Un viaje a través de las raíces y las alfombras: experimentando el alma de Akrich y Achbarou
La Fundación Alto Atlas ha sido un motor clave de estos principios, trabajando junto a las comunidades para promover el diálogo intercultural, la igualdad de género y las prácticas medioambientales sostenibles, al tiempo que crea iniciativas que unen a las comunidades y fomentan oportunidades de crecimiento.
He tenido la increíble oportunidad de dar la bienvenida a turistas, estudiantes e investigadores de todo el mundo a dos lugares muy especiales: la guardería Akrich y la cooperativa Achbarou. Estas visitas han sido posibles gracias a la maravillosa colaboración entre la Fundación Alto Atlas (HAF), agencias de viajes especializadas y universidades que creen en el turismo sostenible, el aprendizaje experiencial y el intercambio cultural auténtico.
En el corazón de las montañas del Alto Atlas, donde las comunidades se enfrentan tanto a retos como a oportunidades, HAF ha transformado vidas a través de iniciativas que empoderan a la población local. Al apoyar proyectos que fomentan la gestión medioambiental, el liderazgo de las mujeres y la independencia económica, HAF garantiza que las comunidades no solo sobrevivan, sino que también prosperen. Esto se refleja en el trabajo de la guardería Akrich y la cooperativa Achbarou, donde las prácticas sostenibles y las soluciones impulsadas por la comunidad están generando cambios. Estos proyectos están en consonancia con el compromiso de Marruecos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, en particular el Objetivo 13 (Acción por el clima) y el Objetivo 5 (Igualdad de género), que tienen por objeto empoderar a las comunidades y garantizar la sostenibilidad medioambiental.
En el vivero Akrich, los visitantes experimentan algo más que la belleza de más de cien mil plantas y árboles en pleno crecimiento. Aprenden sobre la misión y la estrategia de la Fundación Alto Atlas para apoyar el empoderamiento y la planificación de la comunidad local, y la adopción de medidas medioambientales, plantando árboles que proporcionan seguridad alimentaria, ingresos y oportunidades para las generaciones venideras.
El vivero se encuentra junto a un cementerio judío sagrado de 700 años de antigüedad, lo que añade un elemento profundamente espiritual al viaje. Este terreno fue cedido generosamente por la comunidad judía-marroquí, lo que simboliza un poderoso acto de solidaridad interreligiosa y propósito común. Esta colaboración es un reflejo de la larga tradición y el compromiso de Marruecos con la unidad intercultural, donde conviven pacíficamente diversas comunidades religiosas. El país cuenta con una sólida estrategia nacional centrada en fomentar el diálogo, el respeto mutuo y el entendimiento entre las religiones, tal y como se recoge en la Constitución de 2011.
El programa que cede terrenos sin coste alguno para viveros comunitarios recibe el acertado nombre de "Casa de la Vida", lo que refleja su papel en el fomento de los medios de vida y el crecimiento actuales a través de la agricultura sostenible. Esta iniciativa es un ejemplo de cómo el patrimonio, la fe y la sostenibilidad pueden unirse para crear un impacto significativo y duradero.
Los invitados son recibidos calurosamente por Abderrahim, el dedicado cuidador del vivero. Su familia ha cuidado con amor esta tierra durante tres generaciones, preservando no solo las plantas y los árboles, sino también la profunda historia y el carácter sagrado de este lugar tan especial. Conocer a Abderrahim crea una conexión humana sincera que permanece en los visitantes mucho después de su partida. Sus historias dan vida a la tierra y ofrecen una perspectiva única sobre el entrelazamiento de la fe, la tradición y el desarrollo sostenible.
Durante la visita, los huéspedes se embarcan en una visita guiada por el vivero, que produce cien mil plantones al año, explorando los vibrantes invernaderos y aprendiendo sobre la diversa gama de plantas, desde algarrobos, granados y olivos hasta otras especies autóctonas. Abderrahim comparte sus profundos conocimientos sobre prácticas agrícolas sostenibles, ofreciendo información sobre cómo se cultivan estas plantas y su impacto positivo en la economía y el medio ambiente locales.
Mientras pasea por el vivero, es posible que incluso vea a algunos de los residentes locales: tortugas que han hecho de este tranquilo santuario su hogar, lo que añade un encanto adicional a este oasis natural. Aquellos que busquen una experiencia más práctica pueden participar en una actividad de plantación de árboles, en la que plantan sus propios árboles, contribuyendo así a los esfuerzos de sostenibilidad en curso y dejando una conexión personal y duradera con la tierra.
En Marruecos, las comunidades rurales están adoptando cada vez más la plantación de árboles como estrategia para mitigar los efectos de los retos medioambientales, como la erosión del suelo, la escasez de agua y las repercusiones más amplias del cambio climático. Estas iniciativas están en consonancia con la estrategia medioambiental nacional de Marruecos, que hace hincapié en la gestión sostenible de la tierra y la conservación de los recursos naturales. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la plantación de árboles es una herramienta fundamental para combatir la erosión del suelo y mejorar la retención de agua en las regiones áridas.
Los árboles proporcionan beneficios fundamentales, como la mejora de la calidad del suelo, la prevención de la erosión y la creación de microclimas que pueden ayudar a conservar los recursos hídricos. En el aspecto económico, la plantación de árboles ofrece una fuente de ingresos, ya que ciertas especies como el olivo, el almendro y el granado no solo son vitales para la seguridad alimentaria, sino que también tienen un valor comercial. Además, no se puede pasar por alto la importancia social de la plantación de árboles, ya que las comunidades la consideran una forma de fortalecer las economías locales, crear puestos de trabajo y promover un sentido de responsabilidad colectiva hacia el medio ambiente. Con la creciente conciencia de estos beneficios, la plantación de árboles se ha convertido en una forma de que las comunidades rurales desarrollen su resiliencia, salvaguarden su futuro y promuevan el desarrollo sostenible.
En la Cooperativa de Alfombras de Mujeres de Achbarou, la historia continúa con calidez, fuerza y empoderamiento. Los visitantes son recibidos por Samira, una madre bondadosa y una inspiradora líder de la comunidad. Junto con las mujeres de su pueblo, Samira ha ayudado a crear un espacio donde la tradición y la esperanza se fusionan, dando nueva vida a la antigua artesanía del tejido de alfombras.
Nada más entrar en la cooperativa, se recibe a los visitantes con leche y dátiles, un gesto que tiene un profundo significado cultural tanto en la tradición marroquí como en la amazigh. Esta cálida bienvenida es más que hospitalidad: es un símbolo sagrado de paz, pureza y respeto. Ofrecer leche representa la apertura y la pureza de corazón, mientras que los dátiles simbolizan la generosidad y la abundancia. Juntos, forman un ritual atemporal que invita a los huéspedes a entrar en el hogar y el alma de la comunidad. Esta significativa recepción marca la pauta de lo que está por venir: un viaje al corazón de la resiliencia, la creatividad y la solidaridad de las mujeres.
En el interior de la cooperativa, los visitantes descubren hermosas alfombras hechas a mano, cada una de ellas tejida con un rico patrimonio cultural y un profundo amor. La lana se tiñe con pigmentos naturales como hibisco, cáscara de cebolla, cáscara de granada y henna, lo que refleja un profundo respeto por la naturaleza. A través de su arte, estas talentosas mujeres han transformado su pasión en una fuente de ingresos sostenible, con la que mantienen a sus familias y tejen un futuro más brillante para sus hijos.
Esta iniciativa es un reflejo del compromiso nacional de Marruecos con el empoderamiento de la mujer, tal y como se recoge en la Estrategia Nacional para la Igualdad de Género (2015-2030) y el Plan Gubernamental para la Igualdad. Estas estrategias se centran en promover la independencia económica de las mujeres, aumentar su acceso a oportunidades de liderazgo y garantizar su participación activa en los esfuerzos de desarrollo, especialmente en las comunidades rurales y las zonas marginadas como Achbarou, donde la cooperativa empodera a las mujeres mediante el desarrollo de habilidades y la participación económica.
Una de las experiencias más inolvidables aquí es la oportunidad de conocer a las mujeres que hay detrás de las alfombras, las hábiles artesanas que dan vida a estas intrincadas obras de arte. Los visitantes pueden escuchar sus historias personales y conocer la dedicación, la habilidad y la creatividad que se esconde detrás de cada hilo tejido. Muchos incluso son invitados a hacerse una foto con las mujeres, conservando así un momento emotivo que simboliza no solo la belleza de la artesanía, sino también la fuerza y la resiliencia de las mujeres que la crean.
Pero la cooperativa es más que un simple lugar de trabajo: es un centro de empoderamiento. A través de la formación y la solidaridad, las mujeres han desarrollado habilidades de liderazgo, confianza y una voz más fuerte dentro de su comunidad. Como se destacó recientemente en Forbes, las mujeres que participan en iniciativas comunitarias como la de Achbaro hablan con orgullo del poder que han adquirido, una revolución silenciosa que está cambiando vidas en las zonas rurales de Marruecos.
La innovación también prospera aquí. HAF, junto con sus socios, ha desempeñado un papel fundamental en la ayuda a las mujeres afectadas por el reciente terremoto. A través del proyecto, han fabricado bolsas de tela degradables para sustituir a las bolsas de plástico nocivas y ofrecer oportunidades económicas a las mujeres que reconstruyen sus vidas. Esta iniciativa también ha abierto las puertas a las jóvenes que habían abandonado la escuela, ofreciéndoles una segunda oportunidad para aprender nuevas habilidades, obtener ingresos y reintegrarse en sus comunidades.
Todos los visitantes que entran en Achbarou se llevan no solo hermosas y auténticas artesanías, sino también una conexión más profunda con la resiliencia, el espíritu y los sueños de las mujeres marroquíes que están tejiendo un futuro mejor, hilo a hilo.
Los huéspedes están invitados a sentarse a tomar una taza de té tradicional marroquí y dulces caseros, a menudo preparados por las propias mujeres. Para aquellos que deseen profundizar en la experiencia, las mujeres ofrecen un delicioso almuerzo casero, preparado con amor y con ingredientes locales. Algunos viajeros incluso se apuntan a una clase de cocina práctica, donde aprenden a preparar tajines y pan tradicional junto a las mujeres, sumergiéndose aún más en la vibrante cultura de la comunidad.
Es más que una simple visita, es una invitación al corazón de la comunidad, donde se llega como visitante y se marcha como amigo.
A lo largo de estos recorridos, los visitantes no solo ven Marruecos, sino que conectan con él. Comparten el té con las mujeres, escuchan historias personales y son testigos de cómo los proyectos de base están generando un cambio duradero.
Si está planeando un viaje a Marruecos y desea vivir una experiencia verdaderamente significativa, le invito a visitar la guardería Akrich y la cooperativa Achbarou. Su viaje no solo le dejará recuerdos inolvidables, sino que también contribuirá directamente a las comunidades que conozca, así que venga y forme parte de algo hermoso.
Estas experiencias son más que simples visitas; son intercambios de historias, culturas y sueños. Ofrecen a los viajeros una visión auténtica de la vida de las comunidades marroquíes que luchan por el crecimiento sostenible y la preservación cultural.
Si buscas un viaje que trascienda el turismo típico, un viaje que te permita plantar un árbol, tejer una historia y formar parte de la narrativa de una comunidad, te invito a explorar el vivero Akrich y la cooperativa Achbarou. Tu presencia apoya un ciclo de empoderamiento, cuidado del medio ambiente y celebración cultural.
Caminemos juntos por los huertos del patrimonio y los telares de los sueños.
Mariam Ait Hfid es coordinadora de programas en la Fundación Alto Atlas en Marruecos.