Marruecos y Argelia afilan espadas de cara al Consejo de Seguridad sobre el Sáhara Occidental

United Nations

El próximo 21 de abril se reúne el Consejo de Seguridad de la ONU para debatir el tema del Sáhara Occidental; una reunión crucial ante la que los dos principales Estados magrebíes, Marruecos y Argelia, protagonistas de fondo del conflicto territorial, movilizan todo su aparato político y diplomático. 

La reunión va más allá que la mera disputa por la soberanía de la excolonia española, y en ella se juega la restructuración geopolítica y estratégica en el norte de África, el Mediterráneo occidental y en las relaciones triangulares entre Europa, Estados Unidos y África. 

Presidida por Vietnam, uno de los pocos países asiáticos que reconocen la República saharaui proclamada por el Frente Polisario en su exilio argelino, junto con Irán, Corea del Norte, Timor oriental y Laos, el cónclave del Consejo de Seguridad se prevé muy apretado. Ninguno de los cinco miembros permanentes del Consejo reconoce la República saharaui, y de los diez restantes sólo dos, México y Nigeria, tienen relaciones diplomáticas con la entidad formada por el Polisario con auto calificación de Estado. 

Será también la primera vez que Estados Unidos, durante las discusiones previas y en el debate del Consejo, deberá clarificar su posición respecto a la decisión ejecutiva tomada por el presidente Donald Trump al final de su mandato de reconocer la soberanía marroquí sobre el territorio del Sáhara Occidental. Argelia ha movilizado su influencia política y financiera para que el lobby estadounidense vinculado a las compañías petrolíferas que tienen jugosos contratos en Argelia se movilice y haga presión sobre la Administración Biden para que dé marcha atrás. Algo muy difícil y extremadamente improbable, dados los vínculos estratégicos de Washington con Rabat, tanto en el terreno militar como en el de la seguridad y lucha antiterrorista.

Marruecos se ha apuntado un tanto muy importante al participar hace poco en un debate internacional telemático sobre la coordinación de la lucha antiterrorista y la seguridad frente al peligro del movimiento Daesh, patrocinado por la OTAN y la Interpol,  en el que participaron EEUU, Alemania, Francia, Gran Bretaña, España, Italia, Canadá, Dinamarca, Bélgica, Holanda, Australia, Polonia y Turquía, además de varios países árabes de primera línea como Arabia Saudí, Qatar, Jordania, Irak y Marruecos. Curiosamente Argelia no participó, a pesar de tener un papel de primera importancia en la defensa de la seguridad colectiva en el Sahel y de su amplia experiencia en la lucha antiterrorista. No ha trascendido si no fue invitada o declinó la invitación.

Argel, por su parte, trata de movilizar sus influencias en EEUU, como John Bolton, Kerry Kennedy, James Baker o James Inhofe, para que pidan a Joe Biden volverse atrás del reconocimiento estadounidense del Sáhara como provincia marroquí; algo que los estadistas estadounidenses juzgan improbable ya que las Decisiones Ejecutivas adoptadas por el presidente tienen carácter de ley. 

La reunión del Consejo de Seguridad del próximo 21 de abril marcará un antes y un después en la función de la ONU para intentar resolver por vía de negociación el conflicto viejo ya de cuatro decenios.