Marruecos, el Hong Kong de África

                                                                                                                            Por Ramón Moreno Castilla

Pie de foto: El rey Mohamed VI saluda al vicepresidente de los Estados Unidos, Joe Biden, en Marrekech

El director adjunto de Le Figaro y editorialista de política extranjera, Pierre Rousselin, ha señalado en dicho periódico la consagración de la política africana de Marruecos; y estima que este país se posiciona como una puerta de entrada a África, como lo es Hong Kong para China. En efecto, en su tribuna pública de Le Figaro y con el título monográfico de “Marruecos: la estrategia africana de Mohamed VI”, este periodista resalta el posicionamiento de Marruecos como puerta de acceso a África en la ambición del Monarca marroquí de consolidar una nueva estrategia que toma como referente el centro financiero de Casablanca, la capital económica del Reino. El editorialista francés revela que esta nueva orientación marroquí hacia África se inscribe en una estrategia del Reino dictada por una importante realidad geopolítica. Le Figaro señala que esta ofensiva marroquí para el desarrollo de África, concurre con la política de Francia hacia el continente africano, que considera su “coto particular”. Asimismo, el economista francés Henri-Louis Vedie, señala en su libro, “Marruecos Emergente y Desarrollo Global. Una voluntad más fuerte que la Crisis”, que presentó en el Senado francés ante el Grupo de Amistad Francia-Marruecos y el Observatorio de Estudios Geopolíticos (OEG), los quince años de desarrollo y los progresos realizados bajo la égida de Mohamed VI, que con su clarividencia está llevando a su país hacia un desarrollo sostenible. “Marruecos ha escogido la vía de la modernidad; una modernidad que se inscribe en el marco del desarrollo global, acompañado del desarrollo humano”; ha señalado Vedie, que es asimismo consultor de sociedades y organismos internacionales dentro del Consejo de Europa.

Apuesta por África

Marruecos, que volcó todas sus relaciones internacionales en la UE, ha retomado la política en su continente y apuesta decididamente por la paz y la prosperidad en África; y más  concretamente, en los países de su entorno. Y en este ámbito se enmarca la política del Rey Mohamed VI que ha emprendido varias giras por países africanos en una acción renovada de la cooperación solidaria con los países hermanos, de cuyas democracias está tirando Marruecos literalmente. El Reino de Marruecos encarna, por otra parte, la estabilidad política y religiosa en un continente convulso; donde la religión es explotada con fines extremistas y el fundamentalismo islámico campa a sus anchas.

Marruecos, que se ha convertido en el verdadero “hub” de África, es en la actualidad el segundo país del mundo que más invierte en ese continente. Es más, en el año 2.000, Marruecos sufragó la deuda de los países africanos más pobres. Es importante resaltar también que de los 8.000 estudiantes africanos es este país, más de 6.500 se benefician de las becas marroquíes que les permiten cursar estudios en las diversas Universidades del Reino. Así, hay que destacar la solidaridad de Marruecos con los países africanos hermanos a través de las diferentes misiones de la ONU para la pacificación, la ayuda a los desplazados por los diferentes conflictos bélicos, y la erradicación del hambre en África. Marruecos es un claro y edificante ejemplo de solidaridad en sus relaciones con los países africanos. En este contexto, es importante resaltar lo que la revista del Congreso de los Estados Unidos, “The Hill”, publicaba el pasado mes de febrero: “El decidido compromiso de Marruecos en África bajo el liderazgo de S.M. Mohamed VI, fruto de altas consideraciones estratégicas que colocan en el centro de sus preocupaciones el desarrollo solidario y la evolución de las poblaciones africanas, pone de relieve la influencia y la gran capacidad de proyección política y económica del Reino en el continente”. Para la prestigiosa revista francesa Jeune Afrique, “a diferencia de la política de seguridad de Argelia en el Sahel, la de Marruecos se caracteriza por su enfoque multidimencional”.

Por todo ello, y así como en los años sesenta el entonces presidente egipcio Gamal Abdel Nasser fue el impulsor y el cabeza visible del panarabismo; ahora, en pleno siglo XXI, el rey de Marruecos, Mohamed VI, con su visión de gran estadista, y su innata clarividencia, se ha convertido en el verdadero impulsor de un nuevo y solidario panafricanismo (filosofía política que desde la diáspora americana fue llevado a la arena política por africanos nacidos en el continente, cómo Kwame Nkrumak, que fue presidente de Ghana entre 1960 y 1966). Mohamed VI ya es considerado “Paladín del Panafricanismo”; término acuñado por el que suscribe, y que ya forma parte de la nomenclatura internacional. Recuérdese el reciente y encendido discurso, leído ante la Asamblea General de las Naciones por el primer ministro marroquí, donde el Monarca instó a la Comunidad Internacional a ser solidaria y comprometerse con África, el continente del futuro, abogando por una imprescindible cooperación Sur-Sur. Precisamente, este fin de semana, los días 13 y 14 de diciembre, se celebra en Marrakech la Primera Conferencia Internacional Sur-Sur, por iniciativa del ministerio de Agricultura y Pesca Marítima, en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Marruecos se ha convertido, por tanto, en todo un referente mundial y son numerosos los eventos internacionales de toda índole que se celebran en su territorio, como el reciente Foro Mundial de Derechos Humanos (FMDH) celebrado los pasados 27 y 28 de noviembre en la ciudad de Marrakech, con asistencia de varios mandatarios mundiales y numerosas personalidades del mundo de la política. O la anterior V Cumbre Global Empresarial, celebrada asimismo en Marrakech entre los días 19 y 21 del pasado mes de noviembre, que reunió a unos 3.000 empresarios, inversores, emprendedores, ONGs, diplomáticos y dirigentes políticos, como el vicepresidente de Estados Unidos, Joseph Biden, que fue recibido en audiencia en el Palacio Real de Fez por el rey de Marruecos, Mohamed VI. Ambos dirigentes coincidieron en la necesidad de fortalecer la alianza estratégica entre EE.UU y Marruecos desde el punto de vista económico y geoestratégico. Como es sabido, Marruecos es un socio privilegiado en la zona de la potencia norteamericana; y según la agencia MAP, el conflicto del Sahara Occidental y la crisis de Oriente Próximo fueron cuestiones abordadas también por los dos mandatarios.

Cumbres internacionales

La citada Cumbre Global Empresarial (“Global entrepreneurship Summit”, siglas en inglés) alcanzó ampliamente “los objetivos” trazados, en particular el posicionamiento de Marruecos como “plataforma regional” para el empresariado, afirmó la ministra delegada ante el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Mbarka Bouaida. Por su parte, el ministro de AA. EE y Cooperación, Salahedinne Mezouar, afirmó que “Marruecos está en el centro de una dinámica virtuosa emprendedora a favor de una asociación Sur-Sur activa y solidaria”. Recordando que la organización de esta cumbre en Marrakech fue decidida durante una reunión en Washington entre el Rey Mohamed VI y el presidente Barak Obama; dos líderes, que comparten los mismos valores de progreso, de libertad, de democracia, de tolerancia y de paz. Entre las grandes iniciativas que se lograron en la Cumbre de Marrakech, cabe destacar: la próxima creación de un fondo de semilla dotado de 50 millones de dólares para acompañar las empresas innovadoras (Boussaid). Un memorándum de entendimiento entre Marruecos y la institución académica estadounidense, “Babson Global”, para realizar un estudio de viabilidad sobre el proyecto de creación en el Reino de una ciudad dedicada a la empresa “Entreprise City”. Un premio dotado de un millón de dólares establecido por el Grupo BMCE Bank, cuyo presidente, Othman Benjelloun, anunció para premiar al empresariado africano. En boca del vicepresidente norteamericano, presente en la Cumbre de la ciudad ocre, Joe Bilde, Estados Unidos está dispuesto a reforzar la asociación con Marruecos, recordando que Marruecos fue el primer país del mundo en reconocer la independencia de EE.UU. en 1777. Es de señalar, asimismo, que el comercio entre Estados Unidos y Marruecos aumentó más del 300 % desde 2006.

En este ámbito de cooperación y buen entendimiento, Marruecos y Sudáfrica son dos potencias que, según Allon Raiz, Presidente del grupo sudafricano Raizcorp, están bien posicionadas para servir como una locomotora para el desarrollo del continente africano. Pero comparando toda la actividad que se produce en Marruecos, un país en pleno desarrollo, que cuenta con la anuencia y el apoyo internacional, ¿qué pasa, por el contrario, en el otro país referente del Magreb, Argelia? Esa es la gran diferencia: mientras Marruecos, pese a no tener yacimientos de hidrocarburos -por el momento- es un país pujante que trabaja por la paz y el bienestar en el continente, Argelia, preso de sus propias contradicciones, sigue aislada del mundo exterior y pese a su industria petrolera y a sus yacimientos de petróleo y gas, continúa en el ostracismo internacional, estando a la cola del desarrollo democrático y la modernidad; enfrascada en mantener el conflicto artificial del Sahara, apoyando económicamente a una fantasmagórica RASD, y a un supuesto movimiento de liberación, como es el Polisario, dilapidando la riqueza nacional, y cuyos dirigentes viven como dioses…