Alemania y Francia avivan su proyecto de tanque del futuro en el que España no está, pero se la espera
Berlín y París acaban de escenificar un acuerdo de cara a la galería para intentar sacar de su letargo el desarrollo del que pretende ser el principal y más poderoso sistema de armas terrestre de mediados del siglo XXI y la referencia para los países de la OTAN.
La representación ha tenido lugar el jueves, 21 de septiembre, en la base aérea francesa de Évreux, a unos 100 kilómetros al Oeste de París, donde se encuentra localizado el Escuadrón francoalemán de transporte aéreo “Rhein/Rhin”, una unidad que vuela aviones norteamericanos Lockheed Martín C-130J Súper Hércules con tripulaciones de las dos nacionalidades.
Los protagonistas de la concertación han sido los ministros de Defensa de Alemania y Francia, Sebastien Lecornu y Boris Pistorius. En calidad de estrellas invitadas han intervenido el jefe del Estado Mayor del Ejército galo, general Pierre Schill, de 56 años, y el inspector general del Ejército germano, el general Alfons Mais, de 61 años.
Uno y otro han rubricado las bases programáticas del Documento de Requisitos Operativos Comunes de Alto Nivel ‒HLCORD, por su acrónimo en inglés‒ del proyecto varios años paralizado del futuro carro de combate francoalemán, conocido como MGCS, acrónimo en inglés de Main Ground Combat System.
Elaborado a toda prisa desde el encuentro del mes de julio de los dos ministros julio en Berlín, el documento HLCORD recoge los requisitos generales de capacidades del sistema de armas. Boris Pistorius ha expresado que su contenido “es más concreto hoy que nunca y tan concreto como puede ser”. Y si un par de años antes se contemplaba que sus cadenas estarían rondando en 2035, el ministro Lecornu ha dicho que, para ser “realistas y flexibles”, lo estará en 2040-2045.
Cabeza de una familia de plataformas terrestres
Para desbloquear el MGCS han tenido que converger los diferentes intereses de seguridad nacional de Alemania y Francia, la geopolítica que está en plena ebullición en Europa y las lecciones aprendidas y la extensión de la guerra en Ucrania. Por supuesto, también han influido las expectativas de negocio de las grandes industrias de defensa que crean riqueza y empleo en ambas naciones.
París y Berlín han concedido el papel de contratistas principales a partes iguales a la germana Krauss-Maffei Wegmann (KMW) y a la estatal francesa Nexter Defense Systems y forzaron su concentración en la sociedad KNDS. En 2019, la canciller Merkel presionó para que Rheinmetall formara parte del proyecto que, de hacerse realidad, será el primer carro de combate de concepción francoalemana.
La Dirección General de Armamento de Francia (DGA) insiste en que el MGCS sea un sistema de armas “completamente nuevo”. Lo acepta su equivalente alemán, que quiere que el futuro carro de combate ‒tanque, en términos coloquiales‒ sea el hermano mayor de una familia de plataformas de construcción modular, tanto tripuladas como robóticas y mixtas. Eso sí, la dirección del proyecto recae en Alemania y sus industrias.
“No queremos que sea un nuevo Leclerc, ni un nuevo Leopard 2”, han dejado claro Lecornu y Pistorius. Sacar adelante el MGCS es para relevar al tanque francés Leclerc ‒del que se han construido cerca de 900 ejemplares y está en servicio en Emiratos y Jordania‒ y al alemán Leopard 2, del que se han fabricado más de 3.000 unidades y permanece en los Ejércitos de numerosos países de todo el mundo, entre ellos España.
Ambos tienen un peso del orden de las 55-58 toneladas y cañón de 120 milímetros, pero se duda de su capacidad para enfrentarse al nuevo tanque ruso T14 Armata con cañón de 125 milímetros. Germanos y galos quieren que el MGCS incorpore inteligencia artificial para ayudar a su gobernanza, avanzados equipos de guerra electrónica, comunicaciones seguras vía satélite, una coraza que le aporte muy alta protección frente a impactos de proyectiles de alto poder de penetración y que disponga de armas laser y electromagnéticas.
¡Ah! Por supuesto, que esté dotado con un arma de fuego convencional de grueso calibre, es decir, un cañón. Y aquí es donde las negociaciones se ralentizan entre ingenieros y oficiales de estado mayor de ambos Ejércitos. Francia y su empresa Nexter apuestan por su nuevo Ascalon de 140 milímetros. En cambio, la Bundeswehr y la firma alemana Rheinmetall abogan por el suyo, que es el Rh-130 L/51 de 130 milímetros. Lo anterior es solo un botón de muestra de los desacuerdos, que tanto Pistorius como Lecornu quieren que los militares tengan resueltos para finales de año.
Del Leopardo 2E al MGCS… si se hace realidad
¿España juega algún papel? Ninguno, por el momento. Es un observador… aunque aventajado. Con el Gobierno Sánchez en funciones y las expectativas de constituir un nuevo Ejecutivo dentro de pocas semanas o convocar elecciones generales a finales de año o principios de 2024, ni en el ministerio de Defensa ni en la Moncloa se atreven a pronunciar una sola palabra al respecto.
El Ejército al frente del general Amador Enseñat ya hace años que ha reflejado por escrito su interés por el proyecto al ministerio de Defensa que dirige Margarita Robles y al director general de Armamento y Material, el almirante Aniceto Rosique. Así es que Berlín y París ya tienen anotado que el Gobierno de Madrid sea el que sea, acabará sumándose. También contemplan que lo hará Italia, ‒otro observador aventajado‒ que tiene que sustituir su carro de combate C1 Ariete ‒de la misma generación que el Leclerc y el Leopard 2‒, pero que no ha conseguido exportar.
El acceso de España no será en el momento que lo quiera el gobierno de Madrid. Los ministros Lecornu y Pistorius han puesto sobre la mesa de Évreux que abrirán la puerta de entrada cuando sus militares hayan definido los llamados Requisitos de Estado Mayor. Son la concreción de las capacidades operativas que franceses y alemanes demandan al nuevo carro y que la industria debe plasmar en realidades. Es el mismo proceso que se ha seguido antes de dar entrada a España en el futuro caza europeo NGWS/FCAS.
La Fuerza Terrestre del Ejército cuenta con 219 carros de combate Leopardo 2E españoles ‒basados en la versión Leopard 2A6‒ y un pequeño lote para recuperación y remolque de averiados (16) y otros para formación de tripulaciones (4). Están encuadrados en las Brigadas Mecanizadas “Guadarrama” ‒desplegada en la base militar de El Goloso (Madrid)‒, “Guzmán El Bueno”, en la base de Cerro Muriano (Córdoba), “Extremadura”, con sus regimientos en Botoa (Badajoz), y “Aragón”, en la base San Jorge de Zaragoza.
Con licencia de Rheinmetall y tras arduas negociaciones, la inmensa mayoría de Leopardo 2E fueron fabricados por General Dynamics European Land System-Santa Barbará en su factoría de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) entre diciembre de 2003 y 2008, comenzaron a ser recepcionados por el Ejército en 2004 y ya acumulan cerca de 20 años de servicio. A su construcción y equipamiento contribuyeron las tecnologías de otras empresas españolas, como Amper Indra, Navantia, SAPA Placencia y Tecnobit.
Como los años no pasan en balde, precisamente el pasado 22 de agosto, el Consejo de Ministros autorizó un “marco contractual estable” a tres años ‒hasta el 31 de diciembre de 2026, prorrogable tres ejercicios más‒, por valor de 208 millones de euros para “mantener su operatividad” y que su conservación “no se vea afectada”. El Ejecutivo entiende que los Leopardo 2E “prestan una importante labor de disuasión dentro de las necesidades estratégicas del Ejército”, reza la explicación que ofrece el Gobierno de la nación.