SUMAR y sus aliados prevén una ofensiva política contra Marruecos

PHOTO/FILE - Yolanda Díaz

La conformación de las listas electorales para el 23 de Julio ilustra varias enseñanzas para el futuro político inmediato del país. Es una radiografía política del estado real de las formaciones que concurren a los comicios, de sus ambiciones, de sus capacidades, de sus posibilidades y de sus debilidades. 

La primera enseñanza es que el conjunto de la derecha política, el Partido Popular, VOX, junto al Partido Nacionalista Vasco y otras formaciones minoritarias, está convencida de que va a ganar y se prepara ya para gobernar. Sus listas son un muestrario de futuros ministros, secretarios de Estado, altos funcionarios de la Administración. Están tomando posiciones en las casillas de salida. Si no hay sorpresas de último momento, de estas listas saldrá la próxima gobernanza. El “desmantelamiento del sanchismo” que ha prometido el candidato Núñez Feijoo conlleva cambios profundos en el poder judicial, en el legislativo, en las grandes empresas estatales, en las extensas ramificaciones de los ministerios centrales y de los gobiernos regionales que calan en la sociedad civil. Habrá numerosos ceses y numerosas designaciones. Las diferencias internas en los partidos, la difícil “convivencia” entre el Partido Popular y VOX y las alianzas tácticas necesarias que tendrán que hacer quedan a un lado ante la eufórica perspectiva de volver al poder. 

La segunda enseñanza que podemos hacer es que los componentes del actual Gobierno de coalición, aún en funciones, se ven ya perdedores. En sus listas, tanto el PSOE como la nebulosa a su izquierda con la marca SUMAR como bandera, intentan colocar a sus fieles, a quienes puedan garantizar la futura existencia de una oposición capaz de actuar en bloque. Tanto Pedro Sánchez como Yolanda Díaz quieren disponer de dos grupos parlamentarios sólidos, peleadores, con capacidad de iniciativa y deseos de trabar al máximo posible la tarea legislativa del próximo Gobierno de la derecha en España. 

Y es precisamente aquí donde surge la tercera enseñanza; y es que las divergencias que han saltado en público entre los socios de la coalición gubernamental en sus dos años y medio de legislatura no van a resistir los efectos de la más que probable derrota electoral. El PSOE tenderá a volver a su posición de centroizquierda absorbiendo en su seno parte del centrismo liberal con la desaparición de Ciudadanos y también de los desencantados de la izquierda popular, y alineándose en firme con la socialdemocracia europea y europeísta. Mientras que la nebulosa a su izquierda, con las alianzas de último momento entre SUMAR, Podemos y el resto de las formaciones nacionales y regionales de su órbita, tenderá a ocupar el espacio de la radicalidad. Las listas del PSOE muestran que quiere un partido coherente y eficaz de oposición política responsable; las listas de SUMAR y sus aliados, muestran la intención de volver a conquistar las calles y las plazas, que es donde sus dirigentes creen tener más apoyo y posibilidades de supervivencia.

La inclusión de la militante pro-Polisario Tesh Sidi como número tres en las listas de SUMAR en Madrid, por delante del líder de Más Madrid, Iñigo Errejón, y de la número uno de Podemos, Ione Belarra, indica que la futura oposición radical va a hacer de “la cuestión marroquí” un motivo de agitación permanente, no solo en el Parlamento, donde se prevé lluevan las preguntas y proposiciones para entorpecer y deteriorar en lo máximo posible las relaciones entre España y Marruecos, sino en la calle. 

El dúo SUMAR/Podemos volverá a salir a las calles. No le faltarán motivos para justificarlo: la longevidad del conflicto del Sáhara que no tiene visos de terminar en breve; los efectos negativos en la economía española de la crisis con Argelia; el fin previsible de los acuerdos de pesca con Marruecos, al menos en su formato actual (habría que sondear la alternativa de empresas mixtas hispano-marroquíes en el sector); inmigración, narcotráfico, la cuestión de Ceuta y Melilla; aguas canarias y recursos submarinos, etc. 

Si todos los augurios pronostican que el previsible Gobierno de Núñez Feijoo mantendrá los compromisos de “la política de Estado” firmados por su antecesor, tanto en relación con Marruecos, con el Sáhara, con las bases y acuerdos con Estados Unidos, con la OTAN y con la Unión Europea, tendrá que sortear numerosos obstáculos. En su favor intervendrá la buena situación de la economía heredada de Pedro Sánchez y los acuerdos y promesas financieras de los fondos europeos con los que salir adelante.