Trump y Al-Sharaa en Riad: el nacimiento de una nueva arquitectura geopolítica en Oriente Medio
En una escena sin precedentes, un presidente estadounidense se reúne con un líder sirio recién salido del seno de un grupo clasificado como terrorista, en un paso que revela un giro marcadamente pragmático en la lógica de la política exterior de EE. UU. y señala el fin de una etapa y el comienzo de otra que supera la dicotomía entre la “legitimidad internacional” y el “eje de resistencia”.
El encuentro, auspiciado por Arabia Saudí y coordinado con Turquía, tiene múltiples significados que trascienden el protocolo político. Representa un reconocimiento efectivo por parte de Estados Unidos de la legitimidad del nuevo régimen sirio tras la caída del régimen de Al-Assad, y el regreso de Damasco al camino de la “aceptación internacional”, bajo la condición de integrarse en arreglos regionales alineados con la nueva visión estadounidense para la región.
En cuanto al levantamiento de sanciones estadounidenses sobre Siria, se presenta como un precio político pagado a cambio de compromisos económicos y geoestratégicos, entre los cuales destaca la apertura al mercado estadounidense y la oferta de facilidades de inversión sin precedentes, incluyendo la propuesta de construir una “Torre Trump” en el corazón de Damasco, en una escena que refleja la fusión de política y negocios al estilo trumpiano.
Sin embargo, el trasfondo más profundo de este paso reside en la presión estadounidense sobre el nuevo régimen sirio para que se una a los “Acuerdos de Abraham” e inicie un proceso de normalización con Israel, en un momento regional sensible marcado por la escalada del conflicto en Gaza y el creciente enojo del pueblo árabe ante las posturas occidentales. Esta invitación constituye una verdadera prueba de la flexibilidad del nuevo régimen sirio y su capacidad de maniobra entre las demandas de un interior devastado por la guerra y las condiciones impuestas desde el exterior para domesticar a Siria dentro del nuevo orden regional y mundial.
Lo ocurrido en Riad no es simplemente un encuentro, sino una reubicación completa de Estados Unidos en la región, tras años de retirada y vacilación. Trump, que vuelve con fuerza a la escena, propone un nuevo enfoque basado en la “diplomacia económica” en lugar de intervenciones militares, y busca ejercer influencia a través de contratos de inversión y acuerdos de seguridad, como demuestran los enormes acuerdos de armas e inversiones del Golfo acordados durante esta visita.
Este paso conlleva implicaciones prospectivas significativas para los equilibrios en Oriente Medio. Por un lado, puede allanar el camino para el nacimiento de un nuevo eje regional que incluya a Arabia Saudí, Turquía y la Siria post-Assad, frente al eje iraní, que corre el riesgo de perder su carta siria. Por otro lado, abre la puerta al regreso de Siria a la Liga Árabe y a las instituciones financieras internacionales, siempre que se alinee con las reglas del nuevo juego estadounidense. Sin embargo, esta apertura sigue plagada de riesgos internos, ya que la sociedad siria, agotada por la guerra, puede no aceptar fácilmente la participación en acuerdos que normalicen las relaciones con Tel Aviv sin obtener una compensación política o la recuperación del Golán ocupado.
En resumen, estamos ante el inicio de una nueva etapa de ingeniería para el Oriente Medio, donde retrocede la lógica del conflicto ideológico y avanza la lógica de los arreglos pragmáticos, basados en el principio del beneficio mutuo y las alianzas coyunturales. Lo que viene después del encuentro entre Trump y Al-Sharaa no será igual a lo que fue antes, especialmente porque las dinámicas de las alianzas regionales serán reconfiguradas, y el sistema internacional observa con cautela si la Siria post-Assad se convertirá en un socio estratégico de Occidente o seguirá siendo rehén de sus equilibrios regionales.
Lahoucine Bekkar Sbaai, abogado en el Colegio de Abogados ante los Tribunales de Apelación de Agadir y El Aaiún, investigador en migración y derechos humanos y experto en el conflicto del Sáhara marroquí.
Traducción del árabe por: Abdessamad Benyaich