El tiempo del Ramadán y la paz
Los más de 1.900 millones de fieles del islam en el mundo lo viven en completo respeto de esta importante religión monoteísta, la tercera cronológicamente en aparecer en el escenario internacional, después del judaísmo y el cristianismo, y después de que Mahoma, el Profeta Mayor, la fundara en el 622 d.C. en la península arábiga, al haberse producido la experiencia histórica conocida universalmente como la Hégira que fue la migración o hiyra –algunos la refieren erradamente como huida–, del profeta desde la ciudad de La Meca a Medina dado que los caciques de La Meca se resistían en aceptar la nueva religión.
El Ramadán tiene dos fechas claves, que son, de un lado, la denominada noche del decreto o Lailat el Qadr, que recuerda el momento de la revelación del Corán, el libro sagrado del islam al profeta Mahoma, y el Aid el Fitr, que es el día en que finaliza el ayuno y se celebra una gran fiesta, prevista al cabo de 30 días, que será el próximo 30 de marzo. Así, pues, durante el lapso de un mes los musulmanes ayunarán y deberán abstenerse de mantener relaciones sexuales durante las horas de luz hasta la puesta del Sol.
En este tiempo los musulmanes renuevan actitudes hacia la mansedumbre y el pacifismo por lo que no suelen mantener una participación activa en conflictos prefiriendo las treguas, por lo que abrigamos la esperanza que pudiera producirse más que un alto al fuego en Gaza por Israel y el Hamás, y el esperado cierre total del canje de rehenes judíos retenidos por la milicia que controla Gaza, a cambio de sus presos por actos terroristas, en su mayoría, en Israel.
El Ramadán es uno de los cinco pilares del islam, los otros son la profesión de fe, la plegaria colectiva, la peregrinación y la limosna a los pobres. Es lamentable que aun subsistan quienes se oponen o rechazan al islam, que es una religión de amor, como las otras dos monoteístas.
Hay grupos humanos marginales e intolerantes que rechazan esta importante y trascendente religión, y en nada se diferencian de aquellas manifestaciones extremistas del propio islam, que siendo mínimas, la desvirtúan, poniendo al descubierto la islamofobia en algunos países, principalmente europeos, golpeados por el terror en las últimas décadas, hay que decirlo, aunque también por el prejuicio con enorme sesgo que existe hacia el islam desde Occidente, casi siempre detrás de la cortina, también hay que decirlo.
Los extremismos vengan de donde vengan siempre serán malos y muestran la insensatez e intolerancia en toda su dimensión. Las reacciones de europeos radicales contra el islam y sus manifestaciones religiosas, como hemos visto en Francia en los últimos años, han ido en detrimento de la paz y la tolerancia. Eso debe cambiar. El respeto religioso será fundamental para el mejor entendimiento de las culturas y las naciones del mundo.
Miguel Ángel Rodríguez Mackay, excanciller de Perú
Artículo publicado en el diario Expreso de Perú