¿Puede el próximo Papa ser un español?
El polaco Karol Woytila rompió la larga cadena de Papas italianos que llevaba varios siglos ocupando de manera ininterrumpida la silla de san Pedro, y adoptó el nombre de Juan Pablo II en su elección en 1978. El alemán Joseph Ratzinger le sucedió en 2005 con el nombre de Benedicto XVI. Y a éste, por primera vez en la historia le sucedió un Papa del llamado tercer mundo, un iberoamericano, el argentino José Mario Bergoglio, que tomó el nombre de Francisco, en el momento de su elección en 2013. El último Papa español fue Pedro de Luna, Benedicto XIII, hace casi setecientos años.
Visto el cataclismo geopolítico que vivimos actualmente, y en contra de la idea de que los próximos Papas serían asiáticos y africanos, todo apunta a que Europa volverá a ser el epicentro de la cúpula eclesiástica del catolicismo.
El ideario cristiano nació en el Próximo Oriente, en las tierras bíblicas, ciertamente; pero su expansión, afirmación y edificación se hizo en Europa. La convulsión mundial actual exigiría que de nuevo sea en el viejo continente donde se afirme y se defienda frente a las teorías de su necesaria e inevitable caída y destrucción.
Entonces, ¿puede ser un español el próximo Papa?
La cúpula de la iglesia de Roma hoy día, el Colegio cardenalicio, está formada por 252 cardenales: 138 son electores y 114 no electores. La diferencia es sólo cuestión de edad. Una vez cumplidos los 80, los cardenales pierden el derecho al voto y a ser elegidos.
También es verdad que el citado Colegio cardenalicio es cada vez más universal y más joven: hay 94 países representados y la edad media de los cardenales electores es de 69 años.
Si en estos momentos se convocase el Cónclave participarían 138 cardenales electores y elegibles. Aunque a lo largo de 2025, 13 de ellos cumpliría los 80 y dejarían de serlo. Entre ellos, los españoles Carlos Osoro, Antonio Cañizares, Fernando Vérgez y el franciscano Celestino Aós Braco, que el Vaticano contabiliza como chileno.
España es el tercer país en número de miembros del Colegio cardenalicio, con 13 cardenales contabilizados por España y 4 por otros países, por detrás de Italia que tiene 48 y Estados Unidos 17. Sin embargo, si el Cónclave se celebrase hoy para elegir a un nuevo papa, solo podrían participar y votar ocho españoles, por tener menos de 80 años: Antonio Cañizares, Juan José Omella Omella, Carlos Osoro Sierra, Fernando Vérgez Alzaga, José Cobo Cano, Cristóbal López Romero, español nacionalizado paraguayo y que el Vaticano sitúa como representando a Marruecos. el franciscano François Xavier Bustillo Rípodas contabilizado en Francia, y el salesiano Ángel Fernández Artime.
Los dos españoles que suenan como papabiles son Carlos Osoro y François Xavier Bustillo. El primero, Arzobispo de Madrid, presenta un perfil evangelizador, buen gestor y, aunque más cercano a los conceptos cristianos de la derecha tradicional española y europea, promotor de un intento de búsqueda del diálogo entre todos los colores políticos. “No hay que construir muros, sino puentes”, viene a ser su lema.
El segundo, Obispo de la capital de Córcega, Ajaccio, tiene un perfil moderno, populista y se ha rodeado de un entorno cercano al movimiento identitario corso Mossa Palatina, más próximo a los seguidores de Donald Trump que a la vieja casta europeísta cristiano-demócrata o social-demócrata. Defiende el diálogo, y el objetivo de salvar el cristianismo en Europa.
El primero hijo de un electricista de Castañeda, en Cantabria; el segundo, hijo de un militar en Pamplona. Ambos han sido nombrados por papa Francisco, del que se consideran muy cercanos.
Conocí a Carlos Osoro en el seminario de vocaciones tardías del Colegio El Salvador en Salamanca. Coincidimos un año. Joven serio e inteligente, lo mismo se le encontraba en los ensayos de canto gregoriano en la capilla, que en las excursiones al Pantano de Santa Teresa.
Recuerdo en particular el día en que recibió el grado eclesiástico de Diácono. El Colegio conoció una agitación sin precedentes. El rector Ignacio de Zulueta Pereda-Vivanco, su segundo José María Setién Alberro y el director espiritual Francisco Javier Álvarez de Toledo y Mencos, corrían literalmente de arriba abajo. Había razones para ello.
A media mañana se presentó en el Colegio una comitiva de varios coches con su correspondiente escolta, en el que llegó el entonces príncipe Juan Carlos, después rey de España. Venían creo recordar de Portugal, donde vivía su padre Don Juan. Don Ignacio había sido Preceptor del príncipe con quien mantenía una estrecha relación; y Don Javier, pertenecía a una familia de la alta nobleza palaciega española, de rancio abolengo. Ambos querían que el futuro rey de España estuviese presente el día de la ceremonia. Lo que a los más novatos nos llegó como mensaje es que Carlos Osoro y los otros nuevos diáconos, eran verdaderos pupilos de don Ignacio y don Javier.
Muchas veces la Historia en grande se escribe con letra pequeña. Papa Francisco no ha hecho su Concilio Vaticano II, pero sí deja un aggiornamento de la maquinaria eclesiástica. 4 de cada 5 cardenales los ha nombrado él. El futuro Papa será su legado. ¿Sabrá un español proseguir su tarea?