El presidente Sánchez, ¿un peligro nacional y también un peligro internacional?
- 30 de mayo de 2024: Día de Acción de Gracias
- Preocupado por el bienestar del cuerpo diplomático en España
Defensor a ultranza de la unidad de España y de la concordia entre todos sus compatriotas, a los que ama y traslada un sinfín de toneladas de prosperidad, su comportamiento en todo momento y lugar se fundamenta en el respeto y el apego a la verdad, como queda demostrado cada vez que abre la boca… sentado en el sillón del dentista.
Algunos españoles, pocos, prácticamente ninguno, parece ser que no comulgan con las ideas geniales que pone en práctica ¡Allá ellos! Pero debieran saber que sus medidas progresistas aceleran el progreso continuado de los privilegios, cuentas corrientes y depósitos bancarios de quienes bendice y le secundan en sus tropelías, perdón, correrías.
Es cierto que el presidente Sánchez no puede salir a la calle y darse un baño de masas. Pero es que son tantos y tantos sus admiradores que, si lo hiciera, correría el riesgo de que le zarandearan, apretujaran y rompieran la camisa.
Y es que sus incondicionales tienen un afán desmedido por tomarse fotografías con él, pero también poseer, oler y adorar un trozo de alguna de sus prendas. Esas, que están impregnadas por la grasa sebácea líquida perfumada ‒vulgar sudor para el resto de mortales‒ que emanan de las excelsas glándulas sudoríparas de su delicada piel.
30 de mayo de 2024: Día de Acción de Gracias
Pero como “a falta de pan, buenas son las tortas”, el buenazo de Pedro lo suple con los espontáneos, cálidos y sinceros vítores y aplausos que recibe de sus correligionarios de filas puestos en pie, ya sea en los mítines que su partido organiza por ciudades y pueblos, o en el hemiciclo de la carrera de San Jerónimo de Madrid.
Le es muy gratificante observar y escuchar como los diputados del PSOE en el Congreso, todos a una, le ovacionan a rabiar por ser su jefe de filas. A cambio, como hombre desprendido, generoso y agradecido que es ‒que se lo pregunten al exministro José Luis Ábalos, el del llamado Caso Koldo‒, Pedro les mantiene arrimados a la sombra de su árbol y les regala sus ansiadas prebendas.
Aplausos que inicia el portavoz Patxi López y secunda el delicado dedo meñique de la mano izquierda de la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, al ver entrar en el hemiciclo y después escuchar a ese lechado de virtudes humanas que camina, habla y obra con honestidad, sin fingimiento, sin ninguna segunda intención.
Sin ir más lejos el jueves, 30 de mayo. Un día que queda anotado y subrayado en los anales de la Historia de España como un fatídico, lamentable y triste Día de la Infamia, perdón, ese memorable Día de Acción de Gracias. Tal jornada, a fuerza de mantenerse en el poder, Pedro Sánchez ha arrancado de sus incondicionales e interesados la Ley Orgánica de Amnistía para la normalización institucional, política y social en Cataluña, la obra cumbre del Derecho.
Una Ley que, sin duda, va a conseguir la reconciliación y el reencuentro entre los separatistas catalanes y el resto de españoles, tal y como cantan Pedro Sánchez y sus acólitos. Les animo a que, si son mayores de edad, apuesten a que tal reconciliación y reencuentro se va a hacer realidad antes de la llegada de los primeros seres humanos a Marte. ¡Ánimo, la ganancia está asegurada!
Así que queda demostrado de manera científica que el presidente Sánchez no es un peligro nacional, sino un benefactor, un patriota y, en definitiva, un hombre bueno… de pelar. Por tanto, debemos esmerarnos en poner en práctica el primer mandamiento del catecismo de Ferraz que reza así: “Amarás a Pedro Sánchez sobre todas las cosas y al prójimo… que le den”.
Preocupado por el bienestar del cuerpo diplomático en España
Pero ¿es un peligro internacional? ¡Pues claro que no! Todo lo contrario, es el principal hacedor de entuertos, perdón, es el mayor mediador y solucionador de problemas que ha existido a lo largo de la historia de la humanidad.
Nada más y nada menos que en mayo de 2021 consiguió la retirada de la embajadora de Marruecos, Karima Benyaich. Preocupado por su salud y bienestar, buscó la manera de que regresara a Rabat para pasar un periodo de reposo, que se prolongó hasta marzo de 2022.
De forma casi simultánea, puso de moda el gas que Argelia proporciona a España. Atento en favorecer el incremento de los ingresos de las arcas del país norteafricano, hizo todo lo posible por aumentar las tarifas y disminuir el flujo de los envíos de gas apalabrados por anteriores Gobiernos de Madrid con las autoridades de Argel. Toda una proeza.
Más recientemente, su perspicaz ojo para salvaguardar los intereses estratégicos de España le han llevado a tomar medidas para que Israel llame a consultas a su embajadora, Rodica Radian-Gordon. El presidente había notado que precisaba tomar baños en las reparadoras aguas saladas del mar Muerto. Repletas de magnesio, potasio, calcio y bromo, sus propiedades terapéuticas son beneficiosas para la piel y el bienestar corporal y mental de la diplomática.
Y qué decir de sus estrechos lazos de amistad con el presidente de Argentina, Javier Milei. La cordialidad comenzó con los elogios al nuevo inquilino de la Casa Rosada por parte del ministro de Transportes, Óscar Puente, el verbo elegante de Valladolid. Le han seguido un intercambio de parabienes familiares que, por el momento, han culminado con el reciente cese de la embajadora de España en Buenos Aires, María Jesús Alonso, eso sí, “agradeciéndole los servicios prestados”. Todo un detalle.
A falta de un quinto asunto de desencuentro, que quizás depare en breve la Moncloa o el Palacio de Santa Cruz, todo lo descrito acredita de modo fehaciente que el presidente del Gobierno de España no es un peligro internacional, sino un indiscutible pacificador y líder mundial. Tiene la máxima consideración y respeto de sus homólogos, comenzando por Joe Biden y terminando por el norcoreano Kim Jong-un, un incomprendido, como Pedro Sánchez.