
Nada tienen que ver Donald Trump y Javier Reverte. Uno, ególatra, soberbio, egoísta, el hombre más poderoso de la tierra con permiso del chino Xi Jinping. Se juega la reelección y utiliza todos los medios a su alcance con todo el ruido del que es capaz, incluidas las descalificaciones más hirientes del adversario político, que lo convierte en enemigo provocando una profunda y peligrosa división entre los ciudadanos. El otro, discreto, bonachón, un periodista escritor viajero incansable y buena persona. Quizá, lo único en lo que puedan coincidir es que sus tiempos finales pueden coincidir.
Javier Reverte nos ha dejado a los 76 años de edad emprende un viaje diferente del que no tendremos libro para enriquecernos personal y humanamente como hacemos todos los días al releer sus andanzas por África y en otros lugares del mundo. En este momento tan convulso que nos ha tocado vivir, por muchos motivos pero, sobre todo, por la pandemia del coronavirus con sus trágicas consecuencias por la pérdida de tantos miles de vidas humanas, por la crisis económica y social que azota a todos los países y por la polarización que sufrimos en España, tanto a nivel político como de medios periodísticos, reencontrarnos con la forma de entender la profesión periodística y la vida en general de Javier Reverte es mucho más que recomendable.
Son muchos los factores que podríamos tener en cuenta de la vida de un hombre sencillo, afable, riguroso, y más amante de una buena partida de mus con sus amigos y paisanos de Segovia que de alaracas y parafernalias estruendosas. Sus análisis de las situaciones más controvertidas eran claros y directos. En Bosnia perdimos un mus contra Manu Leguineche y Azpiroz en una noche inolvidable que Javier Reverte sentenció como una mota de polvo en medio de un lodazal interminable de odio, destrucción y muerte. Al día siguiente, Manu y Javier, en su Seat Toledo blanco se fueron a Sarajevo y la guerra de Bosnia entró en la historia como una con los comportamientos más crueles entre los que pocos meses antes eran amigables vecinos. Tal y como había vaticinado Javier Reverte. Me hubiera gustado preguntarle su opinión sobre el resultado de las elecciones en Estados Unidos porque seguro que tenía una intuición diferente sobre por qué puede ganar uno u el otro. En definitiva, solo hay dos opciones: el demócrata Joe Biden, con las encuestas a favor, pero cada día más apretadas en los estados clave donde se decide la Presidencia o el controvertido Donald Trump, que a pesar de su nefasta gestión de la pandemia puede ser capaz de conseguir mantenerse en la Casa Blanca.