¿Qué puede perder España en Marruecos con la Operación Ghali?

¿Qué puede perder España en Marruecos con la Operación Ghali?

Lo que ya se conoce en la jerga periodística como “Operación Brahim Ghali” va a traer consecuencias, y no necesariamente las que calculaban los protagonistas de la misma. Visto de una manera general, todos los actores del drama salen perdiendo; Marruecos quizás no tanto, pero también. 

El origen de la Operación está en Argelia, que alberga los campamentos de refugiados de Tinduf donde el Frente Polisario tiene su cuartel general. Al enviar al secretario general del movimiento independentista a hospitalizarse en España, Argel ha demostrado varias cosas: primero, que no dispone de infraestructuras sanitarias para tratar un cáncer, del que según las informaciones padece Ghali, complicado con el contagio del coronavirus. Segundo, que en lugar de decidir lo mejor para el enfermo, enviándole a Moscú, Ginebra o La Habana, los anfitriones del Polisario lo han utilizado para perturbar las relaciones de España con Marruecos. Tercero, que Argel no es un mero espectador, sino un actor principal del conflicto. Y cuarto, todo el embrollo alimenta la desconfianza de buen número de cuadros y dirigentes del Polisario hacia el poder militar argelino.

El Frente Polisario también sale tocado, porque se hace evidente su dependencia de Argelia, y el poco impacto positivo que ha tenido su declaración de reapertura de las hostilidades con Marruecos rompiendo el alto el fuego firmado en 1991. Lo que ha presentado como “victorias en el frente” se ha saldado con pérdidas considerables, como la del jefe de la Gendarmería saharaui, y la parálisis de su dirección político-militar con la enfermedad del Líder. El Polisario contaba con una gran movilización de solidaridad en España, en Francia, en Europa, África y América Latina, que no se ha producido. La soledad aparece como sinónimo de fracaso.

El Gobierno de Pedro Sánchez también ha salido malparado de la Operación Ghali.  El único beneficio hipotético que era el de mostrar al presidente Sánchez como “protector de los dirigentes saharauis” y ganar rédito político y electoral, es cuestionable. Brahim Ghali ha sido el último de la larga lista de dirigentes del Polisario que reciben cuidados sanitarios en España. Antes fue el fallecido Ahmed Bujari, representante en la ONU; Abdallah Lahbib, que dirige los servicios de seguridad saharauis, y candidato preferente de Argel para remplazar a Ghali a la cabeza del movimiento, y muchos otros más. A pesar de lo cual, en los últimos años las críticas y denuncias del Polisario a España, por abandonar sus responsabilidades, por traicionar sus compromisos contraídos con el pueblo saharaui, o por caer en brazos del régimen de Marruecos, han arreciado. 

Y, por si fuera poco, ahora Marruecos aumenta la tensión con el Gobierno español, a quien acusa de proteger a Ghali sin ni siquiera informar a Rabat de su aceptada hospitalización tras la petición de Argel. Las relaciones políticas entre Marruecos y España, que actualmente están en horas bajas – la reunión de alto nivel no tiene fecha y el rey Mohamed VI se niega a recibir al presidente Pedro Sánchez -, pueden aun reducirse a mínimos. Proyectos importantes en los que España estaba llamada a participar, como el Enlace del Estrecho con el túnel, o el tercer cable de conexión eléctrica entre los dos países, o el programa de modernización de la red ferroviaria marroquí, o la construcción del mega-puerto de Dajla, van a congelarse según han filtrado a ATALAYAR fuentes diplomáticas marroquíes. Lo cual también penaliza a Marruecos, al prescindir de un socio estratégico importante. La cooperación en materia antiterrorista sufrirá de algún modo las consecuencias: afectará a los intercambios de información que regularmente se venían produciendo entre España y Marruecos sobre las redes islamistas radicalizadas que se constituyen en la comunidad marroquí residente en España con cerca de un millón de miembros, así como los posibles grupos yihadistas en formación en Ceuta y Melilla. 

Las relaciones institucionales bilaterales pueden reducirse a mínimos. El único vínculo que se salva, según fuentes de solvencia, será la relación entre los servicios secretos de ambos países, el CNI español y la DGED marroquí. Paz Esteban López y Yassin Mansuri, que los dirigen respectivamente, serán el puente entre el rey Mohamed VI y el rey de España Felipe VI, además del presidente Pedro Sánchez, para evitar que la situación llegue a peores.