con relativa facilidad, a la sazón aquellas con una fuerte base independentista o nacionalista. Así pues, Arabi aterrizó en las Islas Canarias, donde fue recibido y loado por las autoridades correspondientes.
Como es obvio, el dirigente polisario repitió los habituales mantras que suelen exponerse en este tipo de encuentros, todo ello para concluir que España “es la potencia administradora de un territorio pendiente de descolonización”, una cuestión en la que, debido a la presunta situación bélica, se está insistiendo hasta la saciedad en las últimas fechas en casi todos los foros en los que se manifiesta el Polisario y sus afines, pero de imposible encaje en la práctica, por mucho que nos lo quieran meter con calzador. Es más, el dirigente saharaui rozó el dislate afirmando que la advertencia anunciada por las autoridades españolas desaconsejando sobrevolar el Sáhara Occidental “es una prueba evidente y nítida de que España es la potencia administradora”. La cuadratura del círculo. Ahí es nada.
Arabi también afirmó que “no entendemos que en el mundo de hoy se supediten los derechos humanos a la búsqueda de intereses económicos”. Sin duda una frase de un enorme atrevimiento, y que literalmente bien podrían aplicarse para sí mismos. Una cuestión, esta de las violaciones de derechos humanos, que tanto ellos como sus amigos y acólitos españoles suelen negar u omitir aquí, aprovechando el amplio desconocimiento de la opinión pública al respecto, y sobre cuyo relato el Polisario tiene ganada la batalla en España desde hace décadas.
Al respecto de ello, y por si alguien aún no se había enterado, se lo repetimos: en los campamentos de Tinduf suceden y han sucedido violaciones de derechos humanos desde que estos existen, por parte de aquellos que lo gobiernan hacia su propia población disidente. Pero no se enterarán nunca, porque la construcción del relato sobre la cuestión del Sáhara en España impide asumir esta realidad, donde el marco en este tema está bien delimitado en la otra contraparte, algo que impide siquiera plantear que aquellos que históricamente se han presentado como víctimas, sean también verdugos. Cuestión asimismo que facilita que medios y opinión pública española en general, siquiera se pregunten por algo que directamente le sonaría a chino mandarín al escucharlo. Pero que no por ello hace que no exista.
Y, por otra parte, porque los campamentos de refugiados de Tinduf son opacos a un escrutinio sobre esta cuestión (Amnistía Internacional: 2014, 2020), pese a la insistencia a la hora de denunciar transgresiones ajenas por parte de sus dirigentes. Doble rasero, doble moral. Un tema, por otra parte, ampliamente denunciado por todos aquellos exdirigentes del Polisario y saharauis en general que, ya liberados de ataduras, han podido manifestarse en libertad sobre esta cuestión una vez fuera de la órbita de Tinduf.
Consecuencia directa de esta visita de Abdulah Arabi, fue la declaración días después en el Parlamento de Canarias de una Proposición no de Ley llevada al pleno por todos los grupos con representación en el mismo. Entre otras cuestiones, en la misma —según citaron textualmente diversos medios— “se insta a Naciones Unidas a promover sin más dilación la solución justa y definitiva del conflicto del Sahara Occidental, que considera que pasa por llevar a la práctica el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui mediante un referéndum”.
Como no, la petición que sea dirigida a Naciones Unidas y no al ejecutivo central, no vaya a ser que se enfaden los compañeros de partido que gobiernan en Madrid. Que desde la administración autonómica o local las responsabilidades son nulas en materia de política exterior. Y de cara a la galería quedamos estupendamente.
Eso sí, en el colmo del disparate, mientras la clase política canaria se posiciona a favor del Polisario, todos a una de manera inquebrantable, sus víctimas canarias esperan, en medio del hartazgo, justicia y reparación mediante el tantas veces prometido proyecto de Ley autonómica de Víctimas del Terrorismo. Una ley que se retrasa sospechosamente tras promesas vacuas de anteriores presidentes o incumplimientos reiterados y dilatorios de los partidos políticos del parlamento canario. Una ley pospuesta hasta en seis ocasiones, durante nada menos que una década de retraso, aun cuando dichas victimas ya han sido reconocidas por una ley nacional. Toda una vergüenza regional.
Sin duda un ejercicio surrealista anteponer simpatías y solidaridades hacia aquellos que al mismo tiempo perpetraron esos execrables actos hacia trabajadores canarios. Mientras se realizan manifestaciones a favor del Sáhara en las instituciones insulares, los funerales de los pescadores son un páramo en la memoria local. Caídos en desgracia, en el mayor de los olvidos colectivos, con la más absoluta impunidad del victimario, a su vez esté protegido y apoyado en una grotesca paradoja, por aquellos que más deberían velar por su recuerdo: sus políticos, sus paisanos. Ellos son los useful idiot del Polisario, unos “Tío Tom” pero en versión canaria.
El último episodio de esta ceremonia del despropósito, lo encontramos en la exposición recientemente inaugurada en la fachada del Cabildo de Gran Canaria. Como si fuera la entrada de un centro comercial en plena campaña publicitaria con el advenimiento de la primavera. Allí, tras los cristales, bajo el pretexto del aniversario de los sucesos de Gdeim Izik, se ha instalado una muestra fotográfica de apoyo al Frente Polisario con un gran despliegue de medios, izado de bandera incluido. En estos tiempos de efemérides varias del conflicto, con el 45º aniversario de la salida de España del territorio, los dirigentes canarios se acuerdan de esto. Tal vez ha llegado la hora de honrar a aquellos que cayeron a manos de quienes reciben tanto agasajo. Para ellos, ya no habrá más primaveras.