Pedro Sánchez saca un conejo espacial de la chistera
Será un varón o una mujer, pero todo apunta en que en un plazo no muy lejano contaremos con una persona que represente a España en los foros internacionales donde se reúnen los directores de las agencias espaciales del mundo, escenarios de los que estamos ausentes
Esa será una de las principales consecuencias del anuncio efectuado por sorpresa y urgencia en el día de ayer jueves, 27 de mayo, por el director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, Iván Redondo, a su vez, secretario general del Consejo de Seguridad Nacional: “(…) Les anuncio la creación de la Agencia Espacial Española, algo que es importante para poder integrar también los recursos”. Eso fue todo, nada más y nada menos. ¡Por fin!
Ahora bien, ni la Comisión Mixta de Seguridad Nacional del Congreso y Senado parece el lugar más apropiado para adelantar tan importante iniciativa, ni la persona que lo proclama es el cargo más idóneo para anticipar tal decisión. Parece razonable que fuese anunciado como mínimo por la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, o por uno de los cinco ministros que asumen competencias en la materia. En realidad es un tema de tanta relevancia estratégica que debía haber sido hecho público por el propio jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez… como estaba previsto hacer dentro de unas semanas próximas tras las consultas pertinentes ¿Cuál es el gato encerrado?
Vaya por delante que me congratulo y espero que la citada Agencia Espacial de España se convierta en realidad cuanto antes. Soy un firme defensor de su necesidad, he expuesto mis razones y batallado por su instauración desde hace años en reuniones, jornadas y foros del sector, en medios de comunicación especializados y generalistas, de forma muy especial en ATALAYAR.
Por el momento, la revelación de improviso es la expresión de una voluntad que se ha hecho muy de rogar. Darle forma va a ser un auténtico reto. Y una de las claves será acertar con la persona que reúna las capacidades y cualidades óptimas para llevar la batuta de la nueva institución.
Anuncio de enormes consecuencias y por sorpresa, en un escenario inadecuado y por persona inapropiada es un ejemplo de un último recurso: sacar un conejo de la chistera, en un intento desesperado de robar titulares y desviar la atención de tertulianos y analistas de prensa, radio y televisión del asunto que más afecta y preocupa sobremanera en el Palacio de la Moncloa. En ello coinciden buena parte de las fuentes consultadas pertenecientes al ámbito oficial y privado del colectivo espacial nacional.
El descubrimiento de que el Gobierno va a crear de una vez por todas una Agencia Espacial nacional es una vía de escape al sentir generalizado que avanzan las empresas independientes de prospectiva. La gran mayoría de los españoles rechazan de plano las expresiones de apoyo del presidente Pedro Sánchez y sus ministros a conceder el indulto a los presos independentistas catalanes condenados por sedición y que todavía están cumpliendo condena. Y tras la debacle del PSOE en las elecciones de Madrid del 4 de mayo a manos de Isabel Díaz Ayuso, las encuestan adelantan su hundimiento en unas futuras elecciones generales. Ahí está la clave de su continuado deambular de las dos últimas semanas para obtener cobertura mediática.
Volviendo al inesperado anuncio. Nadie, nadie, nadie en el ámbito en los cinco Ministerios con responsabilidades en espacio, entre ellos el de Defensa, de la industria espacial española, ni en instituciones de la importancia del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), tenía conocimiento de que tal anunció se iba a producir de forma inminente, y mucho menos de que el presidente Pedro Sánchez ya había tomada una decisión al respecto.
Expresiones de “yo no sabía nada y me consta que nadie sabía nada”, “ayer las caras de sorpresa de algunos directivos con los que me reuní eran mayúsculas”, “me pilló de auténtica sorpresa”, “hay circulando un documento oficial sobre navegación por satélite pero ni palabra de una Agencia” son las que me han trasladado altos cargos oficiales y directivos del sector.
Hasta hace menos de tres meses, el ministro de Ciencia e Innovación, el astronauta de la ESA en excedencia, Pedro Duque, rechazaba de forma tajante la conveniencia de establecer una Agencia Espacial. En un coloquio online organizado el 3 de marzo pasado por Executive Forum sobre el tema de la innovación e investigación en un entorno de pandemia y crisis, le formule una pregunta muy concreta.
Ministro, ¿para cuándo contempla el Gobierno instaurar una organización equivalente a una Agencia Espacial nacional? Su respuesta me dejó boquiabierto: “La Agencia Espacial española es la Agencia Espacial Europea y, de momento, vamos a quedarnos como estamos”.
Boquiabierto a mí, sino prácticamente el tejido espacial nacional en sus vertientes institucionales y empresariales. Pero no quedó ahí la cosa. Añadió que la creación de una Agencia había sido objeto de reflexiones, que se han hecho hace tiempo. Y lo remató diciendo que crear más estructuras públicas “da un poco de miedo, porque no siempre son la solución a las cosas”. Dixit.
En el seno de Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), la empresa pública dependiente del Ministerio de Pedro Duque que gestiona la participación nacional en la Agencia Espacial Europea (ESA), tampoco eran partidarios. Intuyó que ahora sí lo son. En esencia, su argumento era el siguiente: “No tiene sentido crear una Agencia mientras no haya programas nacionales para darle contenido”. Pues parece que de la noche a la mañana han aparecido esos programas.
En el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), en la Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio (TEDAE), se muestran “muy satisfechos” por la decisión. Pero en todas partes, ministerios, instituciones e industrias, existe interés en conocer el cuándo y el cómo se dará vida a esa Agencia.
Hay que subrayar que razones objetivas no faltan para la creación de una organización nacional dedicada en exclusiva al campo espacial. La pujanza del sector a escala mundial, los retos de exploración de la Luna, Marte y el Sistema Solar, el surgimiento de agencias en numerosos países debido a la nueva carrera espacial y sus repercusiones estratégicas y económicas lo aconsejan desde hace años, décadas incluso. Se ha estado trabajando en cómo construir el edificio espacial nacional, pero con pocos avances hasta ahora.
Hace escasos días se ha constituido de forma oficial en Praga la Agencia Espacial de Programa de la Unión Europea. Nuestros vecinos de Portugal no solo tienen su Agencia Espacial sino también una Estrategia, una Ley del Espacio y están levantando en las islas Azores una base de lanzamiento de cohetes. En España, ENAIRE e Indra acaban de anunciar su proyecto de emplazar en el espacio una constelación de más de 200 satélites para el control del tráfico aéreo. El año pasado se creó la Agencia Espacial de Cataluña, una bofetada para el Gobierno de Madrid. Mientras tanto, cinco Ministerios se reparten entre si las diferentes competencias ¡en pleno siglo XXI!
En la declaración por sorpresa de Iván Redondo ha pesado y mucho el hecho de que uno de sus subordinados es un muy buen conocedor de lo que pasa a escala nacional e internacional en el mundo del espacio. Persona cercana y escuchada por Pedro Sánchez, el general del Ejército de Tierra, Miguel Ángel Ballesteros, es el director del Departamento de Seguridad Nacional de Presidencia del Gobierno.
Pionero del sector espacial institucional en la esfera militar, su recomendación de constituir una Agencia Espacial ha sido decisiva. Ahora queda ponerse manos a la obra para ver qué Ministerio se lleva el gato al agua. La batalla está servida. Pero esa es otra historia. Y queda pendiente una Ley del Espacio y una Estrategia Espacial Nacional. Trabajo no falta.