Más allá de los extremismos: un mensaje del rey Mohamed VI
Mejor podrán servir a esta causa, y más útiles serán para el pueblo palestino, si logran saber y hacer saber que los extremistas perjudican la búsqueda de una solución de dos Estados, socavan cualquier perspectiva de compromiso y alimentan la violencia y la desconfianza entre las partes.
En su discurso de la Fiesta del Trono del año pasado, Su Majestad el Rey Mohamed VI expuso de manera elocuente su visión para una resolución justa y duradera del conflicto israelí-palestino. En el corazón de este discurso, una pequeña frase, cargada de significado y portadora de un mensaje contundente, merece, a mi parecer, una atención especial: “Bloquear el camino a los extremistas estén donde estén”. Una formulación concisa, pero poderosa que resume la filosofía diplomática marroquí al respecto y traza los contornos de un enfoque equilibrado, pragmático y decididamente orientado hacia la paz.
¿Por qué es tan importante esta frase?
Primero, pongámosla en su contexto textual para comprender mejor su profundo significado. Ante el agravamiento de la situación en la región, SM el Rey presenta una perspectiva tridimensional para una solución definitiva a este conflicto: consiste en imponer un cese de hostilidades en Gaza como prioridad urgente, bloquear el camino a los extremistas de ambos lados, para poder relanzar las negociaciones y reactivar el proceso de paz, y finalmente, inscribir de manera imperativa la dinámica de seguridad y estabilidad en el marco de la solución de dos Estados.
Se trata aquí de una visión real pertinente y valiente, que no se limita a denunciar el extremismo de un solo bando, sino que pone en pie de igualdad a ambos fundamentalismos religiosos, que conducen ciegamente a Oriente Próximo hacia una guerra destructiva. La elección de las palabras en este contexto es fundamental, ya que expresa no solo la necesidad de oponerse a todas las formas de radicalismo, sean israelíes o palestinas, sino también la voluntad de neutralizar las posturas radicales de quienes juegan con fuego. Esta condición esencial para reactivar un proceso de paz creíble llama a la responsabilidad colectiva, puesto que corresponde a la comunidad internacional detener esta marcha insensata hacia nuevas tragedias.
Al analizar esta declaración, queda claro que el rey Mohamed VI, al señalar el extremismo violento de ambas partes como uno de los principales factores que bloquean el proceso de paz, invita a la opinión pública marroquí e internacional a apoyar las voces moderadas y a aislar a quienes, por la violencia o la intransigencia, obstaculizan una solución justa y duradera.
Esta posición de Marruecos, expresada por el rey Mohamed VI, conviene recordarlo, se inscribe en el marco de un compromiso constante e inquebrantable a favor de la causa palestina. Es una posición que no varía según las circunstancias y se confirma en la continuidad de la política exterior marroquí, basada en la justicia, la solidaridad y el respeto al derecho internacional. Es en el contexto de esta continuidad donde debe entenderse el alcance estratégico del discurso real sobre la cuestión palestina, y que puede ilustrarse a través de los siguientes aspectos esenciales:
1. Un llamado al fin de las hostilidades y al respeto del derecho internacional:
El Soberano insiste en la urgencia de un alto el fuego inmediato, la protección de los civiles, el respeto de las resoluciones de la ONU y la necesidad de poner fin a las agresiones y violaciones del derecho humanitario en los territorios palestinos.
2. Una visión de equilibrio y responsabilidad:
El rey Mohamed VI adopta una postura de equilibrio: reafirma el apoyo de Marruecos a la causa palestina y a la solución de dos Estados compartida por gran parte de la comunidad internacional, y basada en la creación de un Estado palestino independiente en las fronteras de 1967, con Jerusalén Este (Al-Qods) como capital y Gaza como parte integrante de ese Estado. Al tiempo que llama a la reanudación de las negociaciones, rechaza la lógica de la confrontación o la escalada, privilegiando la vía del diálogo y el compromiso.
3. Un rechazo claro del extremismo de ambas partes
Al declarar que hay que “bloquear el camino a los extremistas de todo tipo”, el Rey apunta explícitamente tanto a las facciones radicales israelíes, aquellos que, en su momento, favorecieron el control de Gaza por parte de Hamás para impedir la creación de un Estado palestino, que actualmente rechazan cualquier compromiso y continúan con la colonización, como a los grupos extremistas palestinos, que promueven la violencia y rechazan la negociación. Su Majestad advierte así contra cualquier instrumentalización del conflicto por parte de actores que buscan bloquear la paz.
4. Un mensaje para la opinión pública marroquí
Este discurso tiene como objetivo sensibilizar y responsabilizar a la opinión pública nacional, mostrando que el verdadero apoyo a Palestina pasa por la búsqueda de una solución política duradera, y no por la radicalización o la escalada.
5. Un llamado a la comunidad internacional
El discurso también se dirige a la comunidad internacional, invitando a los socios de Marruecos a apoyar un enfoque pragmático, a alentar a los moderados y a aislar a los extremistas, condición indispensable para reactivar un proceso de paz creíble.
6. Un liderazgo valiente y constructivo
Al adoptar esta posición de condenar toda forma de extremismo y de excluir los discursos radicales de todas las partes para crear un clima favorable a la paz, el Rey demuestra un liderazgo asumido y valiente, asume el riesgo de exponerse a las críticas de los extremos y defiende una visión realista y constructiva. Se trata de un llamado a la razón, a la responsabilidad y a la acción concertada, lejos de los discursos populistas o ideológicos.
Así, el discurso del rey Mohamed VI encarna una visión decidida, responsable y valiente, que invita a reducir los extremismos, a privilegiar el diálogo y a construir una paz justa y duradera. Esta posición refuerza el papel de Marruecos como actor creíble, mediador y fuerza propositiva en la escena regional e internacional.
Pero lo que es aún más importante es que el rey Mohamed VI ha despejado toda ambigüedad respecto a la reanudación de las relaciones entre Israel y Marruecos en el marco del acuerdo trilateral con Estados Unidos, afirmando que esto no ha modificado en absoluto la posición de Marruecos, que sigue siendo solidario con los derechos inalienables del pueblo palestino. Esta postura fue reiterada en el mensaje real dirigido a la Cumbre de la Liga Árabe en Bagdad en mayo de 2025, donde se propusieron medidas prioritarias que consisten en detener las operaciones militares, poner fin a las demoliciones y desplazamientos forzados, mantener la ayuda humanitaria y velar por la reconstrucción de Gaza bajo supervisión internacional, reafirmando así la centralidad de la causa palestina en la diplomacia marroquí.
En un contexto donde los maximalistas en ambos bandos y quienes rechazan la paz parecen estar ganando poder, mientras que los moderados y quienes favorecen el compromiso territorial se perciben como debilitados, y frente a las ambigüedades de ciertos Estados árabes, divididos entre la retórica pro-palestina y los intereses geopolíticos, la diplomacia marroquí bajo el liderazgo de Mohamed VI está demostrando una notable coherencia al articular la defensa de sus intereses nacionales con una visión solidaria en el ámbito internacional, logrando equilibrar eficazmente sus prioridades internas con un compromiso activo hacia la paz y las causas justas en el ámbito regional e internacional, consolidando así una política exterior equilibrada y responsable.
Esta visión estratégica del rey Mohamed VI, por su valentía y sabiduría, debería inspirar a todos los actores políticos y líderes de opinión en Marruecos en su forma de comprometerse con la causa palestina. Mejor podrán servir a esta causa, y más útiles serán para el pueblo palestino, si logran saber y hacer saber que los extremistas perjudican la búsqueda de una solución de dos Estados, socavan cualquier perspectiva de compromiso y alimentan la violencia y la desconfianza entre las partes. Por un lado, la extrema derecha israelí, que rechaza categóricamente la creación de un Estado palestino y sigue una política de colonización y anexión de territorios, haciendo que la solución sea cada vez más irrealizable. Por otro lado, los grupos radicales palestinos, con sus acciones violentas y sus lealtades regionales, debilitan a la Autoridad Palestina y desacreditan al campo moderado favorable a la negociación.
No cabe duda de que la dinámica extremista, de uno y otro lado, bloquea el diálogo, radicaliza a las sociedades y aleja la posibilidad de una paz basada en dos Estados que vivan uno al lado del otro en seguridad. Por eso, numerosos líderes internacionales, entre ellos el rey Mohamed VI, llaman a impedir que los extremistas socaven lo que queda del proceso de paz e insisten en la necesidad de medidas urgentes para reactivar una solución política creíble.